El BCE acude en ayuda de los bancos ante el riesgo de una grave crisis de liquidez
El miedo a que la crisis hipotecaria de EE UU se extienda por todo el mundo hizo tambalearse ayer a las bolsas y llevó al Banco Central Europeo (BCE) a efectuar la mayor inyección de dinero de su historia para apuntalar el mercado bancario de la zona euro. Tras constatar las enormes dificultades de los bancos para recabar dinero prestado, el BCE concedió créditos por valor de 95.000 millones de euros a 49 entidades a un interés del 4%. La intervención se produjo poco después de que BNP Paribas, el mayor banco de Francia y segundo de la zona euro, anunciase el bloqueo de tres fondos de inversión valorados en 2.000 millones de euros por su vinculación con la crisis de las hipotecas de alto riesgo en EE UU.
Las Bolsas de todo el mundo se tambalean y la mayoría de los grandes bancos cierran con retrocesos
BNP Paribas bloquea tres fondos y da la alarma sobre un contagio a Europa de la crisis hipotecaria en EE UU
La mayor aseguradora del mundo advierte del peligro del aumento de la morosidad
La Reserva Federal también abre el grifo y el Bundesbank anuncia medidas
El banco emisor inyecta 95.000 millones de euros en el sistema, una cantidad récord, superior a la del 11-S
Esa medida implica que los clientes que hayan depositado su dinero en esos fondos no pueden retirarlo por el momento. El motivo esgrimido por el banco es que por ahora es imposible saber el valor de esos fondos y, por tanto, lo que corresponde a cada cliente.
El BNP es el último banco en sufrir en carne propia los serios apuros que atraviesa el mercado hipotecario estadounidense, que han llevado a la quiebra a varias entidades crediticias. Según la entidad francesa, es imposible calcular el valor de algunas inversiones efectuadas por sus tres fondos en una situación tan incierta como la actual. Las acciones del banco francés cayeron un 3,37% en la bolsa de París, hasta los 82,75 euros.
El BCE decidió actuar después de que los tipos de interés a un día que los bancos se cobran unos a otros por prestarse dinero en euros subieran al 4,62%, su nivel máximo en seis años, como reflejo del miedo a que más entidades crediticias se vean afectadas por la crisis. La acción decidida del banco emisor hizo que los tipos bajaran de manera inmediata al 4,1% y que el mercado recuperara la calma.
Aunque el BCE calificó su intervención de "ajuste fino", se trata de la mayor operación de esa naturaleza en sus nueve años de historia, superior a los 69.300 millones de euros que inyectó en el mercado bancario el 12 de septiembre de 2001, un día después de los atentados terroristas de Nueva York y Washington. Al anunciar su intervención, el BCE dijo estar dispuesto a poner a disposición de los bancos el dinero necesario para asegurar la estabilidad del mercado.
Del mismo modo respondió poco después la Reserva Federal (Fed), informa Sandro Pozzi desde Nueva York. El banco central estadounidense inyectó 24.000 millones de dólares en el sistema bancario para dotarlo de liquidez y calmar los ánimos.
Y el banco central alemán (Bundesbank) también anunció medidas para contener el avance de la crisis. A iniciativa suya, los principales bancos alemanes crearon un fondo para apoyar al Deutsche Industriebank, que atraviesa graves dificultades por las pérdidas sufridas en el mercado hipotecario de alto riesgo, o subprime, en EE UU. El fondo, que será gestionado por el banco KfW, de titularidad pública, cubrirá hasta un máximo de 3.500 millones de euros de esas pérdidas. En Bruselas, la Comisión Europea dio un plazo de 20 días laborables al Gobierno de Berlín para que aporte información sobre la situación del Deutsche Industriebank, participado por el Estado alemán.
El temor a que la crisis hipotecaria surgida en EE UU se extienda a todo el sistema bancario y a la economía en general fue patente en los mercados bursátiles durante todo el día y afectó principalmente a los bancos. Muchos inversores optaron por los bonos y el yen como refugio de su dinero.
La Bolsa de Nueva York registró la mayor caída porcentual en cuatro años (desde marzo de 2003), con un 2,83% en el índice Dow Jones de valores industriales. El Nasdaq perdió un 2,16%. El principal indicador de la Bolsa de París cayó un 2,17%, mientras las pérdidas alcanzaron un 2% en el mercado alemán y un 1,92% en Londres. Menor fue el impacto en la Bolsa de Madrid, donde Ibex 35 bajó un 1,1%. Las caídas fueron más notorias entre los bancos: las acciones del Santander bajaron un 1,35% y las del BBVA un 1,48%. El banco europeo más afectado por la volatilidad fue Barclays, cuyos títulos perdieron el 4,35% de su valor.
"Nadie sabe cuál es la magnitud exacta de los problemas crediticios actuales y quién está más expuesto a mayor riesgo, pero está claro que están socavando la confianza en todo el sistema", declaró Charles Diebel, director de estrategia de tipos de interés de la firma Rojura Internacional, a la agencia Reuters. Aunque la economía mundial da señales de buena salud, una prolongación excesiva de la volatilidad en los mercados crediticios podría menguar los resultados de las empresas y forzar a los consumidores a reducir sus gastos, con el consiguiente daño a la actividad económica general.
AIG, la mayor aseguradora del mundo y una de las principales entidades de crédito, echó ayer un nuevo jarro de agua fría sobre el mercado, al anunciar que la morosidad está aumentando entre clientes solventes, con menor riesgo que los llamados subprime. Ello indica que la amenaza sobre el mercado crediticio se extiende. En una presentación ante analistas, AIG advirtió de que los embargos aumentarán, con lo que se producirá una reacción en cadena: los clientes se quedarán sin casa, los acreedores perderán su dinero y las administraciones verán menguar sus ingresos fiscales.
La intervención de la Reserva Federal fue interpretada en el mercado de bonos de Chicago como anticipo a una rebaja de tipos de interés en EE UU, quizás en septiembre. El jueves es el día en el que la Fed anuncia las reservas que inyecta en el sistema, pero la maniobra de ayer duplicó la cantidad normal sólo dos días después de que decidiera dejar el precio del dinero intacto en el 5,25%.
Al anunciar que no había cambios en los tipos, la Fed dijo que le preocupaba más el riesgo de inflación que una recesión provocada por el mercado inmobiliario. Sin embargo, tuvo que reconocer que las actuales condiciones de crédito pueden ser duras para algunas familias y empresas.
Estas inyecciones de capital, de carácter temporal, persiguen elevar el efectivo disponible para los bancos afectados por las pérdidas en el negocio de hipotecas de alto riesgo y, de paso, calmar a Wall Street. El Departamento del Tesoro aseguró que tiene la situación bajo control.
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