Sincronizada, la ONG de Tarrés
El grupo de colaboradores de la seleccionadora, vital en el éxito del equipo, que logra otro bronce
"¡Hiperdesastre! No podemos seguir así. Estáis super desincronizadas, no se ve la tensión. Tú, Thais, llegas tarde. Y no hagas caras, que me lo acaban de decir tus compañeras; es constructivo". Son las 11 de la mañana y Anna Tarrés no se cansa de dar órdenes a sus chicas. Falta poco más de una hora para que el equipo de sincronizada estrene, en el Club Natació Barceloneta, algunas de las coreografías que ayer, por ejemplo, le permitieron lograr su tercera medalla, un bronce en el equipo técnico, en el Mundial de Melbourne (Australia). Pero se ven fallos, la sincronización no es perfecta, algunas nadadoras no han acabado de asumir su papel y Tarrés tiene ojos para todo.
Así es y así trabaja la seleccionadora del equipo de sincronizada, la artífice de que, en sólo 10 años, España haya pasado de la nada a ser una de las potencias mundiales, junto a Rusia y Japón, y por delante de países como Estados Unidos, de mayor tradición, y China, que, con vistas a sus Juegos, ha destinado un sinfín de recursos.
Su llegada al puesto de seleccionadora absoluta, en 1997, cambió por completo la manera de trabajar del grupo que, entonces como ahora, se nutría principalmente de nadadoras del club Kallipolis de Barcelona. Con la exigencia y la rigurosidad como base, Tarrés montó su equipo de trabajo, compuesto en parte por personas cuya dedicación desinteresada ofrece excelentes resultados. "Soy una afortunada porque, a mi alrededor, se ha creado una ONG que cree en el proyecto y que está conmigo desde el principio por afinidad personal", confiesa la seleccionadora nacional.
Se refiere Tarrés a Mayuko Fujiki, la técnica japonesa que la ayuda desde 2005; a Beth Fernández, técnica de la Federación Catalana; a Laura Amorós, ex nadadora suya y ahora ayudante; a Antonio Aparicio, segundo entrenador de la selección masculina de waterpolo que supervisa la preparación técnica; a Inma Massó, la diseñadora de los bañadores, que cose Mari Fé Gorriz; y a Ana Romagosa, gerente del Kallipolis y su "secretaria particular".
Con mayor o menor asiduidad, todo el grupo se reúne en el CAR de Sant Cugat, para cuidar hasta el último detalle de la preparación de las coreografías con las que estos días España, liderada por Gemma Mengual, triunfa en Melbourne. Con la venia de la Federación Española de Natación, el equipo de sincronizada montó allí su cuartel general y desde allí dirige sus operaciones con una gran dosis de autonomía. A cambio de no aumentar los recursos que se destinan a la sincronizada, la Federación ha dado carta blanca a Tarrés para tomar todas las decisiones.
"El deporte es una actitud", sentencia Tarrés; "y yo, con mi vitalidad, mi energía y mi optimismo, he desarrollado la capacidad de crearla". Ayer, cuando las juezas concedieron el bronce a España con una puntuación de 97,167 -Rusia logró su cuarto oro, con 99, y Japón, la plata, con 97,833-, la seleccionadora se mostró moderadamente contenta. Espera su gran baza, el equipo libre, y el duelo de Mengual con la francesa Dedieu, hoy en el solo libre.
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