La maldición del lateral zurdo
La aparición de Coentrão en Portugal es una amenaza para España y una revolución en un mercado con sequía de carrileros izquierdos
En Zaragoza le recuerdan como a esos atracadores que tras dar el golpe se dedican a derrochar el botín imprudentemente. Era un canijo resabiado de 20 años que prefería trasnochar antes que entrenarse. No le preocupaba dejar que el tiempo pasara, inconsciente de que para un futbolista profesional el tiempo es un capital de valor doble. Por si fuera poco, era zurdo. Y ya se sabe que los zurdos, como dice el hondureño Julio César de León, "son misteriosos".
Fabio Coentrão se llamaba aquel extremo casquivano y lumpen a quien los técnicos del Zaragoza no imaginaron resurrección posible. Le perdieron el rastro en el invierno de 2008. El viernes pasado reapareció en las costas del Índico, en el puerto de Durban, reconvertido en lateral zurdo y haciendo el partido de su vida en esa posición retrasada. Llevaba la camiseta de Portugal y le puso el candado a las proyecciones de Alves y Maicon, evitando que Brasil se desplegara por el costado que suele darle más salidas a sus jugadas. Al salir del campo luciendo las mechas rubias que ahora gasta, y tras observar que Portugal sigue sin recibir un gol, no se reprimió: "Soy el mejor lateral izquierdo del mundo".
Tras el partido contra Brasil se proclamó "el mejor" carrilero del mundo por su banda
El Benfica le repescó del Rio Ave y le retrasó desde la posición de extremo
Si la presunción de Coentrão es una afirmación con fundamento o una fantasmada se sabrá el martes cuando se enfrente a España. Cuando Torres, Iniesta, Ramos, o el que caiga por su zona, calibre si sus condiciones están a la altura de ese lateral zurdo extraordinario que el mundo del fútbol espera desde hace años. La Copa del Mundo ha sido el escenario de laterales zurdos fantásticos, pero esta competición los echa de menos. El puesto parece maldito. La sequía ha castigado a clubes y equipos nacionales. Desde que Marcio Santos hizo su exhibición con Brasil en 1958 y 1962 la sucesión se ha asegurado con nombres de mucho peso, algunos aristocráticos, otros simplemente decisivos: Marzolini, Facchetti, Breitner, Cabrini, Briegel, Maldini, Roberto Carlos, Cole y, en el último Mundial, Grosso.
Tras su paso por Zaragoza el Benfica lo prestó al Rio Ave, en su ciudad natal, Vila do Conde. Fue como rehabilitar a un pendenciero mandándolo a una trifulca. Paradójicamente, el viaje de regreso a las fuentes hizo efecto. Allí, en el ámbito marinero en el que nació, cerca del entorno delincuencial de drogas y transgresión que forjó su carácter, comenzó a recuperar su tono futbolístico. Dos goles estupendos al Oporto en el estadio del Dragón, tras una sucesión de enganches, recortes, arremetidas y tiros de precisión, confirmaron que había un jugador con perspectivas. El Benfica lo repescó y esta temporada el técnico Jorge Jesús se empeñó en retrasarlo como lateral zurdo, imitando la trayectoria de otros extremos portugueses que acabaron cerrando la línea de cuatro, como Ferreira o Miguel. "Será uno de los mejores laterales izquierdos del mundo", pronosticó Jorge Jesús. Desde hace dos días la afición portuguesa comienza a considerar que este chico que a veces no se coloca bien puede convertirse en un digno heredero de Nuno Valente. Será cuestión de explotar su salto, su velocidad y cierto espíritu peleón. "Soy otro hombre", avisa él, "no tengo nada que ver con el jugador de 2008. Me he casado. Seré padre. Espero una niña".
En el Madrid consideraron su fichaje pero lo descartaron tras entender que no es mejor que Marcelo. "Le falta sentirse defensa", dicen en el club. El Bayern ha ofrecido 26 millones de euros por él. El mercado está acechante. Los grandes clubes europeos llevan años esperando el advenimiento de un gran lateral zurdo. Coentrão ocupa un puesto maldito. De que siga maldito dependerá una parte del éxito de España pasado mañana, en la batalla de Ciudad del Cabo.
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