El balón es del Barça; la pasarela, del Madrid

"Fórmula Barça: identidad + fútbol ofensivo + rigor económico + más que un club". La revista oficial de la entidad azulgrana revela la pócima del triple campeón en su número de agosto. El santo grial del madridismo de estos tiempos no requiere altavoces. Es bien simple: Florentino Pérez. Fuera del césped en el que deleita el Barça no hay mayor agitador que el presidente blanco, ingeniero financiero y mediático. Con la pelota en juego no ha habido mayor seductor que el Barça de la última temporada; desde que se bajara el telón en la final europea de Roma, el fútbol vive en otra galaxia y en ella Florentino Pérez no admite comparaciones. El mundo al revés. El equipo más bello y exitoso quizás de la historia ha precisado hasta el sermón cómplice del Arzobispo de Barcelona para contrarrestar la hollywoodiense producción florentiniana, bendecida incluso por la presencia del Nuncio del Vaticano, Manuel Monteiro de Castro, que asistió al parque de atracciones que supuso la presentación de CR9. Resueltas las portadas agosteñas, con las dos superpotencias enredadas en el fango por culpa de Chygrynsky, al que el Shakhtar Donetsk ha puesto un precio desorbitado por cada una de sus consonantes, y el motín orange de Valdebebas, es hora de que el debate vuelva al pasto. Ahí el Barça parte con ventaja: no hay orquesta mejor afinada que la de Pep Guardiola, arquitecto indiscutible de un equipo cosmético y triunfal. Enfrente, un grupo de solistas capaz de ganar cada uno por su cuenta todos aquellos partidos que tarde el equipo en armonizar la suma de talentos. Al Barça no le faltará estilo; al Madrid no le faltará pegada. Arte y pasión en la Liga de todas las Ligas.

Frente al extremo bipartidismo aparente, existe la sensación general de que no hay hueco posible para un intruso entre los dos colosos. Sin embargo, la tremenda onda expansiva de Barça y Madrid no debería minimizar la capacidad de aguante que han tenido los principales aspirantes. Han resistido frente a la voracidad del Madrid, los flirteos azulgrana y el casino de Abramovich. Sevilla, Atlético y Valencia han sobrevivido y su gran valor es quedarse como estaban, que no es poca cosa. Pese a algunas grietas en sus plantillas, sus delanteras merecen toda la consideración: Luis Fabiano-Kanouté-Negredo; Agüero-Forlán; Pablo-Silva-Mata-Villa. Si no le puede la autocomplacencia, se añadirá el Villarreal que encontrará en Ernesto Valverde tanta sabiduría y mesura como le aportaba Manuel Pellegrini. Tanto el segundo pelotón como los dos jerarcas no estarán a salvo de las inclemencias habituales en un año con Mundial a la vista y el interruptor de la Copa de África, que recluta a sus muchachos durante un mes.

De la frontera de los puestos europeos hasta el pozo, un abismo se abre para todos: para el debutante Xerez y los resucitados Zaragoza y Tenerife; para los que se salvaron en el último suspiro de mayo (Racing, Getafe, Valladolid, Sporting, Osasuna) y para el huérfano Espanyol; para los modestos Almería, Málaga y Mallorca, angustiados por las deudas y los vaivenes institucionales, y para el Athletic, al que espera un maratón. Resta el Deportivo, tan imprevisible como la chistera de Lendoiro, esté llena o apolillada.