El secreto de Robben
El holandés del Chelsea revela en la revista del club que ha pasado los últimos meses curándose de un cáncer de testículos
La irrupción de Arjen Robben en el grupo más selecto de los futbolistas europeos coincidió con su cáncer de testículos. En agosto de 2003, cuando jugaba en el PSV Eindhoven, se anunció que le habían detectado un "tumor benigno" o "un quiste", según la prensa holandesa. El miércoles, diez meses después de fichar por el Chelsea y a un año de que Alex Ferguson le invitase a visitar las instalaciones del Manchester, el jugador, de 20 años, confirmó que era un cáncer. El anuncio coincidió con la noticia de su curación y evidenció que disputó la última Eurocopa mientras luchaba contra su enfermedad.
"Tenía mucho miedo", dijo Robben a la revista mensual del Chelsea; "vivir sin que el fútbol fuera lo más importante fue algo difícil. La espera fue terrible. No sabía qué iba a pasarme. Cuando supe la noticia de mi curación, sentí un gran alivio".
"Vivir sin que el fútbol fuera lo más importante fue algo difícil. La espera fue terrible"
Según la BBC, el técnico del club londinense, el portugués José Mourinho, dio descanso a Robben el martes, en el partido de la Champions contra el Oporto, porque creía que estaba pasando un momento difícil a la espera de los últimos exámenes médicos. Luego, al conocer su curación, Robben decidió hablar al fin de una enfermedad que ha golpeado a futbolistas como Roa (Albacete), Molina (Deportivo) o Penev (Valencia). "Es bueno ponerlo en el dominio público", dijo Robben; "¿por qué vas a sentirte incómodo al hablar de algo así? Ahora que estoy curado, me siento tranquilo y es bueno que lo diga. Puede ocurrirle a cualquier hombre en cualquier momento y puede llevar a consecuencias terribles".
Robben se incorporó a última hora a la selección de Holanda para disputar la Eurocopa de Portugal, en junio. El delantero, que alegó "roturas fibrilares", se sometió a una intervención quirúrgica a principios de año. Cuando fue convocado para el gran torneo internacional, apenas había jugado dos partidos oficiales con el PSV -terminó el curso en él tras ser contratado por el Chelsea-, en tres meses. El seleccionador, Dick Advocaat, no lo alineó en el estadio del Dragón, en Oporto, para enfrentarse a Alemania en la cita inaugural. Su incipiente calvicie no pareció alertar a nadie. ¿Por qué iba a estar enfermo? En el siguiente partido, contra la República Checa, Advocaat sentó a Zenden para siempre y Robben jugó como si nunca hubiese sufrido un problema muscular en su vida: fue el mejor sobre el césped -dio dos pases que terminaron en gol- y se consagró como una de las revelaciones más espectaculares del torneo. El miércoles confesó a la revista oficial del Chelsea que, por entonces, no estaba totalmente curado de su cáncer de testículos.
Aislado Van Nistelrooy en la punta del ataque, deprimido Kluivert y despreciado Van der Vaart, la aportación de Robben sirvió para sostener a Holanda hasta su caída en las semifinales ante Portugal. El futbolista que saltó a la fama en el PSV se confirmó como un extremo zurdo perfecto. Hábil, rápido, determinado y sin miedo. Con un coraje que le asoma en la mirada fría y despiadada, su traspaso al Chelsea ha constituido el éxito más grande en la política de fichajes de Roman Abramovich. Ayer, después de un año de tratamiento contra el cáncer y de competición, dijo que su carrera acaba de empezar.
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