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10 razones que hacían especial a Ballesteros

1. Era carismático. Puede decirse que ningún jugador de este deporte ha tenido tanto carisma como Severiano Ballesteros. Arnold Palmer fue quien más se acercó, pero es discutible que Palmer tuviese ese magnetismo animal intangible de Ballesteros que arrastraba a la gente. Seve era capaz de iluminar una habitación por el simple hecho de entrar en ella, o con solo desplegar su resplandeciente sonrisa.

2. Tenía el atractivo de una estrella de cine. No es exagerado pensar que Seve podría haber sido una estrella de cine en otra vida. Indudablemente, tenía el porte que hacía que la gente se volviera a mirarlo, sobre todo en los corros de mujeres -tanto las aficionadas al golf como las que no lo eran-.

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3. Era un genio. Incluso actualmente, muy pocos jugadores son capaces de sacarse esos golpes audaces con los que Seve se atrevía cuando estaba en su mejor momento. Parte de su atractivo consistía en verlo golpear la bola desde sitios imposibles, a lo que seguía la fascinación de ver cómo convertía lo que parecía un desastre seguro en un par o incluso un birdie.

4. Tenía un orgullo inmenso. Seve no se andaba con tonterías. Era un hombre orgulloso que se consideraba tan bueno o mejor que cualquier otro jugador. Esta fue una de las razones que lo llevaron de unos comienzos humildes a convertirse en el mejor jugador que ha dado nunca Europa.

5. Era inspirador. No está claro que España hubiese podido producir jugadores como José María Olazábal, Sergio García y tantos otros de no ser por Seve, quien demostró que los españoles de a pie podían alcanzar la cumbre en un deporte esencialmente elitista.

6. Fue un pionero. Así como Seve inspiró a sus compatriotas, demostró a todos los profesionales del circuito europeo que podían romper el monopolio estadounidense en los principales torneos de este deporte. Fue el primer jugador europeo en ganar el Masters cuando venció en Augusta en 1980. Aquello impulsó una serie de éxitos europeos con las victorias de Bernhard Langer, Sandy Lyle, Nick Faldo, Ian Woosnam y José María Olazábal.

7. No se arrugaba ante Estados Unidos. Además de su orgullo, tenía la absoluta convicción de que los europeos podían hacer todo lo que hiciesen los estadounidenses. Seve intentó jugar en Estados Unidos, pero no le gustó nada. Así que regresó a Europa y dedicó su carrera a conseguir que el circuito europeo fuese casi tan duro como el estadounidense.

8. Convirtió la Copa Ryder en un éxito. La Copa Ryder no sería el torneo que es hoy de no ser por Seve. Hizo de ella su cruzada personal, y convenció a otros europeos de que podían derrotar a los estadounidenses. Cuando Europa perdió por un punto en 1983, Seve reprendió a sus compañeros de equipo: "¿Por qué os habéis quedado todos pasmados?", gritó Seve. "¿Qué os pasa? Ha sido un gran triunfo, un grandísimo triunfo. Esto demuestra que podemos derrotarlos. Tenemos que celebrarlo".

La confianza reinaba ya cuando se acabaron las celebraciones. Desde entonces, ningún equipo europeo se ha sentido inferior al de Estados Unidos. "Seve encendió la mecha en 1983", dijo Nick Faldo. "Para 1985, ya sabíamos que podíamos hacerlo, que podíamos ganar la Copa Ryder".

9. Estimulaba a los jóvenes talentos. Más de un jugador ha contado que Seve se tomó la molestia de darle ánimos. Ernie Els conoció a Seve al principio de su carrera, y le sorprendió que Seve insistiera en decirle que tenía talento para ser un gran jugador. "Significó mucho para mí", ha declarado Els.

10. Convirtió el European Tour en un éxito. Seve consiguió que el European Tour resultase atractivo para los patrocinadores. Su carrera coincidió con los primeros años del Tour, y ningún otro jugador hizo tanto como él para consolidarlo. "Lo que se necesitaba era una estrella. Seve se convirtió en esa estrella, y lo fue por mucho tiempo", dijo Ken Schofield, ex director ejecutivo del European Tour. "Lo adoraban allá donde iba. Se ganaba a la gente".

Los jugadores del circuito europeo no estarían jugando ahora por esas enormes sumas de dinero en premios si Seve no hubiese abierto camino. Todo jugador europeo tiene una inmensa deuda de gratitud con Seve.

* Alister Tait es un veterano colaborador de la revista Golfweek y cubre el European Tour. Asimismo ha escrito una biografía de Severiano Ballesteros.

El capitán del equipo de Europa, Severiano Ballesteros, muestra la copa Ryder, conquistada en Valderama, Cádiz, el verano de 1997. Ballesteros ganó tres Open Británicos, dos Open de Augusta y seis Ryder Cup, entre otros campeonatos.
El capitán del equipo de Europa, Severiano Ballesteros, muestra la copa Ryder, conquistada en Valderama, Cádiz, el verano de 1997. Ballesteros ganó tres Open Británicos, dos Open de Augusta y seis Ryder Cup, entre otros campeonatos.EDUARDO ABAD (EFE)

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