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EL CORNER INGLÉS | Internacional
Columna
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Mourinho contra el catolicismo culé

- "Todas las grandes verdades comienzan como blasfemias".

-George Bernard Shaw, autor inglés.

La gran prioridad del Real Madrid esta temporada, nos dicen, es ganar la Champions. No es verdad. Más importante es que no la gane el Barcelona. Porque si el Barcelona la gana significa que:

a) Los de Guardiola han vuelto a meter el dedo en la llaga de un Madrid que se ha jugado la última carta con el fichaje del mago Mourinho.

y b) Que un vez más el Madrid no ha logrado conquistar un trofeo que considera suyo por derecho hereditario, o divino.

Salvo que los dos se acaben enfrentando en la última fase de la competición (habría crisis sanitaria esas dos noches en España: el índice de infartos podría batir todos los récords), la esperanza del Madrid se centraría en otro gran equipo europeo. Y lo más probable, visto lo visto en esta primera semana de Liga de Campeones, es que el redentor madridista sea el Chelsea, que va como una locomotora en la Liga inglesa y ganó 4 a 1 fuera de casa el miércoles en su primer partido europeo.

La afición del Madrid debería alejarse del modelo de Cruyff. Si no, estarán condenados a una permanente desilusión

En el caso de que se enfrentaran el Barça y el Chelsea en cuartos de final, digamos que nunca, nunca se habría visto tanta pasión volcada desde tierras españolas a favor de un equipo inglés. La Castellana se vestiría de azul. Y si triunfase el Chelsea sería -horror culé- una doble victoria para José Mourinho, el entrenador del Madrid. Porque el equipo londinense sigue siendo, aunque hayan llegado tres nuevos entrenadores desde su salida en 2007, la imagen y semejanza de The Special One.

La columna vertebral del Chelsea -Petr Cech, Ashley Cole, John Terry, Frank Lampard y Didier Drogba- es la misma. Todos siguen siendo fieles discípulos del portugués. Y cuando juegan bien, juegan como en sus tiempos. Fútbol total estilo Mou: orden y fiereza en defensa; verticalidad arrolladora en ataque; todos los jugadores comprometidos en todas las fases del juego.

Algo parecido a lo que vimos, en germen, en la contundente victoria del Madrid sobre el Ajax esta semana. El Madrid de Mourinho nunca va a jugar al tiqui taca de la selección española o al del Barça de Leo Messi. Le vendría muy bien a la afición del Madrid alejarse de aquel modelo platónico patentado por Johan Cruyff, perfeccionado por Josep Guardiola, imitado por Vicente del Bosque y venerado por la casi totalidad de la prensa española. Si no, estarán condenados a vivir en la permanente desilusión.

Más saludable sería que le cogieran el gusto al fútbol del Chelsea o, si buscamos un ejemplo en el Mundial de Sudáfrica, al de la selección alemana. Es verdad que España ganó a Alemania, y muy merecidamente, en el mejor partido del Mundial. Como también es verdad que España acabó siendo el equipo más admirado del torneo, incluso por el seleccionador alemán. Lo que quizá sea más difícil de digerir para el público español es que en varias partes del mundo el equipo que más enamoró en Sudáfrica no fue el español; fue el de la renovada, multicultural Alemania. Perdonen la blasfemia, pero la potente y veloz precisión de los alemanes fue un grato antídoto para aquellos -repitamos: fueron muchos- que consideraron que el juego medido de España, por más fino que fuera, rozaba el aburrimiento, premiaba más la posesión que el gol.

Por eso el Barça, que combina la posesión con muchos goles es, por consenso abrumador, el mejor equipo del mundo. Esa percepción, sin embargo, puede cambiar. Puede haber un cambio de ortodoxia; puede que el Madrid inicie una reforma protestante contra el catolicismo imperante del Vaticano barcelonés, con Mourinho ejerciendo de Lutero. La selección alemana jugó de manera revolucionaria en Sudáfrica con un equipo joven que puede ir a mucho más. El Chelsea que configuró Mourinho cuando llegó en 2004 también era joven. El Madrid que lidera hoy es, según las propias palabras del portugués, "un equipo de niños". Si se consolida el modelo Mourinho/alemán en el Madrid -con la nueva estrella germana, el joven Özil, como posible eje- el fútbol español ofrecerá dos grandes modelos de juego al mundo.

A eso debe apuntar, por salud mental, la afición del Madrid. Y si el Barça lo supera en la Liga y el Madrid no gana en Europa, ahí queda la otra posibilidad de salvación madridista, el otro equipo de Mourinho: el Chelsea.

LIGA INGLESA: Sunderland, 1; Arsenal, 1. Everton, 0; Newcastle, 1. LIGA ITALIANA: Fiorentina, 1; Lazio, 2. LIGA ALEMANA: Bayern de Múnich, 0; Colonia, 0. Kaiserlautern, 2; Hoffenheim, 2. Stuttgart, 7; Borussia Monchengladbach, 0.

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