_
_
_
_
Reportaje:Econonía global

Reino Unido se tambalea... y puede caerse

La economía británica dice adiós a 10 años de extraordinaria bonanza económica y afronta un escenario de posible recesión

Los indicadores de la economía británica han vivido una semana negra. La OCDE ha recortado sus previsiones de crecimiento para el Reino Unido al 1,8% este año y al 1,4% en 2009, frente al 2,0% y al 2,4% previstos hace seis meses. Pero las cosas pueden ir aún peor si se agrava la crisis financiera.

Hace menos de tres meses, al presentar en el Parlamento los presupuestos del corriente año fiscal, el canciller del Exchequer [ministro de Economía], Alistair Darling, presentó unas previsiones de crecimiento del 2% este año y del 2,5% en 2009. Ya entonces fue acusado de optimista, porque la previsión de 22 analistas independientes arrojaba una media del 1,6% este año y del 1,8% el siguiente. En mayo, esos mismos analistas pronosticaban un 1,7% para 2008 y un 1,5% para 2009, satisfechos quizá con los indicadores de los primeros meses de este año, pero temerosos de que la crisis se alargue. El Instituto Nacional de Investigación Económica y Social (NIESR) pronosticaba en su informe de abril un 1,8% este año y el próximo.

El deterioro de las cuentas públicas deja al Gobierno sin margen de actuación
No se descarta que la actividad sufra dos trimestres de contracción

Los indicadores se han tornado más que pesimistas en los últimos días y semanas, y el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, ha advertido de que "la década primorosa ha quedado atrás", ha dado a entender que podría no haber recortes de tipos de interés hasta 2010 debido a que se ha desbocado la inflación y no ha descartado que la economía sufra dos trimestres de contracción, entrando técnicamente en recesión, aunque ese "no es el escenario central".

La economía británica ha entrado en un círculo vicioso muy difícil de romper. El Banco de Inglaterra ha bajado tres veces los tipos de interés desde diciembre, pero los bancos no han trasladado ese recorte a los consumidores por la crisis financiera. Sin créditos o con créditos demasiado caros, ha caído en picado el número de hipotecas, bajan los precios de la vivienda y se empaña el futuro de las constructoras, extendiendo la sensación de crisis. Eso ha acabado retrayendo el consumo, provocando una contracción de los servicios y afectando a las manufacturas.

A su vez, la subida de la energía y los alimentos y el encarecimiento de las importaciones por la debilidad de la libra han disparado la inflación, dejando al Banco de Inglaterra sin margen para seguir recortando tipos. Los expertos temen que la inflación empuje al alza los salarios, recortando aún más los beneficios ya probablemente magros de las empresas por la caída del crecimiento. Y eso afecta directamente al Tesoro, que verá reducidas sus recaudaciones cuando más las necesita porque las cuentas públicas están al límite, recortando también su margen de actuación a través de la política fiscal o la inversión pública.

- La crisis financiera. George Soros se encuentra entre quienes piensan que la crisis se agravará y será larga para el Reino Unido debido al gran peso de su sistema financiero y del sector inmobiliario. Tras las tormentas de agosto en Estados Unidos, la crisis llegó al Reino Unido: los bancos dejaron de prestarse dinero unos a otros, temerosos sobre el nivel de riesgo de la cartera hipotecaria de la otra parte. La crisis de liquidez llevó al colapso el Northern Rock, que acabó siendo nacionalizado.

Pero siguió la inestabilidad y el Banco de Inglaterra, de acuerdo con el Tesoro, puso en marcha una drástica medida de rescate del conjunto del sector al introducir un sistema de liquidez que permitía a la banca intercambiar de manera ilimitada ciertos activos por bonos del Tesoro, inmediatamente canjeables por líquido.

Pese a los mensajes de que lo peor de la crisis financiera ha pasado -y se entra ahora en la etapa de la crisis de la economía real-, el mercado aún no se ha serenado. Esta misma semana, las dudas desatadas sobre la situación de un banco hipotecario relativamente modesto, el Bradford & Bingley, han provocado una caída generalizada de la banca en la Bolsa de Londres.

Las dificultades del B & B han llevado al banco a los números rojos en los cuatro primeros meses del año y le han obligado a vender a bajo precio un paquete del 23% de su capital y a aumentar la prima de su prevista emisión de derechos sobre acciones para sus propios accionistas. Sus problemas han afectado indirectamente al HBOS, que proyecta captar 5.100 millones de euros de sus accionistas y el lunes cayó un 10% en Bolsa.

- El dilema del Banco de Inglaterra. La autoridad monetaria británica se enfrenta al dilema de incentivar el crecimiento o controlar la inflación, el objetivo que le fija su mandato. Alentada por la subida del petróleo, el gas y los alimentos, pero también por los altos precios de la importación de bienes y materias primas debido a la debilidad de la libra, la inflación se ha disparado en un mes del 2%, el objetivo máximo, al 3%. Y todos los analistas aceptan que llegará o incluso superará el 4% en los próximos meses o el año que viene.

