Arena rompe la barrera de los 47s
Con un bañador sin homologar, Bernard bate el récord mundial de los 100m libres
El campeón olímpico bate el récord del mundo de los 100 metros libres, la prueba fetiche de las piscinas, y lo hace convirtiéndose en el primer hombre que rompe la barrera de los 47s. En cualquier otro momento, este enunciado serviría para paralizar el mundo del deporte, para celebrar la capacidad humana de superar límites, pura celebración deportiva. Sin embargo, bajan tan revueltas los últimos meses las aguas de la natación que cuando se anunció ayer que Alain Bernard, un portento francés de 26 años, un coloso de 1,96 metros y 88 kilos de músculo, había nadado en Montpellier, en las semifinales de sus campeonatos nacionales, los 100 metros en 46,94s, rebajando en 11 centésimas la anterior plusmarca (los 47,05s del australiano Eamon Sullivan en las semifinales olímpicas de Pekín) y mejorando en 26 centésimas su mejor marca, la primera reacción es una pregunta: ¿Qué bañador vestía?, y la segunda, una relativización absoluta del mérito del nadador. Un récord más en unos tiempos en los que el único fracaso es el no conseguirlos.
"Este modelo, más que ayudarme, me ha frenado; me entró agua", dice el francés
Bernard batió el récord más deseado tres meses antes del Mundial de Roma y estrenando un nuevo bañador de cuerpo entero y completamente de poliuretano, un nuevo modelo de su marca, Arena, que aún no ha sido homologado y que con total seguridad estará prohibido a partir de enero de 2010. Al igual que el Jaked que usa el español Rafa Muñoz, todas las prendas que no estén compuestas al menos en un 50% de tejido textil -condición que sí cumple, por ejemplo, el LZR de Speedo que propició la catarata plusmarquista del pasado verano- estarán prohibidas el próximo año, aunque transitoriamente puedan ser homologadas para el Mundial si pasan los criterios fijados por el laboratorio de Lausana, proceso en el que aún se trabaja. En teoría, las prendas de poliuretano no sólo procuran beneficios hidrodinámicos, sino que actúan como flotadores, posibilitando que el nadador concentre la mayor parte de su energía en avanzar sobre el agua, ahorrándose la que dedica a flotar.
Así que, posiblemente, los 46,94s del día de San Jorge de 2009 nunca serán homologados, lo que tampoco pareció importarle tanto a Bernard.
"Ha sido extraordinario. Tengo un sentimiento loco. Ha sido lo más hermoso de mi vida después del oro de Pekín. No sé si se homologará o no, aunque no veo por qué no", dijo el nadador francés, que sufrió una profunda depresión, falta de motivación, después de los Juegos de Pekín, un estrés postolímpico del que ha salido con fuerza. "Pero si no lo homologan, no hay problema, lo batiré con cualquier otro bañador. Además, yo creo que este modelo, más que ayudarme, me ha frenado. Deslizaba muy bien, pero me ha entrado agua en el viraje y se me ha llenado de burbujas la prenda. Así que no voy a decir que he batido el récord gracias al bañador. Por la mañana, en las series, nadé en 47,86s, y con el bañador del año pasado".
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