Brotes aún demasiado verdes
Los indicios de que la economía española ha dejado de empeorar son débiles - Sólo algunas estadísticas reflejan un retroceso menos acusado en marzo y abril
"Veo brotes verdes". No, los dirigentes políticos, gobernadores de bancos centrales, periodistas y expertos que repiten la frase sin cesar no han tomado la misma sustancia alucinógena. Ni es un homenaje lejano a la célebre frase del niño de la película El Sexto Sentido -"En ocasiones, veo muertos"-. Es tan sólo otra esas insólitas expresiones que la omnipresente crisis ha popularizado en medio mundo. Pero ésta tiene algo distinto: en una época zarandeada por tormentas financieras, hipotecas basura, inyecciones de liquidez y recesiones históricas, es la primera que da aire al optimismo, aunque sea lleno de cautela. Menos optimismo y más cautela si donde se mira es en la economía española.
"Se ha acabado la sensación de caída libre", opina un experto del BBVA
La morosidad o la Bolsa dan pie a Salgado a anticipar el cambio de rumbo
La teoría de la sustancia alucinógena vuelve a cobrar fuerza si se echa un vistazo a las portadas de periódicos tan recientes como los que se publicaron ayer. En todos ellos la noticia de que Europa sufre la mayor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, como constata la debacle de las economías europeas en el primer trimestre. Los medios de comunicación, un día sí y otro también, reservan un lugar privilegiado a las noticias negativas que, con esta crisis, crecen como setas. Los buscadores de brotes verdes oponen que el resultado es distinto si se aparta la vista del pasado, aunque sea tan próximo, y se acerca la lupa a lo que está ocurriendo en las últimas semanas.
"Estoy contento de poder decir que hay brotes verdes en todos sitios", dijo el viernes el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn. El máximo responsable del FMI suavizó la proclama de optimismo con el consabido llamamiento a la cautela. Más gráfico fue su número tres, José Viñals: "Pueden ser vulnerables a una helada primaveral".
"Es difícil de explicar", concede Rafael Domenech, jefe del servicio de estudios del BBVA para España, "pero lo que cuentan algunos indicadores es que el deterioro económico es un poco menor, que se acaba la sensación de caída libre". Jordi Gual, economista jefe de La Caixa, usa palabras similares para describir las percepciones más recientes sobre la crisis: "La economía ya no cae a plomo, aunque hay que tener cuidado, es peligroso sacar conclusiones definitivas con dos meses de datos menos malos y, que en algún caso, no consideran el efecto de la Semana Santa".
Porque encontrar brotes verdes ahora no es otra cosa que auscultar cualquier parcela de la actividad económica en busca de datos que no sean tan malos como los del mes anterior. El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, gritó ¡eureka! en marzo. Y, desde entonces, los expertos se aplican, con tenacidad de entomólogo, a escudriñar todo tipo de estadísticas.
"Es normal que se busque los primeros indicios de la recuperación en Estados Unidos", opina Gual, "es una economía más flexible que las europeas y allí la respuesta pública ha sido mucho más contundente". Eso no quiere decir, pese a las proclamas del presidente de EE UU, Barack Obama, el horizonte esté despejado. Bernanke destacó una mejora en el gasto de los consumidores en el arranque del año que no se ha confirmado con los datos ventas comerciales de abril. La resurrección de la actividad inmobiliaria, otro brote verde, es todavía muy débil. "Los precios han bajado durante 30 meses seguidos y es posible que sigan bajando, aunque a menor ritmo, otros diez meses más", apunta Gual. Y la Bolsa, que encadenó varias semanas al alza, aunque aún muy lejos de los niveles de hace un año, volvió a números rojos en las últimas sesiones.
¿Qué es lo que miran los analistas para buscar brotes verdes? Estadísticas que ofrezcan nuevos datos cada mes y que, por la naturaleza de la actividad que retratan, tengan algún poder predictivo sobre lo que ocurre con el crecimiento económico o el mercado laboral. "Para nosotros, el más completo es el indicador de sentimiento económico, que anticipa lo que ocurre con el PIB del trimestre", explica Emiliano Carluccio. El indicador, que elabora la Comisión Europea a partir de encuestas a 125.000 empresas y 40.000 consumidores, sintetiza datos sobre la industria, la construcción, el comercio, los servicios y el consumo a partir de preguntas en las que abundan las referencias al futuro más próximo (de tres a 12 meses). Por primera vez desde otoño de 2007, el índice de abril para España fue superior al del mes anterior y anticipa una caída más moderada de la actividad económica.
