Golpes de láser

Los expertos hablan de tiros con precisión "de láser". De golpes "como balas". De un arqueo endemoniado. Los adversarios destruidos, como el estadounidense Ryan Sweeting (6-2, 6-1 y 6-1 en la segunda ronda del Abierto de Australia), describen a un jugador "intimidante", a un contrincante que les deja sin aire.

Todo eso es Rafael Nadal, el número uno mundial. Todo eso ve la grada, encendida por su juego y el calor del verano redivivo. Todo eso es, en el fondo, inexplicable porque en nada se parece el español, capaz del alcanzar ayer los 209 kilómetros por hora al servicio, al tenista que empezó el viaje por el profesionalismo en 2001. "No hay color", dijo; "me destrozaban con mi revés. He cambiado mucho, pero no solo en eso, sino en todo. Ahora estoy mejor preparado que antes para competir en todas las superficies".

"Desde el punto de vista biomecánico, Nadal no tiene igual en la historia del tenis. Ha cambiado el juego añadiendo una nueva dimensión en cuanto a potencia y ángulos", explican Miguel Crespo y Machar Reid, el responsable de Investigación de la federación internacional y el director de Ciencias del Deporte de la australiana, respectivamente. He aquí sus argumentos.

"Comparado con su derecha, Nadal da golpes de revés muchos más planos, de láser", cuenta el investigador John Yandell. "La mayoría da el revés a dos manos con uno o dos de los brazos doblados a la altura del codo. Nadal contacta con la pelota con los dos brazos rectos. Eso indica que el papel de su brazo izquierdo es crucial", prosigue; "el único gran jugador que ha utilizado eso recientemente es Andre Agassi, al que se conocía por golpear reveses planos como balas". "Y Rafa", añaden Crespo y Reid, "ha mejorado usándolo de forma más agresiva y plana. Ahora puede mantener peloteos cruzados de su revés a la derecha del contrario de manera más eficaz".

Yandell ha utilizado una cámara de alta velocidad para analizar luego cada golpe segundo a segundo, siguiendo así la rotación, el spin, de cada tiro. "Esa", escribe, "es la clave para comprender la derecha de Nadal". "De media, le pone un 20% más de spin que jugadores como Roger Federer o Andy Roddick. Su derecha genera un spin de 3.200 revoluciones por minuto de media, con mínimos de 1.800 y máximos de 4.900. El final del golpe que usa, con la raqueta acabando por detrás y encima de su cabeza, aumenta el componente del spin lateral. De esa forma, no es solo que la bola que te manda te llegue a la altura del hombro o más alta. Es que, además, se arquea, huyendo del golpe de revés de un jugador diestro. Enfrentarse a esa combinación es muy duro".

Ese golpe es producto de su condición de zurdo. Esa ventaja, que tanto dolor ha causado a Federer, también dificultó, destacan, la evolución de su servicio, la coordinación entre el lanzamiento de la pelota y el golpeo, porque en su día a día el mallorquín es diestro.

"Nadal cambió en el Abierto de Estados Unidos el grip, la forma como coge la raqueta, de una empuñadura europea a una australiana", dice Doug Eng, del Comité de Ciencia Deportiva de la federación estadounidense; "es un giro de 20 o 30 grados, significativo para generar ritmo. Permite un golpeo más plano, lo que implica menos spin y más velocidad. En Nueva York llegó a los 216 kilómetros por hora. Normalmente, serviría a 25 más lento, pero con más spin".

Vuelve a hacer calor en Australia. Se derrite (6-7, 6-7 y 4-6) Feliciano López ante el australiano Bernard Tomic, que a los 18 años se enfrentará ahora al número uno. ¿Cómo es jugar contra Nadal, en la pista central de un grande, con 15.000 almas lanzando rugidos? "La gran diferencia es su habilidad para neutralizar la pelota", dijo Sweeting; "no te da nada gratis. Mentalmente, eso te agota. Te hace boquear. Va a estar centrado en cada punto. Va a intentar ganarte por 6-0, 6-0 y 6-0. Es intimidante".

Segunda ronda: Hombres: D. Ferrer-M. Russell (EE UU): 6-0, 6-1 y 7-5. G. García-E. Schwank (Arg.): 6-4, 7-6 y 6-1. J. Melzer (Aut.)-P. Riba: 6-2, 6-4 y 6-2. Mujeres: A. Cornet (Fra.)-M. J. Martínez: 7-5 y 6-1. K. Clijsters (Bél)-C. Suárez: 6-1 y 6-3.