"La carrera más dura de mi vida"
Hamilton recibe la felicitación de Alonso y da gracias a Dios por el adelantamiento a Glock
Lewis Hamilton no atinaba a colocar el volante en su lugar cuando se bajó de su McLaren al final de la carrera que le acababa de coronar campeón mundial de F-1. Se sentía agobiado, fuera de sí, con la sensación de haber culminado un gran trabajo, pero con la tensión de un momento que no olvidará a lo largo de su vida. A los 23 años, Hamilton logró el sueño por el que había estado luchando desde los seis cuando se subió a un kart por primera vez. Ayer, tuvo ocasión de decirle a Ron Dennis: "Has acertado conmigo". Luego se reunió con su padre en una sala solitaria, y ambos lloraron desconsoladamente. Habían visto el título perdido y al final lo alcanzaron de la forma más imprevisible, con la ayuda de la lluvia, que le permitió recuperar la quinta posición que le coronaba: no pudo superar a Vettel, que le había pasado a dos vueltas para el final, pero los dos adelantaron a Timo Glock, que llevaba neumáticos de seco.
"Fue la carrera más dura de mi vida", concedió Hamilton minutos después de felicitar a Felipe Massa por su victoriaen el GP de Brasil. "Antes de que apareciera la lluvia estaba en una posición cómoda y todo parecía decidido", agregó. "Me sentía un poco fatigado, pero podía aguantar los ataques de Vettel. Sin embargo, cuando apareció la lluvia no quise arriesgar. Intenté parar a Vettel, pero mis neumáticos no me lo permitieron y decidí no arriesgar. Me pasó. Pero luego, desde boxes me anunciaron que debía volver a pasarle porque iba sexto. No podía creérmelo. Lo intenté, pero no pude. Y por suerte, la lluvia se intensificó y en las últimas curvas —la décima, a cinco del final— conseguimos superar a Glock. Debo dar las gracias a Dios por haberlo logrado. Fue increíble".
En un momento, miles de recuerdos pasaron por su cabeza. Desde todos los problemas que había tenido a lo largo de la temporada, con cinco sanciones incluidas que a punto estuvieron de costarle el título, hasta el accidente de Canadá donde arrolló a Raikkonen cuando éste estaba parado esperando el semáforo verde en la salida de los boxes, hasta los adelantamientos por encima de la chicane que realizó en Francia y en Spa. Y después, su propia inconsistencia mental en Japón, donde con todo a favor realizó dos maniobras extremas que le costaron una sanción y acabaron dejándole sin puntos. Pero también pasaron por su mente las excelentes carreras que corrió bajo la lluvia en Mónaco, Gran Bretaña y Bélgica —donde ganó pero fue relegado al tercer puesto— y el control mental que demostró en China con una victoria que le redimía del pésimo momento que vivió allí el año pasado.
Pero, por encima de todo esto, Hamilton pensó en su familia, en Dennis, en todos aquellos que le habían apoyado a lo largo de su carrera y le habían permitido estar ahora donde está. "He hecho un largo recorrido con mi padre", señaló Hamilton. "Mi familia está aquí, a mi lado y eso ha sido siempre fundamental en mi carrera. Es casi imposible expresar lo que siento ahora. He luchado mucho para conseguir eso, pero siempre he contado con el apoyo de la gente de Inglaterra, de Dennis, de los míos, del equipo, que ha hecho un trabajo excepcional. Hubo momentos en que mi corazón estuvo a punto de estallar. Aún no sé cómo conseguí mantenerme frío. No sé lo que hubiera ocurrido si no logro pasar a Glock en las últimas curvas. Pero ahora soy feliz, porque soy campeón y he sido capaz de lograrlo no sólo para mí sino para todo el mundo".
Hubo reunión de equipo, fotografía con los mecánicos y los ingenieros. Todos llevaban la camiseta color naranja reluciente, la que indica que alguno de sus pilotos ha ganado una carrera. Esta vez se trataba del título, una efeméride de mucho mayor calibre. Y al final hubo también sorpresa. Fernando Alonso acudió al garaje de McLaren y dando un golpecito en la espalda del nuevo campeón le dijo: "Buen trabajo, Lewis. Buen trabajo". Sorprendido, Hamilton le respondió: "Muchas gracias, muchas gracias". Todo en su sitio.
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