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Japón, una recuperación tocada

El terromoto llega en el peor momento para la economía japonesa, acuciada por su alto nivel de deuda.- La noticia arrastra a las Bolsas pero impulsa al yen

Desde el punto de vista económico, el primer impacto del fuerte terremoto que ha sacudido Japón ha sido un acusado descenso de la Bolsa de Tokio, un batacazo de su moneda y el aumento de la entrada de inversores en los denominados valores refugios que viene marcando tendencia durante los últimos meses. No obstante, la paralización de su economía y la destrucción de importantes infraestructuras que ha provocado el movimiento de tierras y los posteriores maremotos amenazan con lastrar los esfuerzos del país, relegado en 2010 a tercera potencia mundial, por consolidar su recuperación.

El terremoto ha llegado justo cuando Japón estaba a punto de dejar atrás la contracción sufrida en el cuarto trimestre de 2010, periodo en el que la economía del país truncó su reactivación por la caída de las exportaciones y del consumo, lo que se tradujo en un descenso mayor de lo esperado del Producto Interior Bruto (PIB) con un retroceso del 0,3% frente al tercer trimestre.

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Hasta hoy, los principales problemas del Gobierno que dirige Naoto Kan eran atajar el alto endeudamiento del Estado y luchar contra la persistente deflación. Pero ahora, las prioridades del Ejecutivo han cambiado: auxiliar a las víctimas e iniciar la reconstrucción de buena parte de la costa este del país. Tradicionalmente, los trabajos de recuperación tras una catástrofe suponen un impulso económico capaz de contrarrestar los efectos de la tragedia ya que incrementa los recursos y el dinero en circulación. No obstante, en el caso de Japón hay que tener en cuenta que supondrá aumentar la deuda pública, que actualmente ya equivale al 200% de su PIB, lo que la convierte en el mayor entre los países desarrollados y ha puesto en riesgo su calificación crediticia de sobresaliente. Tampoco su nivel de déficit, del 10%, ofrece mucho margen de maniobra. "No es la mejor posición de salida para la reconstrucción", ha advertido Robert Subbaraman, del banco Nomura.

Desde Tokio, el Ministerio de Finanzas ha indicado a través de un comunicado que aun es pronto para evaluar los daños causados aunque ha recordado que el fondo contra desastres naturales del Gobierno cuenta en estos momentos con unos 5.000 millones de dólares, aunque el Ejecutivo ya ha anunciado que aumentará su dotación. El Banco Central de Japón, por su parte, ha anunciado que ha puesto en marcha un dispositivo especial para garantizar todas las operaciones financieras. No obstante, con vistas al futuro, el instituto emisor podría verse también obligado a activar nuevas medidas de liquidez, aunque no por la vía de los tipos de interés, que ya están en el 0% para atajar la caída de precios y la atonía de su demanda interna. "Lo ocurrido es realmente lo peor que podría pasarle a Japón y en el peor momento", ha descrito el mediático analista Nouriel Roubini.

El terremoto, considerado como el más fuerte en la historia del país y el más importante en el mundo de los últimos seis años, ha dejado al menos cuatro refinerías de petróleo en llamas y ha obligado a cerrar 11 reactores nucleares. Además, el movimiento de tierra, que ha tenido lugar a las tres menos cuarto de la tarde, ha obligado a las grandes compañías del país como Sony o Toyota a cerrar plantas, algunas de las cuales han sufrido desperfectos. Además, un obrero de Honda ha fallecido en sus instalaciones de Tochigi al desplomarse un muro.

Entre las zonas más afectada por el seísmo, la prefectura de Sendai es importante en el sector de la fabricación de automóviles, al tiempo que también destaca por su producción agrícola, lo que podría derivar en un encarecimiento de los alimentos, según ha señalado a Bloomberg Tohru Nishihama, analista de la aseguradora Dai-ichi Life Research. La región aporta a la economía nipona un 1,7% de su Producto Interior Bruto.

