"Soy valiente e innovador"
Elegido presidente del FC Barcelona por mayoría absoluta, Joan Laporta (Barcelona, 1962) afronta su dos últimos años de mandato (2010) con la aprobación de la asamblea de socios después de una moción de censura que provocó la dimisión de ocho directivos. Únicamente tres miembros de la candidatura a las elecciones de 2003 permanecen en el consejo. Hasta cuatro vicepresidentes han abandonado el club, Frank Rijkaard ha sido sustituido por Josep Guardiola, y Ronaldinho también ha partido del Camp Nou. Laporta, mientras, sigue inalterable en la presidencia. La excelente trayectoria del equipo ha aliviado el estrés institucional, y hoy se siente fuerte e innovador.
Pregunta. ¿Intuición? ¿Audacia? ¿Cómo se explica su capacidad de supervivencia?
"Pedí consejo a Cruyff sobre Guardiola y me dijo que ve el fútbol clarísimo"
"Estaba decidido que Pep sería el entrenador siempre que Rijkaard no ganara nada"
"¿Mourinho? Hay que apostar por una manera de jugar y no por una marca
"Todos estamos mentalizados para ser prudentes; gobernar es resistir"
Respuesta. Yo creo en una forma determinada de entender el Barça. Ha habido gente fiel al club, pero ha dejado de acompañarme por determinadas razones; son maneras de ser. He sido invariable y me quedo con los que continúan en la institución. Los ideales son mucho más fuertes que la ambición y para ponerlos en práctica se necesita gobernar. Creo en lo que hago, y tengo el espíritu de superación, la ilusión, la energía y el espíritu innovador para liderarlo. El Barcelona es una referencia mundial en lo social, deportivo, económico, solidario, y hay que fortalecerlo.
P. Quienes le han abandonado sugieren que su actuación es excesivamente personalista y su gestión poco prudente. ¿No ha dejado de ser un presidente institucional para ser uno ejecutivo?
R. Siempre he sido un presidente ejecutivo. El Barça viaja a una gran velocidad y se necesitan ganas de innovar. Hay que tener la mano firme al volante para llevar el club donde queremos, sin desviarse de nuestros objetivos. Hay cosas que hace cuatro meses tenían sentido y ahora ya no.
P. Parece que ha aprovechado la salida de unos directivos para hacer lo que antes no le dejaban.
R. Las decisiones han funcionado bastante bien: la elección de Josep Guardiola como entrenador; el impulso a la organización con el director general corporativo, Joan Oliver; el reto de ingresar los 380 millones previstos y mantener el superávit. Hemos liquidado la deuda bancaria, pagado la ciudad deportiva y reactivado el seient lliure (asiento libre); Barça TV emitirá en abierto y continuamos con actividades solidarias. Anualmente creamos expectativas de éxito a partir de una propuesta deportiva competitiva.
P. La crisis también se nota en la floja asistencia al Camp Nou.
R. La crisis es global. La emisión de los partidos en abierto y los horarios inciden. A lo mejor exploramos con nuevos horarios para fomentar la asistencia.
P. Los aficionados han dejado de mirar al palco para fijarse en el equipo. ¿Se siente más cómodo que al final del curso pasado?
R. En los momentos delicados es cuando hay que mostrar capacidad de resistencia; estás sometido a una gran presión y entiendo que algunos compañeros de junta no la aguantaran. Me quedo con cuantos creyeron en el proyecto y no abandonaron el barco.
P. ¿Los dimisionarios le preparaban un golpe de Estado?
R. No me sentí traicionado sino decepcionado. Yo creía en el proyecto y tenía que mantener la estabilidad. Estaba decidido desde febrero que Guardiola sería el entrenador esta temporada -siempre que Rijkaard no ganara nada- y si no la siguiente, y había los retos económicos y el proyecto del nuevo estadio.
