El Getafe se pone las pilas

Cuando peor pintaba la cosa, cuando más le apretaba el Racing contra las cuerdas, el Getafe, el equipo de moda, el mismo que venía de castigar al Madrid con un gol de pillos en el Bernabéu, arregló el lío en el que le había metido Smolarek tras embocar un centro espléndido de Jorge López que puede valer la eliminatoria. Fieles a la tradición, los centrocampistas del cuadro de Michael Laudrup asumieron demasiadas funciones. Además de tejer el juego, suyos fueron los goles del subcampeón del torneo. Manu del Moral, tras un rechace, se apuntó a la fiesta a última hora.

Al revés que el Getafe, que necesita una docena de ocasiones para sacar provecho de su juego de tiralíneas, el Racing golpeó la mesa en la única ocasión en que probó a Ustari. Aunque se diluyó en el arreón final, el grupo de Marcelino sacó petróleo de los nervios del equipo madrileño, que durante una hora renunció a uno de sus principios más básicos: el control del balón. En vez de mascar las jugadas como acostumbra, en vez de abrir el campo por las bandas, el Getafe optó por martillear los dominios del área cántabra con balones largos. Y claro, tantas prisas las terminó pagando hasta que los medios se enchufaron.

El Getafe necesita una docena de ocasiones para marcar. El Racing aprovechó la que tuvo

A los de Laudrup, que se olvidaron del balón, les rescataron sus organizadores

El conjunto madrileño le debe parte de la temporada a Pablo Hernández

A la conexión letal que forman Granero y De la Red se juntó Casquero, que alivió la diana de Smolarek. Si Uche erró por el campo y Laudrup no tuvo otra que dar carrete a Albín en un partido trabado y plagado de interrupciones, Tchité y el pistolero polaco dieron mucho más miedo a los defensas rivales, sobre todo a balón parado. Al final, Manu del Moral, tras un batiburrillo de oportunidades, marcó el gol de la honrilla del colectivo de delanteros locales. Lo hizo a la segunda, tras el despeje de Toño a un disparo suyo a quemarropa.

Del Moral, como antes Casquero, se benefició del guante que Pablo Hernández calza en la bota derecha. El extremo criado en el Valencia, un especialista a la hora de conceder asistencias, va camino de ser una de las sensaciones de la temporada. Como en el primer tiempo Oriol y Garay le habían ganado todos los centros por alto, en la segunda optó por los pases rasitos y al pie. Ideal para Casquero, al que le da lo mismo chutar con la izquierda que con la derecha. Para algo es ambidiestro. Anoche hasta se dio el lujo de intentar un par de taconazos. El conductor del Getafe, bien secundado por De la Red, no cedió al empuje de Duscher y Colsa, que empezaron de vicio pero terminaron sacando la bandera blanca. Su trabajo en el primer tiempo, cuando cortaron el ritmo del Getafe, al que las ideas no le daban para abrir la lata ideada por Marcelino, quedó en entredicho.

El técnico asturiano, con el que el Racing está firmando la mejor campaña que se le recuerda, le apretó las tuercas a la escuadra por la que estuvo muy cerca de fichar el pasado verano. Durante una hora larga Marcelino le ganó la partida a Laudrup. Se sentía en su salsa. Le había cortado las alas al Getafe. Ni Contra ni Licht se asomaban a la línea de fondo. Cada pelotazo al área lo ganaban Oriol y Garay. Todo iba bien hasta que De la Red sacó el máximo provecho del primer fallo del central argentino. El único hasta las dianas de Casquero y Del Moral. El ex centrocampista del Castilla burló la marca de Garay y conectó un envío de Granero desde el banderín de córner. Antes había probado fortuna Duscher, al que Smolarek dejó con el pecho un balón franco en el balcón del área. El pivote chutó pegado al poste derecho, pero por fuera.

Pero para asistente Pablo Hernández, al que el Getafe debe buena parte de la temporada que está haciendo en su cuarto año en Primera. Luis Fernández le aguantó hasta que los pulmones del veterano no dieron abasto. Entonces le hizo un roto. Fue el principio del fin del club de Cantabria frente a un Getafe que, aunque remachó una faena de aliño, le dejó un regusto amargo. El Racing perdió su primer duelo en la Copa pero mantiene sus opciones. Dos goles le separan de evitar que los madrileños se metan en su segunda final consecutiva.