Comienza el baile de las plusvalías
Conozca cómo le afecta la recién anunciada reforma de la tributación del ahorro
Después de muchos dimes y diretes, ya se conoce la intención del Gobierno -lo anunció en la presentación de los Presupuestos del Estado para 2010- en relación con la tributación del ahorro. Se resume en una breve frase: "Subida del tipo de gravamen de las rentas del ahorro del 18% al 19% para los primeros 6.000 euros y el resto al 21%". Según el Ejecutivo, el impacto de esta medida fiscal será de 800 millones de euros adicionales para las arcas del Estado. ¿Cómo afectarán a mi bolsillo estos cambios? ¿Me conviene modificar mi estrategia de inversión? Éstas son las principales conclusiones de la reforma fiscal.
- Un amplio depende. Los rendimientos del capital (intereses de cuentas corrientes o depósitos; rendimientos de obligaciones o bonos, rentas vitalicias...); los dividendos, los seguros y las plusvalías (ganancias por compraventa de inmuebles, acciones, fondos de inversión...) verán aumentar su carga tributaria. ¿En cuánto? Pues... se abre un amplio depende. El impacto puede ser desde nulo -por ejemplo, dado que existe una exención total para los primeros 1.500 euros en dividendos, quien no llegue a percibir esta cantidad seguirá sin pagar impuestos por ellos, salvo que también se toque este límite- hasta prácticamente el 16,66%.
El impacto puede ser desde nulo hasta prácticamente el 16,66%
Trasladar pérdidas al ejercicio 2010 será, en principio, más rentable
Los fondos ganan atractivo frente a la inversión directa o los depósitos
Los dividendos hasta 1.500 euros siguen, de momento, exentos
Como mínimo, quien obtenga ganancias a partir de 2010 por la compraventa efectiva de acciones, fondos de inversión o inmuebles, o cobre intereses de un depósito... pagará un 5,55% más de impuestos, que es exactamente el incremento porcentual que supone pasar del 18% al 19%. Los primeros 6.000 euros de ganancias o rendimientos en 2009 costarán 1.080 euros; en 2010, 1.140 euros. A medida que aumenten los ingresos por esta vía, mayor será el coste fiscal: por ejemplo, para unas plusvalías por fondos de inversión vendidos efectivamente -hay que recordar que sólo tributan en este caso y no cuando se hace un traspaso entre fondos- de 10.000 euros en 2009 se pagarán 1.800 euros de impuestos; en 2010, 1.980, un 10% más. Si estas ganancias subieran hasta los 30.000 euros, el esfuerzo fiscal adicional sería del 14,44%, pero si se elevaran hasta, por ejemplo, los 80.000 euros -piénsese en un inmueble-, éste sería del 15,83% y así iría aumentando a medida que las plusvalías fueran creciendo.
- Calendario y calculadora. El anuncio mismo de esta intención fiscal puede modificar las decisiones de inversión y ahorro de los particulares. Conscientes de que, en general y en mayor o menor medida, aumenta la carga tributaria a partir de 2010, de alguna manera se ven invitados a hacer efectivas sus inversiones en los meses que quedan para cerrar 2009, cuando, tal vez, no era ésta su previsión.
También cuenta esta invitación -no hay que olvidarlo- para algo más simple como los depósitos. Contratar hoy un depósito de 100.000 euros a dos meses al 2% genera un rendimiento bruto de 334,25 euros que, tras impuestos (60,16 euros), se quedarán en 274,08 euros; retrasar la decisión de hacerlo un mes y medio supondrá que estos ingresos bajarán a 270,74 euros, un 1,22% menos. En estos últimos meses del año, en los que inversores/ahorradores empiezan a hacer cálculos para, de alguna manera, apañar su próxima declaración de renta -el objetivo es, siempre y cuando existan plusvalías, hacer efectivas si es posible las minusvalías para compensar unas con otras-, introducir este elemento adicional complica mucho los cálculos. Trasladar pérdidas al año 2010 será, en principio, más rentable, dado que compensarán ganancias como mínimo al 19% y hasta el 21%.
- Se acabó la neutralidad. Efectivamente, la posible subida de impuestos no hace distinciones entre productos financieros. En todos los casos se pasa del 18% al 19% para los primeros 6.000 euros y al 21% a partir de este límite. Sucede, sin embargo, que al aumentar la carga tributaria -entre un 5,55% y hasta un 16,6% para los contribuyentes- sí afloran algunas diferencias entre unos y otros, al menos de forma relativa, saltándose la neutralidad fiscal que se persiguió en la última reforma del IRPF. Los fondos de inversión ganan comparativamente algún atractivo al permitir modificar la estrategia de inversión sin tributar. Mientras no se vendan las participaciones, sólo se traspasen, no hay impuestos. En las acciones, no cabe esta posibilidad y el coste de oportunidad de elegir esta vía de ahorro sería simplemente mayor en 2010 que ahora. Algo similar sucede si se comparan los rendimientos vía depósitos o vía dividendos; la exención que rige para estos últimos ofrecerá en el futuro más ventajas relativas.
- El fisco le vigila. La posibilidad de que se aplique este nuevo sistema tributario para el ahorro complica el cálculo real de los impuestos a pagar. En la actualidad ya conviven al menos dos formas distintas de hacerlo, por ejemplo, en el caso de las plusvalías sobre fondos, acciones o inmuebles. No hay que olvidar que quienes son titulares de estos bienes con anterioridad al 31 de diciembre de 1994 tienen derecho a aplicar, a la hora de calcular sus impuestos, los llamados coeficientes de abatimiento -se reducen en distintos porcentajes estos beneficios en función de su antigüedad- sobre las plusvalías acumuladas hasta el 20 de enero de 2006; para los demás, no hay ningún descuento. Establecer un tercer sistema, en esta ocasión de tramos, es una nueva complicación.
Las Sicav, a salvo
Desde el mes de agosto el Gobierno fue lanzando globos sonda acerca de posibles cambios en la fiscalidad del ahorro. La insistencia del Ejecutivo de que la reforma impositiva iba a afectar sobre todo a las rentas más altas sembró en el mercado cierto consenso acerca de que los cambios impositivos iban a recaer en las sociedades de inversión variable (Sicav), el vehículo de inversión favorito de los grandes patrimonios.
Finalmente, la fiscalidad de estas sociedades, salvo sorpresa en el trámite parlamentario de los presupuestos, no se modificará. Es decir, las Sicav seguirán tributando al 1% en el impuesto de sociedades (como hacen, por otra parte, los fondos de inversión de los pequeños ahorradores) y sus accionistas pasarán a pagar el 21% (es obvio que manejan más de 6.000 euros) por las plusvalías que acarreen sus inversiones.
Las Sicav más importantes del mercado español son de Amancio Ortega, Alicia Koplowitz y la familia Del Pino.
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