P. ¿Por qué Guardiola?
R. El primero que me habló de él como entrenador es Cruyff en diciembre de 2007. Yo estaba preocupado entonces por la sintomatología del equipo; me recordaba la de la temporada pasada, de manera que pedí consejo a Cruyff. Cité el nombre de Guardiola porque me habían hablado muy bien de él las personas que conocían su trabajo en el filial y, en especial, el director deportivo, Txiki Begiristain. Me di cuenta de que si necesitaba un sustituto lo tenía en la casa. Le comenté la situación a Rijkaard. Ocurrió que el equipo protagonizó una estimable remontada y opté por reunirme con Guardiola para decirle que si el equipo no conseguía ningún título, él sería el entrenador del Barça la próxima temporada o la siguiente. Así se lo anuncié a Rijkaard, quien me propuso la posibilidad de incorporar a Guardiola en su equipo técnico para preparar bien el relevo. Guardiola, sin embargo, quería que el filial quedara campeón de Tercera y ascendiera. Se apostó por él aunque algunos compañeros de junta plantearan otras opciones.
P. ¿Mourinho y Wenger?
R. Entre otros. Optamos por Guardiola por sus conocimientos del fútbol y del club y por su filosofía. Cruyff me dijo que Guardiola ve el fútbol de una manera clarísima. Mi responsabilidad era que el técnico fuera respetuoso con la historia del club y la historia de Guardiola es muy bonita. Me convenció su humildad, profesionalidad y conocimiento y valentía.
P. ¿Aunque se le acusó de nombrar a Guardiola como medida política, Mourinho no era mejor como paraguas para su gestión?
R. El presidente debe apostar por una manera de jugar al fútbol y no por una marca. La elección de Guardiola demuestra el apego a la filosofía cruyffista. Después de Rijkaard, venía Guardiola, así de claro. Cuando le incorporamos para el filial, estaba convencido de que acabaría entrenando al primer equipo. Mourinho era una alternativa más práctica, lo más seguro, pero Guardiola sintonizaba con nuestra manera de entender el fútbol. Ahora multitud de personas me quieren hacer creer que me lo recomendaron cuando me lo desaconsejaban. Guardiola es una fuente de inspiración futbolística constante.
P. Muchas de sus decisiones han sido valientes, y a veces han parecido temerarias, desde que ganó las elecciones por sorpresa.
R. Para ser presidente hay que ser responsable, pero valiente.
P. ¿Entiende ahora a Josep Lluís Núñez cuando tomaba decisiones contra la opinión pública?
R. No somos comparables. Yo me posiciono y comparto las decisiones con el consejo.
P. La apuesta por una franquicia en el soccer no parece muy consensuada, como las visitas a Uzbekistán y ciertas relaciones con personajes extraños al fútbol.
R. Me siento con fuerzas para seguir innovando. Si somos más que un club y estamos en un mundo global hay que explotar distintas opciones. Siempre fui innovador y valiente a la hora de decidir.
P. ¿Ha incrementado su patrimonio desde que es presidente?
R. Tengo mis negocios y trato de que vayan bien, pero nunca a costa del club. Ser presidente del Barcelona aumenta la capacidad para relacionarte con mucha gente. Es una etapa; un privilegio. También he pasado por situaciones familiares muy complejas.
P. Ahora los políticos ya no quieren fotografiarse con usted y no se habla de su posible carrera municipal o en el Parlament.
R. Ya hace tiempo que dije que no me motiva dedicarme a estas cuestiones. A mí lo que me hubiera gustado ser es delantero centro del Barcelona.
P. ¿Sigue siendo fiel al espíritu de Armand Carabén, y al més que un club, como lo es con el legado futbolístico de Cruyff expresado en el dream team?
R. Seguimos siendo respetuosos con el espíritu del fundador y con el de Carabén; su criterio nos enseñó la manera de dirigir al club y Cruyff la forma de jugar. La comprensión de uno y de lo otro da como resultado lo que es el club bajo mi dirección.
P. ¿Ha encontrado ya el ordenador que le robaron?
R. Ya no lo busco.
P. ¿Sus arrebatos no sirven para cuestionar su obra de gobierno? El incidente en el aeropuerto, la discusión con su chófer, el hurto del ordenador...
R. Si eso es lo criticable, tiene muy poco peso, es muy débil. Lo sustancial son los ideales.
P. ¿Apuesta también por una victoria ante el Madrid el día 13?
R. He dejado de pensar en cosas que no aportan nada. Estamos mentalizados para ser prudentes, fomentar el esfuerzo y la superación. Gobernar es resistir; para ganar hay que resistir.
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