El campo más largo del mundo
Guardiola ordenó a Pinto sacar tan en corto que el Barça empezó a tocar desde la portería
Dos imágenes de la final remiten a la pizarra de Guardiola, a un partido que se ganó antes en el despacho de la ciudad deportiva que sobre el césped de Mestalla. En la primera, Pinto planta la pelota en medio de la frontal del área pequeña para realizar un saque de puerta. A su izquierda, junto al lateral del área grande, a cinco metros de la raya de gol, Piqué; a la derecha, a la misma altura, Touré. Por delante, los dos laterales, muy abiertos y Busquets, como mediocentro.
En la segunda, Caparrós da voces -"¡Gaizka, Gaizka!", bramaba el entrenador andaluz- pidiendo a Toquero que tapara más la zona por donde Touré salía de la cueva. Y Gaizka, superado, le respondió enumerando a jugadores del Barcelona -Alves, Piqué, Puyol, Touré y Busquets- dándole a entender a su entrenador que no podía tapar más campo ni correr más porque si no era uno, era otro quien cogía la pelota y empezaba el juego. Que se le acumulaba la faena, vamos.
"Sabíamos que nos apretarían arriba, pero no podíamos renunciar a nuestro estilo"
"Sabíamos que nos apretarían arriba y que algo teníamos que hacer para no renunciar a nuestro estilo, a salir tocando el balón", explicó después Guardiola para dar razón de la idea. "Queríamos tener una buena circulación y evitar los balones en largo, donde el Athletic tiene ventajas", aclaró el técnico. Con su idea consiguió sacar de la cueva a un rival mentalizado de que sólo presionando la salida del esférico tendría opciones ante el Barcelona.
Con lo que no contaba Caparrós era con que Guardiola había decidido jugar la final en el campo más largo del mundo, de punta a punta en lo largo. Por ahí empezó Touré a marcar el gol del empate -"He chutado porque mi mujer siempre me dice que debo chutar más", aseguró el marfileño- y por ese camino apareció también Piqué, para encontrarse con Busquets, Xavi o Keita, disparados hacia la portería rival, superada la primera línea de presión rojiblanca.
Pinto borró cualquier atisbo de duda sobre si la manera de sacar de puerta -por el lateral del área en vez de por la frontal- se les había ocurrido sobre la marcha o llegaban con la lección preparada: "Nos lo ha dicho el entrenador", avisó. "Aunque no os lo creáis, controla todos los detalles y éste no era menor, porque nos ha permitido tener más espacios, aunque yo haya tenido que asumir algunos riesgos". De hecho, en uno de esos saques de puerta, Pinto se la dio a Piqué, Piqué a Pinto y cuando el portero del Puerto de Santa María buscaba en el otro lado a Touré, casi manda la pelota a córner.
Pinto explicó que no supo hasta el mismo miércoles que sería titular y se felicitó por su suerte tras haber disfrutado de un partido inolvidable, que dedicó a sus amigos, a toda su familia, a los compañeros "y a la afición del Celta", a la que vio llorar tras perder una final contra el Zaragoza.
"Pep es un fenómeno. La idea es brillante", reconoció uno de los colaboradores de Guardiola. "Lo más grande es que cuando se la comentó al equipo nadie puso en duda que saldría bien, pese al riesgo", explicó otro. "Lo grande es que son muy buenos, por eso ha salido bien. El mérito es sólo suyo", insistió Guardiola.
Más allá del buen hacer del técnico del Barça, la celebración del triunfo del conjunto azulgrana en Canaletes, donde se congregaron 40.000 personas -2.000 se congregaron ayer en el Camp Nou para recibir al equipo-, acabó como el rosario de la aurora. La fiesta terminó convertida en una batalla campal entre los Mossos d'Esquadra y grupos que les arrojaron desde botellas hasta bicicletas y arremetieron contra escaparates, marquesinas de autobús, semáforos y contenedores de basura.
La policía autonómica estrenó un potente sistema de megafonía para invitar a los manifestantes a cesar su actitud; al no lograrlo, disparó pelotas de goma para dispersarles. En las calles adyacentes a la Rambla también hubo porrazos. Total: 50 detenidos acusados de desórdenes públicos, atentado a la autoridad y daños. Además, el Servicio de Emergencias Médicas atendió a 33 mossos y 75 aficionados. En Girona, un hombre de 35 años murió al caer al margen del río desde la barandilla en la que estaba sentado.
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