Épica paterna
Poseedora de uno de los carteles publicitarios más agresivamente espantosos del cine reciente, Medidas extraordinarias no tiene el mayor argumento para su posible defensa en las imágenes que abren su relato: carne de telefilme de sobremesa en cadena privada, con la inclusión, siempre delicada, de niños aquejados de enfermedad incurable en el almacén de potenciales recursos para el posterior estallido melodramático. Dirigida por Tom Vaughan, responsable de Algo pasa en Las Vegas (2008), con la convicción propia de quien rellena el formulario de ingreso a la consulta del dentista, Medidas extraordinarias llega a verbalizar su propio problema: en ella, se termina hablando mucho de sentimientos como factor de distorsión de la mirada (del protagonista) y, en buena medida, la película acaba diagnosticando su propio problema, aunque no resolviéndolo.
MEDIDAS EXTRAORDINARIAS
Dirección: Tom Vaughan. Intérpretes: Brendan Fraser, Harrison Ford, Jared Harris, Keri Russell.
Género: Drama. Estados Unidos, 2010.
Duración: 105 minutos.
Basada en el libro The Cure de la periodista Geeta Anand, Medidas extraordinarias cuenta la historia real de John Crowley (Brendan Fraser), padre de dos hijos aquejados por la enfermedad de Pompe, y de su épico empeño en convencer a la industria farmacéutica sobre la necesidad de financiar la investigación que permitirá encontrar una cura para el feroz trastorno genético. Curiosamente, el relato verídico confía su sentido del espectáculo en el elemento más falso de su composición narrativa: la figura del huraño, esquinado, indomable doctor Robert Stonehill, que, en realidad, es una suerte de collage de los diversos investigadores que se cruzaron en el camino de Crowley. Ignora este crítico si alguno de esos personajes reales compartía tensión, agresividad y ensimismamiento con este Robert Stonehill al que da vida, con registros minimalistas, un Harrison Ford que quizá considera este trabajo como su particular lectura del Barbarroja al que dio vida inmortal el Toshiro Mifune del clásico de Akira Kurosawa. En todo caso, a la tensión narrativa de la película le viene bien que Stonehill responda, como un ejemplo de libro, a lo que se suele considerar un personaje complejo y fascinante: la bestia parda con el corazón de oro.
Si algo salva a Medidas extraordinarias del tedio es su descripción de los protocolos que adoptan las industrias farmacéuticas, en el proceso de dar luz verde a la investigación que culminará en la comercialización de un nuevo fármaco. Un personaje de ese gélido universo corporativo, interpretado por el siempre notable Jared Harris, es el que advierte a John Crowley acerca de los peligros de su mirada sentimental: por supuesto, está cargado de razón.
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