Solbes afirma que el Estado está preparado para intervenir la banca
El BBVA reclama ayudas "de capital" temporales y condicionadas a un plan de saneamiento para las entidades afectadas por la crisis
Tras años y años de libre mercado, el sector financiero y el intervencionismo del Estado son términos que no mezclan bien. Pero la crisis fabrica extraños compañeros de viaje: hasta la gran banca española ve ahora inevitable un papel activo del sector público para salvar a las entidades con problemas. Metido en un bucle endiablado, la banca española sigue resistiendo los embates de la crisis 19 largos meses después del estallido del huracán subprime, que se ha llevado por delante a algunos gigantes de Wall Street y a decenas de entidades grandes y pequeñas en todo el mundo. Aun así, el Gobierno admite que ya hay entidades frágiles. "Hay que estar preparados para una intervención" del Estado en la banca, afirmó ayer el vicepresidente Pedro Solbes.
El ministro apuesta por "recapitalizar a través del Fondo de Garantía"
Solbes, que cerró un acto organizado por el diario Abc, rechazó las nacionalizaciones de bancos, pero abrió la puerta a un amplio abanico de intervenciones del Estado ante la nueva oleada de problemas en el sector financiero. "Nuestra preferencia es utilizar los avales y garantías del ICO, la compra de activos de calidad y las líneas de liquidez", dijo, pero se mostró dispuesto a poner en marcha "recapitalizaciones a través del Fondo de Garantía de Depósitos", en línea con el modelo Banesto.
El visto bueno del Banco de España a las fusiones en el sector -como las que se están planteando en las cajas de ahorros- "también es una forma de intervención del Estado", dijo.
El sector bancario vuelve a estar en el punto de mira -si es que alguna vez ha dejado de estarlo desde el verano de 2007-. El presidente del BBVA, Francisco González, admitió en el mismo foro que aunque en los bancos y cajas españoles no han aparecido hasta ahora problemas de solvencia, "la duración y la profundidad de la crisis serán las que determinen si emergen dificultades en algunas entidades". Los riesgos excesivos asumidos en los últimos años y la escalada del paro y de la morosidad apuntan en esa dirección.
Y si llegan los problemas, el recetario está bien claro: más dinero público. "Entre los mecanismos que hay que tener preparados han de incluirse las ayudas públicas [para la banca], aunque éstas deberían ser temporales y condicionadas a un plan de saneamiento y reestructuración de la entidad afectada", dijo el presidente del segundo banco español.
La intervención del Estado en la banca es ya casi una solución de consenso para medio mundo. Incluso EE UU ha obviado su habitual aversión a hacerse con la propiedad y el control de bancos y prepara un aumento de participación en Citigroup. El Reino Unido hizo algo parecido en el caso del Royal Bank of Scotland, con la conversión de acciones preferentes en capital ordinario. Hasta el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, afirma ahora que la compra de bancos con problemas puede ser la mejor opción para restañar las heridas del sector. El peligro de esa ola de entusiasmo por el protagonismo del Estado, afirmó Solbes, es que tanto EE UU como la UE "están bordeando el proteccionismo financiero". "Hay que buscar fórmulas de intervención que no alteren las reglas del juego del mercado", aseguró.
En el caso español, González defendió que la mejor opción sería la ya testada en las crisis bancarias de los años setenta y ochenta, "la intervención y el saneamiento por parte del Fondo de Garantía de Depósitos, seguida de la vuelta al sector privado de la entidad ya saneada". La intervención de Solbes transitó por una línea argumental paralela. "Hay que despejar todas las dudas sobre la solvencia de las entidades financieras", por lo que el vicepresidente apostó por reconocer pérdidas y sanear los balances "con apoyo público si es necesario". En otras palabras: el Estado vuelve al rescate.
El crédito, a peor
Los avales del Estado y la multimillonaria compra de activos a la banca siguen sin traducirse en una recuperación del crédito. El porcentaje de pymes a las que la banca deniega créditos se triplicó en febrero respecto al mes anterior: esa situación afecta ya al 30% de las pequeñas y medianas empresas españolas, según los datos de una encuesta adelantada ayer por el ministro de Industria, Miguel Sebastián.
El vicepresidente Pedro Solbes explicó que la economía real "sigue sufriendo los efectos de la crisis financiera". Solbes y Sebastián han polemizado en las últimas semanas sobre la carestía de crédito. Para Solbes, "hay una tensión evidente entre los requerimientos a la banca para que conceda crédito y la gestión del riesgo y el imprescindible desapalancamiento del sector". La banca sigue escudándose en la solvencia para explicar el credit crunch: "Un banco responsable no puede conceder crédito más allá de lo que la prudencia exige. Haría un flaco favor a sus clientes y comprometería el futuro de sus accionistas", dijo Francisco González.
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