El Barça tiene un agujero
Los azulgrana, que no dan con los centrales, incapaces de marcar diferencias con el Milan (2-2)
A la italiana, con un córner cabeceado por Thiago Silva en el último minuto, empató el Milan en el Camp Nou. Los azulgrana, al fin y al cabo, estuvieron expuestos durante toda la noche a cualquier sobresalto, también a la estrategia, incapaces de marcar diferencias, ahora mismo fuera de onda. Así que el gol pudo haber llegado antes o incluso después, porque el partido siempre estuvo abierto. Jugó mal el Barça, al que se le exige mucho, y poca cosa necesitó el Milan, que no precisó ni siquiera de Ibrahimovic.
No cierra bien el Barcelona desde hace ya tiempo, sobre todo porque no da con los centrales, torturado por las lesiones, y el entrenador insiste en poner a Keita de volante en lugar de Busquets, pareja ayer de Mascherano. El triángulo defensivo azulgrana fue desmontado nada más ponerse la pelota en juego por la velocidad de Pato. Un regate en la divisoria y un cambio de ritmo en la línea de tres cuartos le alcanzaron al brasileño para encarar al portero y poner el balón recuperado por Van Bommel en la red de Valdés.
BARCELONA, 2 - MILAN, 2
Barcelona: Valdés; Alves, Busquets, Mascherano, Abidal; Keita (Puyol, m. 67), Xavi, Iniesta (Cesc, m. 39); Pedro, Messi y Villa (Afellay, m. 84). No utilizados: Pinto, Adriano, Maxwell y Thiago.
Milan: Abbiati; Abate, Nesta, Thiago Silva, Zambrotta; Van Bommel (Aquilani, m. 77), Seedorf, Nocerino; Boateng (Ambrosini, m. 33); Cassano y Pato (Emanuelson, m. 61). No utilizados: Amelia, Bonera, Yepes y Antonini.
Goles: 0-1. M. 1. Pato se hace un autopase y supera por bajo a Valdés. 1-1. M. 35. Pedro finaliza una jugada individual de Messi. 2-1. M. 49. Villa, de falta directa. 2-2. M.93. Thiago Silva, de cabeza.
Árbitro: Martin Atkinson (Gran Bretaña). Mostró la tarjeta amarilla a Van Bommel, Villa, Nesta, Alves y Puyol.
Camp Nou: 98.000 espectadores.
El gol fue tan rápido y sencillo que provocó el escalofrío de la hinchada del Camp Nou. El Milán repitió siempre que pudo la jugada: recuperaba la bola en la medular, aceleraba Pato y no podía Busquets. La ayuda de los laterales impidió que aumentara la ventaja italiana hasta que se perdió el brasileño. Alborotados y desordenados, los azulgrana perdieron el sitio en la cancha, no encontraban la línea de pase, no alcanzaban el área y en cambio habilitaban la contra del Milan. Incomodados, los barcelonistas se vieron condenados a sobreesfuerzo antes de firmar el remonte.
Muy retrasados, los italianos se encomendaron a una zaga tensa y experta, curtida en partidos exigentes, individualmente interesante por la presencia de Nesta y Thiago Silva. Hasta que el Barça no abrió el campo con Alves y Villa, el Milan tapó muy bien los pasillos interiores y apenas concedió un par de faltas a Messi. El catenaccio se impuso al rombo inicialmente dispuesto por Allegri y en punta ya solo quedaba Pato, retrasado el marginal Cassano. Ensanchada la cancha, al Barça le faltaba paciencia, finura y fútbol.
No atacaba bien el Barcelona y no salía de casa el Milan. No quedaba más remedio que encomendarse a Messi. La Pulga calentó a Abbiati con un par de tiros de media distancia para después armar una jugada celestial, más que nada porque levitó cuando penetró el área mientras los zagueros se quedaban petrificados. Ni Nesta, ni Abate ni Abbiati pudieron detener la arrancada del argentino en la frontal: un par de toques para conducir, la aceleración hasta alcanzar la línea de fondo, el centro con la zurda, la pelota que queda muerta y Pedro que pone el pie.
Pedro fue el único que no quedó hipnotizado por la acción de Messi. Hasta la afición se paralizó, incapaz de soplar para empujar la pelota, todos los espectadores sobrecogidos. Nadie despertó del todo hasta que los del gol sur se dieron cuenta de que se había lesionado de gravedadIniesta. Tanta tralla pasa factura y los azulgrana cuentan una baja por partido desde el regreso de Mónaco. Ante tanta calamidad, la reaparición de Puyol pareció una bendición para un equipo débil en su área y poco rápido en los extremos.
A Villa le cuesta combinar, su fútbol ha menguado. Tiene, sin embargo, una excelente pegada. Marcó un golazo en el Bernabéu y ayer repitió en un libre directo. Los azulgrana, sin embargo, se volvieron a parar después de darle la vuelta al marcador. Las pérdidas de balón se acumularon en el bando local y el forastero se estiró después de una buena contención a base de faltas tácticas. Aunque para nada parece un equipo del otro mundo, el Milan puso en aprietos al Barça.
La falta de clarividencia y puntería azulgrana permitió que el Milan se mantuviera en el partido hasta el último momento, a la espera de su jugada episódica. Bien que lo sabía el Barça y nada hizo para evitarlo. Los barcelonistas necesitan tiempo para recuperar jugadores y sensaciones, víctima como es del estrés, falto de velocidad mental y física, atrapado por un rosario de lesiones, nada que ver con el campeón de Wembley, que defendía bien porque atacaba mejor, siempre de forma colectiva y coral. Lo único extraordinario del equipo es de momento Messi. El Barça tiene un agujero.
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