Ocaña prepara su salida de Hacienda para dirigir el 'lobby' de las cajas
El 'número dos' de Salgado estudia una oferta para relevar a Valle en Funcas
El secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, prepara su salida del Ministerio de Economía para incorporarse a las cajas de ahorros -en pleno proceso de reestructuración tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria- como director general de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas, el think tank de las entidades de ahorro), según fuentes cercanas a Ocaña y fuentes financieras. Ocaña estudia una oferta para sustituir en la fundación de las cajas a Victorio Valle, que se incorporó a Funcas en 1995. El número dos del Ministerio -puesto que comparte con el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa- barajaba en las últimas semanas varias opciones, entre ellas la presidencia de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), pero fuentes cercanas al proceso señalan que tiene casi decidido ir a Funcas.
Su nombre había sonado para presidir la Comisión de la Energía
De confirmarse, la salida de Ocaña se producirá presumiblemente en el Consejo de Ministros del próximo viernes.
Economista por la Universidad de Zaragoza y doctorado en Northwestern, Ocaña pasó por el Tribunal de la Competencia, por la Comisión Nacional del Sistema Eléctrico y por la OCDE antes de incorporarse al Gobierno socialista, como secretario de Estado de Hacienda desde 2006 y antes como secretario general de Presupuestos (2004), cargo al que le llevó el entonces vicepresidente Pedro Solbes a través de Miguel Ángel Fernández Ordóñez, secretario de Estado de Hacienda en aquella época y ahora gobernador del Banco de España. Nunca ha acabado de sintonizar con la vicepresidenta Salgado, pese a su prestigio en el Ministerio tras llevar las riendas de la negociación del nuevo sistema de financiación autonómica (especialmente en el acuerdo con Cataluña sobre inversiones). En febrero de 2010 sufrió un duro revés al dar a entender que sería necesario revisar el pacto salarial que garantizaba a los funcionarios mantener su poder adquisitivo, lo que generó una tormenta política, con un rotundo desmentido del Gobierno, que solo tres meses después rompió ese pacto y bajó un 5% el sueldo de los funcionarios.
El de Ocaña ha sido el nombre que más ha sonado para sustituir a María Teresa Costa al frente de la CNE. Pero como es habitual, la quiniela para renovar el órgano regulador del sector energético es muy amplia. Han circulado también los nombres del exsecretario de Estado de Energía, Pedro Marín; el ya consejero de la Comisión Tomás Gómez y hasta algún candidato apoyado por la Fundación Ideas (del exministro Jesús Caldera), crítico con la energía nuclear. Pero el nombre de Ocaña es con diferencia el que más ha aparecido, hasta el punto de que la portavoz parlamentaria del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, aseguró el jueves que el posible nombramiento de Ocaña como presidente de la CNE comprometería la independencia del regulador, que no podrá actuar "sin ninguna sombra de sospecha ni tacha" en uno de los "sectores clave" para la recuperación económica.
La propia vicepresidenta Salgado ha asegurado esta semana que no estaba buscando sustituto para Ocaña. "Mi deseo es que siga y aunque los ministros cada vez mandamos menos, espero que algún caso se me haga", apuntó.
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