Argentina quiere compartir la crisis
Buenos Aires pretende que Brasil ceda parte del gas que le vende Bolivia - Lula, Fernández y Morales se reunirán para buscar soluciones a la escasez
No hay más cera que la que arde. Éste es el mensaje con el que llega hoy a Buenos Aires el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ante la petición de su anfitriona argentina, Cristina Fernández, y la mediación del mandatario boliviano, Evo Morales, para que Brasil ceda a Argentina parte del gas que importa de Bolivia. Un gas que es fundamental para evitar el colapso energético que se avecina en el próximo invierno austral.
La crisis energética suramericana ha pasado de ser un hipotético escenario a una amenaza real ante la cual todos los Gobiernos de la región están adoptando medidas de urgencia para evitar que dentro de pocos meses comiencen los cortes masivos del suministro de energía. Y la tensión política comienza a notarse.
La visita de Lula a Argentina iba a ser en principio una visita bilateral, la primera importante desde que Fernández asumiera la presidencia de país. Sin embargo, ambos Ejecutivos han acordado sumar al encuentro que celebrarán el sábado al presidente boliviano, cuyo país es el mayor suministrador de gas de la región y tiene las mayores reservas del continente.
Pero contar con reservas —a 5.000 metros de profundidad y sin explotar todavía— no significa poder abastecer la creciente demanda de sus clientes. Argentina consume en la actualidad tres millones de metros cúbicos diarios y Brasil, 29 millones. Y ése es todo el gas que puede exportar Bolivia a plena producción.
El problema estriba en que Argentina necesita de forma urgente que se le suba el suministro a siete millones de metros cúbicos, pero Bolivia sencillamente no tiene de dónde sacarlos. El vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, así lo ha confirmado y ha deslizado que la solución pasaría por que parte del gas destinado a Brasil se traspase a Argentina, quien además paga un precio muy superior por unidad de gas comprada.
El ministro de Exteriores brasileño, Celso Amorim, ha rechazado totalmente dicha posibilidad. "La fórmula para nosotros es simple: existe un compromiso de venta de gas para Brasil y Brasil no puede renunciar, a priori, a ese compromiso", subrayó.
En privado, representantes brasileños no ocultan su malestar por las presiones que va a recibir Lula en Buenos Aires. "Este año hay una gran sequía en Brasil, lo que significa que producimos menos electricidad que normalmente. ¿Pretenden que cortemos voluntariamente la luz a nuestra gente para evitarle problemas a la presidenta argentina?", ha subrayado una fuente oficial brasileña a este diario.
Brasil, cuya industria depende casi totalmente del gas boliviano, va a recalcar que los contratos actuales han sido firmados con Morales y su Administración.
Entretanto, la situación de emergencia energética en Suramérica ya ha llegado. Argentina está técnicamente al límite de su capacidad de consumo de electricidad y, en caso de sobrepasarlo, no puede recurrir a Brasil, como en anteriores ocasiones, para adoptar soluciones provisionales de urgencia. Hace tres semanas, Lula nombró un nuevo ministro de Energía y trató de tranquilizar a la población y al mundo financiero asegurando que el crecimiento económico del país no corre riesgos por la falta de suministro. Pero los expertos advierten de que las reservas hidroeléctricas están bajo mínimos y que, si el gas también falta, habrá que racionar la energía. "Y el calor se soporta, pero el frío no", señala la misma fuente.
Precisamente para evitar los cortes en el suministro, Chile ha lanzado un plan de racionamiento energético cuyos primeros pasos consistirán en el cambio de hora oficial y en una reducción del voltaje en las líneas. En Santiago, las palabras del vicepresidente boliviano han causado honda preocupación. El país suramericano se halla inmerso en un gigantesco proyecto de construcción de siete centrales hidroeléctricas en la cordillera de Los Andes, así como de la línea de alta tensión más larga del mundo. Chile importa toda la energía que consume y el gas lo recibe precisamente de Argentina, un país que, literalmente, va a cerrar el grifo.
Si las gestiones con Lula no llegan a buen puerto, Argentina todavía puede jugar la baza venezolana. De hecho, Fernández se desplazará a Caracas a principios del mes próximo para firmar un acuerdo de intercambio de energía por alimentos.
Y es la perspectiva de que Argentina se eche aún más en brazos de Venezuela la que puede hacer variar la postura de inmovilidad brasileña en la negociación del sábado.
El conflicto palestino, en Suramérica
El conflicto palestino-israelí surgió ayer como una de las cuestiones centrales de la reunión de cancilleres de América del Sur-Países Árabes (ASPA), un foro que reúne en Buenos Aires a representantes de 34 naciones. El encuentro, que concluye hoy, es preparatorio de la cumbre de jefes de Estado de ASPA, que se celebrará en Doha (Quatar) en la segunda mitad del año para fomentar el diálogo entre las dos regiones.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.