Rudisha, a la puerta de los 100 segundos
El fenómeno keniano rebaja ocho centésimas el récord mundial de 800 metros de hace una semana: 1m 41,01s
Hace 29 años, cuando una tarde de junio en Florencia Sebastian Coe bajó de 1m 42s en las dos vueltas de pista, el primer atleta que lo conseguía, dejando un récord de 1m 41,73s, entonces pocos se atrevían a hablar de la barrera de los 100 segundos (1m 40s) para los 800 metros, pura utopía, más mítica aún que la de los 10s para el hectómetro. La marca del lord inglés se mantuvo intocable en lo más alto durante 16 años. Se convirtió, así, en lo que llegó a considerarse una barrera infranqueable: si nadie podía con Coe, cómo podía pensarse en tareas mayores. Finalmente, en dos días de agosto de 1997, en un plazo de 11 días, un increíble keniano llamado Wilson Kipketer le dio dos bocados tremendos a la marca de Coe, dejándola sucesivamente en 1m 41,24s y en 1m 41,11s.
Ya entonces, con el optimismo propio del final del siglo, sí que se habló de los 100 segundos, de la posibilidad de la carrera perfecta. Pero el récord de la distancia más extraña, la que atrae tanto a los velocistas largos, a los gigantes musculados del 400, como a los mediofondistas más finos, a la gente del 1.500, como el propio Coe, capaz de correr muy deprisa a base de fibra y no de músculo, de fuerza, estaba condenado a batirse sólo por arreones esporádicos. Trece años tuvieron que pasar para que otro fenómeno de Kenia, David Rudisha, hijo de cuatrocentista, alma de ochocentista en corpachón de velocista, siguiera, casi al pie de la letra, los pasos de Kipketer, a quien una enfermedad y su emigración a Dinamarca truncaron la carrera.
Si Kipketer batió dos veces el récord mundial de los 800 metros en 11 días, Rudisha lo ha hecho en siete, una semana en la que ha corrido tres veces, de domingo a domingo. Hace uno, en Berlín, 1m 41,9s; ayer, en Rieti, camino de los Abruzos, no muy lejos de Roma, en la pista magnífica del estadio Guidobaldi, lo dejó en 1m 41,01s, a dos centésimas de la puerta de los 100 segundos, cuyo franqueo, más que una utopía parece ahora un hecho inevitable.
Así lo cree Arturo Casado, el madrileño campeón de Europa de 1.500 metros que participó en el 800 del récord (lo corrió en 1m 44,74s, la segunda mejor marca española de la historia) y que, horas después, aún alucinaba. "Ha sido una pasada", dijo. "Ha pasado el 400 en 48s
[48,20s marcó la primera liebre, Sammy Tangui, el amigo que se entrena diariamente con Rudisha] y el 600 en 1m 14s, ya estaba solo. Y le da igual. Y sigue, y sigue, increíble. Iba pegado a las liebres. La primera llegó a 450, la segunda se quedó cerca del 600".
Casado, y como él muchos técnicos, cree que se equivoca Rudisha, de la etnia masai, 21 años, 1,88 metros de altura, que pasa demasiado rápido, como un sprinter, los primeros 400 metros. "Estoy convencido de que si pasara los primeros 400 en 50 segundos podría hacer los segundos en 50 también", dijo Casado. Dos mitades perfectas. 100s, 1m 40s, la barrera de la utopía. "La carrera ha sido preciosa y limpia. La pista es especial. Es vieja y dura, buena para la velocidad, pero lo que hace diferente Rieti es el aire, no hay apenas viento, y el clima, perfecto, cálido pero no caluroso...".
El equilibrio entre las dos mitades es uno de los sueños de los especialistas, una señal de excelencia. Mientras entre los dos 400 de Rudisha hay una diferencia de unos 3s, más lentos los segundos, Coe corrió su récord con 2s solo. Incluso hubo atletas, como David Wottle o Jim Ryun que bajaron de 1m 45s con intervalos negativos, corriendo más rápido los segundos 400 que los primeros.
Hace un año, después del Mundial de Berlín, en el que Rudisha, inexperto, fue eliminado en semifinales, el keniano corrió en Rieti en 1m 42,1s, lo que ya le colocó en la antesala del récord, protagonista de las ilusiones de los aficionados. Prometió volver al año siguiente y hacer algo especial, tan especial como un mordisco de 1s que es el que dio ayer a su marca.
El de Rudisha es el octavo récord mundial que se bate en Rieti (allí bajó Kipketer por primera vez del 1m 42s un año antes de sus récords). El penúltimo lo logró hace tres años el jamaicano Asafa Powell: 9,74s en los 100 metros. Fue antes del ciclón Bolt, claro. Ayer, su compatriota Nesta Carter le emuló, corriendo los 100 en 9,78s, igualando la mejor marca mundial del año. En la misma carrera, Christophe Lemaitre, el primer blanco por debajo de los 10s, mejoró su marca en una centésima: corrió en 9,97s.
Las mejores marcas de la historia
- David Rudisha (Kenia, 1988), 1m 41,01s. 29 agosto de 2010 en Rieti (Italia).
- D. Rudisha, 1m 41,09s. 22 de agosto de 2010 en Berlín.
- Wilson Kipketer (Dinamarca, 1972). 1m 41,11s. 24 de agosto de 1997 en Colonia.
- W. Kipketer, 1m 41,24s. 13 de agosto de 1997 en Zúrich.
- D. Rudisha, 1m 41, 51s. 10d de julio de 2010 en Heusden-Zolder (Bélgica).
- Sebastian Coe (R.U., 1956), 1m 41,73. 10 de junio de 1981 en Florencia.
- W. Kipketer, 1m 41,73s. 7 de julio de 1997 en Estocolmo.
- Joaquin Cruz (Bra., 1963), 1m 41,77s. 26 de agosto de 1984 en Colonia.
- W. Kipketer, 1m 41,83s. 1 de septiembre de 1996 en Rieti.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.