"¿Cristiano? Sin palabras"
Mourinho elogia el "coraje" de sus jugadores para darle la vuelta al partido más complicado de la temporada en el Bernabéu
Mourinho se encogió de hombros cuando le preguntaron por el revulsivo universal: "¿Cristiano? Sin palabras. Todos lo ven partido a partido. Yo no tengo nada que decir".
El técnico del Madrid no le ve como delantero centro pero las estadísticas señalan que ciertos conceptos, en su caso, dan más o menos igual. Cristiano es un goleador. Juegue donde juegue. Ayer metió su tanto número 22 en 18 jornadas del actual campeonato. Suma 48 goles en 46 partidos a lo largo de una temporada y media en el Madrid. Su media es de más de un gol por encuentro. Su ritmo anotador anuncia récords de eficacia. Nadie en la historia del club tardó menos tiempo en hacer más estragos en la portería contraria. Solo Puskas se le aproxima: en sus primeros 46 partidos el húngaro hizo 44 goles. Di Stéfano metió 40 y Hugo Sánchez 36 en el mismo número de encuentros.
Cristiano Ronaldo es el jugador que menos kilómetros recorre en su equipo. Cuando el Madrid pierde la pelota, él se queda en campo contrario, de pie, contemplando el espectáculo. Ayer, en la primera parte, asistió a las andanadas del Villarreal tirado a la izquierda, junto al área técnica, como si alguien le hubiese designado esos 40 metros cuadrados. Un solar que lindó con Mourinho, que de vez en cuando se le acercó para decirle cosas al oído. Cristiano ejerció de lugarteniente y, como los oficiales de alto rango, permaneció rigurosamente alejado de las balas enemigas. Nunca bajó a ayudar a sus compañeros en los momentos más críticos, cuando Cazorla, Valero y Cani acosaban el área de Casillas. Solo se movió cuando sus compañeros recuperaron el balón.
Mourinho le tiene tanta fe que le reservó para que empleara sus energías exclusivamente en atacar. Prefirió tenerlo de vecino. Prefirió dosificarle. Y Cristiano le hizo caso. No hizo nada más que lo más difícil. Tres goles. Los tres, producto del coraje. El segundo, fundamental, en palabras de Juan Carlos Garrido. "El 2-2 antes del descanso fue un mazazo muy duro", dijo el técnico visitante. "Condicionó el segundo tiempo".
El autor del gol coincidió: "Fue fundamental marcar el empate antes de la segunda parte". El gol tuvo una gestación interesante. El árbitro señaló una falta contra el Villarreal junto al lateral derecho del área de Diego López. Cuando Alonso se disponía a lanzarla Cristiano se le acercó y le comunicó algo. Mientras tanto, en el área, la defensa del Villarreal se desplegó con ingenuidad. Catalá, Bruno, Ángel y Gonzalo marcaron a los hombres equivocados. Cuando Cristiano entró en la olla nadie lo tomó. Alonso sacó con un golpeo interior, el balón se cerró y Cristiano lo interceptó aprovechando la fuerza que traía, en el medio del área. Diego López subió a destiempo. No consiguió anticiparse al delantero, que descargó el cabezazo con rabia. Fue el 2-2. Cristiano lo consiguió con un poco de astucia y otro poco de oficio.
Cristiano confesó que pensó que la Liga se le escapaba: "Siempre que vas perdiendo lo piensas. Sabemos que si pinchábamos se haría todavía más difícil. Pero nos quedaban 45 minutos para remontar y sabíamos que podíamos hacerlo. Por eso el míster nos echó la charla en el vestuario". Mourinho asintió: "En la primera parte el Madrid estuvo mal y el Villarreal fantástico. Ha sido el equipo que más cerca ha estado de ganar aquí. El resultado normal del primer tiempo habría sido un 1-3. Marcamos un 2-2 sin hacer absolutamente nada para marcar porque el control del partido fue del Villarreal. El 2-2 fue óptimo para nosotros pero cuando hablé con los jugadores en el descanso les dije que era un resultado absolutamente falso".
El empate fue mérito de Cristiano y sirvió para que el Madrid se fuera al descanso con cierto alivio. El enredo lo terminó de solucionar el propio Cristiano a falta de 15 minutos para el final. El hombre convirtió un centro vulgar de Kaká en una oportunidad de oro, previo posible fuera de juego de Di María. Fue el hat-trick. "Es el primer hat-trick que hago con las dos piernas y la cabeza", ponderó el jugador. "He usado todos los recursos".
Cuando le preguntaron si se sentía el nueve que puede solucionar el vacío dejado por Higuaín, el portugués se escurrió como mejor pudo, dejando entrever que no quiere vivir en el área rival: "El míster sabe la mejor posición donde puedo rendir más para el equipo. Pero este tema ya está olvidado, tenemos que mirar a los jugadores que tenemos, no los que están fuera. Hoy me ha gustado la afición, se ha metido mucho en el partido".
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