La OCDE elabora otro indicador, aunque en este caso, no con entrevistas específicas, sino con datos estadísticos (cartera de pedidos industriales, evolución de la Bolsa y los precios de materias primas, encuestas de confianza a consumidores y empresarios de otros organismos) con poder predictivo. Este indicador, en el caso de la economía española, apunta a una estabilización del deterioro en seis meses.
El indicador de Bruselas se traduce en una caída menos acusada en la variación trimestral del PIB entre abril y junio; el de la OCDE anticipa que habrá que esperar a finales de 2009 para ver una caída menos brusca en la comparación interanual. Y los dos encajan con el pronóstico más extendido sobre la economía española: el primer trimestre marcó el punto más bajo de la crisis, aunque en tasa anual el PIB seguirá retrocediendo hasta rondar una contracción del 3,5%.
Los expertos rebuscan en muchas otras estadísticas que dan lecturas parciales para componer una perspectiva general del futuro más próximo. "Nosotros miramos con atención lo que pasa con el gasto en tarjetas de crédito, el consumo de energía eléctrica o de cemento, los indicadores de confianza de consumidores y empresarios, las ventas del comercio al por menor o el índice de producción industrial", enumera Domenech. La vicepresidenta económica, Elena Salgado, citó el rebote de la Bolsa española o el menor incremento de la morosidad para apuntarse al carro: "La economía española tiene algunos brotes verdes, hay que esperar a que crezcan".
El balance de los expertos es muy desigual. "En algunas gráficas, las curvas de variación interanual se empiezan a girar", afirma Nuria Bustamante, experta en economía española de Caja Madrid. "Yo todavía no veo muchos brotes verdes en España", opina Emiliano Carluccio. "Hay un amplio conjunto de indicadores en los que la caída se ha ralentizado en el último mes", opone Domenech.
La lectura directa de las estadísticas que sirven a los expertos para argumentar sus augurios es poco concluyente. Indicadores de lo que ocurre con la construcción (consumo de cemento), la industria (consumo de energía eléctrica) o el turismo (tráfico aéreo y pernoctaciones) vuelven a anticipar un deterioro aún mayor. Otros, como las encuestas de confianza de los consumidores o las ventas del comercio indican una ligera mejora.
Como señalaba el economista jefe de La Caixa, los contados brotes verdes de la economía española apenas se agarran en datos de marzo y abril. Y, estirando la metáfora, todos coinciden en que "van a tardar mucho en florecer, sobre todo en PIB y empleo", como afirma Domenech.
Gual minimiza las sospechas sobre la algarabía con la que se saluda cada brote verde que traen las estadísticas. "Es lógico que se quiera infundir confianza, también hubo un exceso de pesimismo". Las proclamas no cambian el horizonte de la economía española, que enlazará casi dos años en recesión y se acercará a los cinco millones de parados. Pero la estabilidad de los pronósticos es otra muesca en el largo camino hacia la recuperación. "Antes, cada nuevo dato te obligaba a revisar a la baja las previsiones. Ya no pasa, por fin los últimos indicadores coinciden con los escenarios previstos", señala Bustamante. Eso, en medio de una recesión tan brutal, es otro brote verde. Por raquítico que parezca.
La tardía recuperación del paro
Si en el conjunto de la economía, hay algunos indicios de que lo peor ha pasado, en el mercado laboral los brotes verdes no acaban de prender. Los registros de los Servicios Públicos de Empleo parecieron dar en abril las primeras señales de un deterioro menos acusado. Pero cuando se corrigen las distorsiones creadas por la Semana Santa (en 2008 se celebró en marzo, este año en abril), las conclusiones no dan pie al optimismo. El paro registrado, que en tasa interanual aumentó un 56% en marzo, creció sólo unas décimas menos en abril si se mantiene la comparación con el mismo mes del año anterior.
La corrección del efecto de la Semana Santa hace que, en abril, el descenso de las afiliaciones de la Seguridad Social (6,8% en tasa interanual) vuelva a ser peor que en el mes anterior (un recorte del 6,5%). En el mercado laboral, los brotes verdes, o apenas despuntan, o no existen aún, según donde se mire.
"La tasa de paro será el último indicador en mejorar, eso sólo ocurrirá cuando el empleo generado por la economía sea superior al incremento de la población activa. Tardaremos mucho en verlo", señala Rafael Domenech, del servicio de estudios de BBVA. "La construcción no ha tocado fondo, seguirá destruyendo empleo", advierte Emiliano Carluccio, del Instituto Flores de Lemus.
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