En los mercados de divisas, la noticia ha causado un desplome de yen frente al dólar, donde se ha depreciado un 1,47% frente a los niveles que tenía antes del terremoto. Al final, la divisa ha caído en 0,72 yenes, su mayor recorte en tres meses, hasta un canje de 82,30 yenes por dólar. No obstante, unas horas más tardes y con la previsión de que tanto el Gobierno como los inversores privados deberán repatriar capital invertido en el extranjero para llevar a cabo la reconstrucción de las zonas devastadas, ha recuperado posiciones frente a la moneda estadounidense hasta rebasar los 83 yenes, lo que en cualquier caso no es positivo para su economía porque sube los precios a sus exportaciones y las hace menos atractivas.

Antecedente del terremoto de Kobe

"El ultimo gran terremoto que asoló Japón fue el de Kobe en enero de 1995 y causó daños por más de 100.000 millones de dólares", ha recordado al Financial Times Geoffrey Yu, analista de UBS. Durante los siguientes tres meses, la cotización del yen frente al dólar subió un 20%, "y hay razones para pensar que la reacción ahora será similar", ha añadido. La diferencia entre aquel seísmo y este es que la zona devastada en esta ocasión ni está tan poblada ni tiene tanta presencia industrial como el ocurrido hace 16 años en la costa oeste del país.

En las Bolsas, el principal índice de Tokio, el Nikkei, se ha dejado un 1,7% tras verse sorprendido por el terremoto en los últimos compases de la sesión, aunque también ha llevado a números rojos al resto de parqués asiáticos. En Europa, el movimiento sísmico ha añadido más preocupación sobre la economía en general, lo que ha tirado hacia abajo de las Bolsas de referencia, donde los índices continentales como el FTSEurofirst 300 ha marcado su nivel más bajo en los últimos tres meses, y ha aumentado la demanda del oro y de los valores considerados como refugio.

Por el contrario, los valores más castigados están siendo las compañías reaseguradoras. El hecho de que el mercado nipón de seguros sea mayoritariamente local restringe el impacto derivado del terremoto a estas empresas, a las que traspasan en torno a un 80% del riesgo y en caso de siniestro son las que deben pagar más dinero. Por este motivo las tres más importantes del sector, Munich Re, Swiss Re and Hannover Re, están registrando caídas superiores al 5%. Precisamente, ayer la primera de ellas advirtió de que las catástrofes naturales ocurridas en lo que va de 2011 como las inundaciones en Australia o el terremoto en Nueva Zelanda iban a complicar la tarea de lograr beneficios durante todo el ejercicio, lo que a la larga se taducirá en subidas generalizadas de sus primas. No obstante, según opina en una nota el analista del banco Espirito Santo, Joy Ferneyhough, los efectos del sismo hubieran sido peores desde el punto de vista del sector asegurador si se hubiese centrado en Tokio, que aporta el 40% del PIB nipón.

Gran consumidor de acero

Junto a las reaseguradoras, otras de los sectores que hoy cotizan a la baja por la tragedia de Japón es el acero, ya que la economía nipona es uno de los mayores consumidores de este material.

"Los mercados están en fase de corrección. Si un desastre natural se produce en un momento en que los mercados ya están preocupados por otra cosa, las preocupaciones se suman", ha resumido a Reuters Bernard McAlinden, estratega de inversión de NCB Stockbrokers, en referencia a los otros puntos de tensión del panorama geopolítico internacional: revueltas en los países árabes y crisis de deuda en la eurozona. "Pero no hay motivos que sugieran que las bolsas vayan a derrumbarse. La tendencia de fondo del mercado es que sigue habiendo compradores netos", ha añadido.

Sobre las previsiones de futuro, los analistas calculan que la necesidad de inyectar dinero extra para hacer frente a la reconstrucción ayudará a la larga a la recuperación de Japón, que en todo caso cuenta con una economía lo suficientemente grande como para hacer frente a los efectos del terremoto en su tejido productivo. "A corto plazo, un shock de esta envergadura debilita la económica"", añade Roubini en una entrevista a Bloomberg. Pero, con el tiempo, matiza, los estímulos fiscales podrían tener el efecto contrario.

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