Con ese panorama, el banco no tiene prácticamente ningún margen para recortar tipos y el propio gobernador admitió que la inflación no volverá al objetivo del 2% hasta el año 2010.

Tampoco el Gobierno tiene demasiado margen para impulsar la economía, debido al deterioro de las cuentas públicas. El Tesoro también se enfrenta a un dilema: incumplir o no la regla de oro de las cuentas públicas que el actual primer ministro y entonces canciller del Exchequer, Gordon Brown, se impuso a sí mismo: destinar el endeudamiento nuevo de un ciclo económico a inversión, no a gasto corriente, sin que la deuda nueva acumulada supere el 40%.

El Tesoro, que ha llevado el déficit público casi hasta el límite del 3% fijado por la UE, no tiene margen para bajar los impuestos e impulsar así el consumo ni tirar de las inversiones públicas para reanimar la economía. Romper la regla de oro no sería una catástrofe económica pero sí política, precisamente cuando el país se dirige a unas elecciones generales en 2010, sino antes. Su esperanza está en que la debilidad de la libra incremente la exportación.

- La burbuja inmobiliaria. Si en Estados Unidos el estallido de la burbuja inmobiliaria acabó por afectar directamente al sistema financiero, en el Reino Unido ha sido al revés: primero llegó la crisis financiera, y esta ha acabado afectando directamente al sector inmobiliario y a la construcción.

La falta de liquidez y la desconfianza han provocado la paradoja de que, aunque el Banco de Inglaterra ha recortado 75 puntos básicos el precio del dinero con tres bajadas de un cuarto [diciembre, febrero y abril], estas no han sido trasladadas por los bancos a los consumidores. Las entidades han cortado de cuajo sus productos hipotecarios de autoevaluación -es el demandante de crédito quien declara su nivel de ingresos sin aportar prueba alguna de ello-, no aceptan financiar el 100% del valor de una compra inmobiliaria y hasta los clientes con un historial crediticio impecable tienen problemas para encontrar hipotecas si la cantidad solicitada está por encima de sus posibilidades.

Eso ha provocado un colapso en la concesión de hipotecas, que han caído un 43% desde que alcanzaron su máximo a finales de 2006, una bajada más pronunciada que el recorte que se vivió en la crisis de 1988-1992. Esa caída ha afectado a la venta de pisos. Según los datos publicados esta semana por Halifax, el precio medio de la vivienda cayó un 2,4% en mayo, lo que se suma a las caídas del 2,5% en marzo y del 1,5% en abril. La vivienda media ha pasado de costar 255.000 euros en agosto de 2007, récord histórico, a 235.000 euros en mayo pasado, un recorte del 7,7%. El grueso de esa caída (6,3%) se ha producido en los últimos tres meses, a un ritmo que los analistas consideran más intenso que en la crisis de los primeros años noventa, y es de hecho la caída trimestral más severa desde que Halifax empezó a publicar su índice, en 1983. Algunos analistas pronostican una caída del 12% en el conjunto de este año y otro 12% el año que viene.

Esos datos confirman los malos augurios de la Royal Institution of Chartered Surveyors, cuya encuesta de mayo revela que el 95% de los agentes inmobiliarios constataron bajadas de precios en el negocio en abril. La crisis compromete a las constructoras, que el miércoles cayeron entre un 3% y un 10% después de que UBS degradara su consejo de "esperar" a "vender". La Federación de Constructores de Vivienda y la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios pidieron ese mismo día un recorte de tipos, pero, como se esperaba, el Banco de Inglaterra los mantuvo el jueves al 5%.

- Efectos en la economía real. Todos estos datos están afectando ya a la economía real. El miércoles se supo que el sector servicios se está contrayendo por primera vez en cinco años. El índice de compras de los gestores de servicios ha caído de 50,4 puntos en abril a 49,8 en mayo, cuando se esperaba que creciera ligeramente. El índice del empleo en el sector cayó de 51 a 46,5, el más bajo en los 12 años de historia del índice, especialmente en hoteles y restaurantes, reflejando la tendencia de empresas y consumidores a recortar gastos superfluos. Dado el peso de los servicios en la economía británica, es un indicio de que la crisis puede ser larga.

También ha caído (de 50,8 en abril a 50,0 en mayo) el índice de compras en el sector de las manufacturas, en un momento en que el sector vive presiones al alza de los precios de las materias primas. Sin embargo, la OCDE espera que la tasa de paro aumente tan sólo del actual 5,2% al 5,5% este año y al 5,8% el próximo, y pronostica un crecimiento del empleo del 0,8% en 2008 y del 0,1% en 2009.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_