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Mario Gómez, una apuesta de altura

Van Gaal, acostumbrado a jugar con arietes kilométricos, ha encontrado en el punta alemán la solución a los males del Bayern

La morfología futbolística distingue sobre todo a dos tipologías de jugador, dos estilos, dos formas de entender la vida. Los bigardos y los virgueros. La libreta de Louis Van Gaal siempre se inclinó por los segundos. Pero, en sus más de tres lustros en los banquillos, a los hombres altos les buscó un hueco en la punta del ataque. Ahora la apuesta como delantero centro es Mario Gómez. Y funciona a las mil maravillas.

En 1995 un gol de Patrik Kluivert ante el Milan le dio al técnico la única Copa de Europa de su palmarés y, desde entonces, el entrenador persigue la figura del ariete alto como un rasgo que defina al juego colectivo de su equipo.

Kluivert, de casi 1,90 metros, fue su hombre de confianza en el Ajax, en el Barcelona y en la selección holandesa durante ocho temporadas (la mitad de su carrera), Graziano Pellè (1,93) fue el ariete que le llevó al título con el AZ Alkmaar en 2009 y este año, cuando peor le iban las cosas al frente del Bayern de Munich, se entregó a otro tallo de la misma altura: Mario Gómez. El futbolista alemán de origen español anotó el pasado sábado un gol frente al Mainz que le afianzaba como el artillero más en forma del equipo bávaro y le situaba al frente de la tabla de goleadores de la Bundesliga con 18 tantos. Era la confirmación de su racha y la de su equipo, que tras un pésimo comienzo de curso y semanas de depresión, encontraba motivos para el optimismo y se situaba tercero en la clasificación, a pesar de los 13 puntos que le distancian del líder, el Borussia Dortmund, y los tres que le separan del Leverkusen, que ocupa el segundo puesto, el último que da acceso directo a la próxima Liga de Campeones.

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Pero tras meses de convulsión, algo está cambiando en Múnich. El grupo de Van Gaal dejó constancia de ello en Milán tomándose su particular revancha ante el Inter y poniendo pie y medio en los cuartos de final de la Liga de Campeones. Lo hizo, como viene siendo habitual, con un gol de Mario Gómez. Luciendo tanta picardía como envergadura, el punta aprovechó un estrepitoso fallo de Julio César y embocó el rechazo del guardameta en el último minuto del choque.

Tras el varapalo de su derrota en la final de la 'Champions' el pasado verano en Madrid, el club sufrió una lenta catarsis en los meses sucesivos. Van Gaal dejó su huella permitiendo la salida de Van Bommel, con el que no se hablaba y retocó la pizarra entregando la portería al joven Kraft, y la punta de ataque a Mario Gómez. "Se me suele presentar ante la opinión pública como un tipo sensible y delicado, pero no es así. No necesito que Van Gaal me alabe todos los días, simplemente hago mi trabajo lo mejor posible. El entrenador me escogió cuando todo el mundo estaba disponible", declaró el delantero, justificando su titularidad. El engranaje comenzó a funcionar, Robben y Ribèry se sumaron a la causa y tras la victoria en Milán las perspectivas en Europa animan al club a reeditar la exitosa trayectoria de la temporada pasada. Al menos en Europa.

Semanas atrás el panorama era crítico. "Somos incapaces de jugar 90 minutos concentrados y esto es únicamente culpa nuestra. Definitivamente estoy desconcertado, sorprendido y enojado. Tal vez estoy equivocando mi discurso", reconoció Van Gaal tras la derrota en Colonia en una rueda de prensa en la que llegó a dar por perdida la Bundesliga. Mientras, el presidente Uli Hoennes recordaba cómo Jürgen Klinsmann tuvo que abandonar en su día el banquillo cuando se vio peligrar la clasificación para la 'Champions', una insinuación que se interpretó como una advertencia velada a Van Gaal cuyo crédito acumulado en el año anterior se marchaba por el sumidero.

Ahora las cosas han cambiado. Mario Gómez es el artífice principal. El delantero de 25 años, cuyo fichaje por el Bayern fue el más caro de la historia de la Bundesliga -30 millones de euros-, ha logrado revertir la situación de la pasada temporada. Van Gaal confiaba en Olic y Klose, y llegó a plantearse una cesión como salida para Gómez, que estuvo cerca de recalar en el Liverpool. "He mejorado bajo la dirección de Van Gaal, ya no solo soy un jugador de contraataque, mi juego es más amplio, he mejorado mis pases. También soy más paciente, ya no corro detrás del balón por todo el campo", asegura ahora 'Super Mario' en pleno idilio con el técnico holandés. Es su apuesta. Por goles, talento, altura y resultado.

REUTERS
AFP

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