Delicioso Villarreal
El equipo de Garrido mantiene el pulso de los grandes tras derribar al Atlético
Pues sí, detrás de esas dos locomotoras llamadas Barcelona y Real Madrid, hay alguien. Una delicia de equipo que triangula, combina y se mueve como los ángeles. Ha aprendido, además, a ser contundente atrás gracias a la intimidación de Marchena y a la voracidad recuperadora de Bruno. De modo que el Villarreal le aguanta el pulso a los grandes después de derribar a un Atlético insuficiente. No le bastó con el arranque de Agüero ni le beneficiaron las protestas de Quique, expulsado tras reclamar un penalti de Gonzalo al Kun. El Villarreal impuso su técnica y El Madrigal acabó coreando los infinitos pases de su equipo. Cazorla, a su vez, firmó otra actuación deslumbrante.
Nilmar le rompió los esquemas a Quique Flores en una cabalgada fulgurante. Una exhalación que partió desde el centro del campo, condujo delicadamente el balón hasta la frontal y se lo cedió entre una nube de defensores a Cani, que marcó con un toque cruzado. El delantero brasileño está en un estado de forma espectacular, espoleado por su entrenador, Juan Carlos Garrido, que le instó en verano a mejorar sus prestaciones respecto a la campaña pasada. Le sobran facultades: veloz, hábil y muy vertical, su regate de espuela, con la izquierda, a Perea, levantó un suspiro de admiración en El Madrigal.
Villarreal 2 - Atlético 0
Villarreal CF: Diego López, Ángel, Gonzalo, Marchena, Capdevila, Bruno, Senna (Matilla, Min. 46), Cazorla, Cani, Nilmar (Mario, Min. 84), Rossi (Marco Ruben Min. 88).
Atlético de Madrid: De Gea, Ujfalusi, Godín, Perea, Filipe, Assunçao (Forlán, Min.57), Raúl García, Simao (Fran Merida, Min. 78), Reyes, Agüero, Diego Costa (Tiago, Min.57), Reyes.
Goles: 1-0 Min. 9 Cani. 2-0 Min. 52 Rossi.
Árbitro: Ramírez Domínguez (Andaluz). Amonestó a los locales Bruno, Rossi y a los visitantes Perea, Diego Costa, Reyes. Expulsó a Quique Sánchez Flores por las protestas de la primera parte.
Incidencias: Partido correspondiente a la octava jornada del campeonato nacional del liga, con la presencia de 21.000 espectadores en el Madrigal.
El Atlético había salido valiente, presionando muy arriba y, en los dos minutos iniciales, Agüero ya se había fabricado dos ocasiones de gol. Finísimo con el balón y sin él, el Kun se disponía a darse un festín, pero añoró la compañía en la primera parte de Forlán: Diego Costa, más allá de chocar contra tirios y troyanos, fue irrelevante. Agüero se chocó con la respuesta de un Marchena sin resquicios. Siempre socorrido por un Bruno inmenso tanto en la recuperación como en el inicio de la construcción del Villarreal. Tras la doble llamada de Del Bosque y aunque todavía no haya debutado en la selección, el mediocentro de Artana ha dado un salto muy notable, perdiendo la timidez anterior y asumiendo unos galones cada vez más puestos desde que Senna, con los achaques de los 34 años, vaya cediéndole el paso.
El partido estuvo en ebullición, con fases excelentes del juego interior del Villarreal y otras amenazantes de un Atlético ambicioso. Cazorla dio una lección de pase, toque y desmarque en un rondo interminable con sus compañeros. Y el Atlético se fue al descanso cargando contra el árbitro, que pitó el final de la primera parte una milésima de segundo antes de que Gonzalo derribara a Agüero tras un rechace del portero a tiro de Godín. Los rojiblancos se comieron al árbitro camino del vestuario mientras Quique Flores trataba de calmarlos, para a continuación calentarle también la oreja a Ramírez Domínguez.
El Atlético bajó el ritmo en la segunda parte y el Villarreal fingió que también lo bajaba. En realidad, estaba esperando para golpear. Otra vez Cani, en esta ocasión con un excelente pase en profundidad a Rossi. Lo mejoró el norteamericano con sus caracoleos a pocos metros del área pequeña, burlando a tres defensas antes de marcar junto al palo. Mientras Cazorla se recreaba regateando en una baldosa, a pocos metros Escribà, el segundo de Quique, preparaba la entrada de Tiago y Forlán, en una acción desesperada por volver al partido. El Atlético recuperó efímeramente la pelota, por la pausa de Tiago y la electricidad de Forlán. Pero la cita seguía en los pies de Bruno, cuyo nombre sonó coreado por El Madrigal, tras su enésimo balón recuperado. Marchena cerró las puertas de Diego López y el Villarreal se recreó en una propuesta estética sólo al alcance de los más grandes.
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