Toxo tiende la mano a los seguidores de Fidalgo
El nuevo secretario general de CC OO exige a Zapatero que cumpla sus compromisos
Ignacio Fernández Toxo se convirtió en la noche del viernes en el secretario general de Comisiones Obreras por la mínima. Consciente de ello ha empezado su trabajo tratando de tender puentes con los seguidores de su antecesor y rival por el liderazgo del sindicato, José María Fidalgo. Quiere contar con ellos en la ejecutiva para que tengan tareas específicas. Incluso con el que hasta ahora ocupaba su nuevo cargo. "Siempre habrá un lugar para José María Fidalgo en CC OO", dice. No ve problemas en el debate interno: "Se puede discrepar hasta la saciedad y terminar convergiendo en objetivos comunes". Desde la otra parte, están a la expectativa. Se muestran vigilantes y esperan a conocer la propuesta concreta que Toxo les haga.
De puertas afuera, Toxo inició su mandato con varios avisos al Gobierno y críticas al modelo productivo español. "Tomamos la palabra a Zapatero, estamos de acuerdo con él; pero tiene que cumplir los compromisos", dijo ayer en el discurso de clausura en alusión al aumento del 3,5% del salario mínimo. También critica la política de inmigración ("que da una de cal y otra de arena"), y el control de los expedientes de regulación de empleo.
En cualquier caso, no ve grandes "sobresaltos". Zapatero, como la vicepresidenta De la Vega y el ministro de Industria, Miguel Sebastián, le llamó para felicitarle. Por la tarde, tras el congreso, lo hizo el de Trabajo, Celestino Corbacho.
Toxo reconoce a UGT como "algo más que un compañero en la unidad de acción". "Nos unen lazos fraternales". Y subraya que potenciará la lucha por los derechos de los trabajadores en el centro de la sociedad. "Ahí nos encontrarán".
Hombre de gestos, cantó la Internacional, puño en alto, en la clausura y elogió a sus predecesores, Marcelino Camacho, Antonio Gutiérrez y José María Fidalgo.
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