La 'pichicata' de Eufemiano
Los deportistas que se ajustaban con el grupo de Eufemiano Fuentes, pagaban, según documentos de la investigación, una cuota anual que incluía planes de entrenamiento, análisis, tratamientos y servicios de transfusión. Pero en esa cantidad fija, que variaba según el nivel del atleta, entre 50.000 y 70.000 euros más primas, que se podían negociar individualmente, según objetivos, o que se podían regular por un modelo, otros 50.000 euros por ganar el Tour o 30.000 por ganar la Vuelta, por ejemplo, no se incluían dos conceptos.
Por un lado, siguiendo el vocabulario del grupo, estaban los gastos por siberia, sangre congelada, y, por otro, los gastos de pichicata, palabra que en Latinoamérica se utiliza para designar la droga, especialmente la cocaína, y que para los pacientes de Eufemiano Fuentes y sus colegas no era otra cosa que los medicamentos, los productos dopantes que suministraban y que los deportistas estaban obligados, así lo piensa la policía, a adquirir del médico y de sus compañeros.
Y la pichicata no es barata, precisamente, fuera verdadera, EPO o Igf-1 pata negra, o fuera falsificada, hormona del crecimiento elaborada en Cullera o importada de clandestinos laboratorios chinos.
En sus informes, la Guardia Civil indica que las cantidades de medicamentos intervenidos en los registros eran escasas ya que los deportistas no se las administraban allí mismo. Allí los compraban y ya en sus casas los preparaban y los conservaban.
Un tito, argot para el Igf-1, también conocido como grope, costaba 300 euros, que daban para 10 dosis. El usuario mezclaba el polvo con agua destilada y el total lo dividía en diez jeringuillas que guardaba en el congelador. Según las iba necesitando para cumplir con la prescripción, las iba descongelando. Dado que es indetectable, no hay problema, aunque su uso se recomendaba para las épocas de entrenamiento fuerte o de preparación.
En sus presupuestos de ingresos, según alguno de los documentos intervenidos, el grupo de Eufemiano Fuentes -cuyo salario base para 2006 era de 150.000 euros- tampoco contaba con los beneficios de la pichicata al asignarse su sueldo. Los investigadores consideran que este extra se lo sumaban individualmente según el papel que hubieran interpretado durante el proceso de comercialización y adquisición.
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