Los violentos enturbian la huelga
Los actos vandálicos culminan con 59 detenidos, 42 de ellos en Barcelona, y 57 heridos - 75.000 personas se manifiestan pacíficamente por el centro de la ciudad contra la reforma laboral
Por primera vez en muchas semanas, Cataluña dejó ayer de vivir sumergida en el zumbido de la precampaña electoral, con los dos principales partidos, PSC y CiU, instalados durante 24 horas en un deliberado perfil bajo -y los socios minoritarios del tripartito, ERC e ICV-EUiA, a su aire, en las calles- debido a la huelga general. La protesta paró, sobre todo, fábricas y transportes en consonancia con los servicios mínimos pactados, y por la tarde sacó al centro de Barcelona a 75.000 manifestantes, según cálculos de este diario, en protesta pacífica contra la reforma laboral de Zapatero. La movilización, sin embargo, se calentó hasta la violencia en varios momentos del día por los actos vandálicos de grupos antisistema. Dichos brotes violentos duraron desde el mediodía sin parar hasta la noche, como hacía tiempo que no se veía en Barcelona, desde la época de las contracumbres, en 2001 y 2003.
La batalla campal dejó el corazón de la ciudad convertido en un paisaje de contenedores ardiendo, un coche de la Guardia Urbana en llamas, cristales de tiendas rotos y 57 heridos leves (28 mossos). De ella se desmarcaron los sindicatos CC OO, UGT y USOC. La CGT justificó la actuación de los descontrolados al considerarla la respuesta a un supuesto acoso policial. Según los Mossos d'Esquadra, en total fueron detenidas 59 personas (42 en Barcelona), la mayoría de ellas procedentes de países no europeos. Tres de los arrestados son menores.
Los primeros incidentes se produjeron a mediodía en la zona de la plaza de la Universitat, donde un grupo antisistema quemó un coche de la Guardia Urbana mientras mobiliario urbano y de las terrazas de los bares saltaba por los aires. A partir de las dos de la tarde, la bronca se trasladó al entorno de la plaza de Catalunya, donde la policía desalojó la antigua sede de Banesto, ocupada desde el sábado por colectivos alternativos. Según los mossos, se intervino porque los okupas estaban arrojando objetos a las fuerzas de seguridad. El desalojo se saldó con 17 personas identificadas y un detenido, con antecedentes. Los accesos al edificio fueron tapiados. Varias unidades móviles de COM Radio, RAC 1, Punto Radio, TV3 y La Sexta desplazadas al centro para retransmitir la manifestación fueron atacadas y gravemente dañadas. El Colegio de Periodistas de Cataluña condenó los hechos "enérgicamente".
La violencia estalló de nuevo y de forma simultánea a la manifestación de la tarde convocada por CC OO y UGT. Guiada por un puñado de radicales, muchos de ellos encapuchados y ajenos a las convocatorias mayoritarias, la violencia prendió a las siete en la plaza de Catalunya y el paseo de Gràcia, bajó por Via Laietana, se agudizó en el entorno de la catedral y se instaló en las callejuelas del Born.
Los radicales la tomaron con bancos, cajas y tiendas de ropa de cadenas como Zara o Levi's -saqueada-, arrasaron literalmente una tienda Movistar y quemaron contenedores. También se liaron a pedradas contra agentes antidisturbios, escaparates y el coche de una autoescuela, ante el pavor centenares de turistas. Tras un largo juego del ratón y el gato, la situación se calmó sobre las nueve de la noche. La policía tomó la plaza de Sant Jaume."No tienen nada que ver con los trabajadores ni con las organizaciones sindicales mayoritarias que han convocado la huelga", condenó a los antisistema la consejera de Trabajo, Mar Serna. El consejero de Interior, Joan Saura, y el secretario de Seguridad, Joan Delort, evaluarán los incidentes esta mañana. Los hechos perturbaron el desarrollo de la séptima huelga general de la democracia, en que, desde la madrugada de ayer, la imagen del día fueron los polígonos fantasma de las industrias, la detención de las grandes obras, un transporte de mercancías y de pasajeros al ralentí, la baja actividad del puertoyo el bloqueo de Mercabarna.
No obstante, el pequeño comercio, los bares y restaurantes, y los grandes centros comerciales del centro funcionaron sin problemas la mayor parte de la jornada, con interrupciones intermitentes y la persiana a medio bajar por temor a los piquetes. El hormigueo de los edificios de oficinas, que no cesó, da idea de que en los servicios tampoco caló el parón. La protesta no cuajó entre médicos y enfermeras, cuyos sindicatos mayoritarios no secundaron el paro, aunque en servicios como la limpieza el seguimiento fue desigual. En muchos colegios faltaron más alumnos que docentes.
La manifestación que canalizó la protesta pasadas 18 horas concentró a unas 75.000 personas, según cálculos de este diario. La policía elevó la cifra a 130.000 y los sindicatos hablaron de 400.000.
La guerra de cifras -que la Generalitat esquivó- fue eso, una guerra. CC OO, UGT y USOC aseguraron que el 80% de los asalariados no acudió al trabajo y calificaron la protesta de "éxito". Las patronales se sonrieron con la cifra y hablaron de una huelga de "escasa incidencia", según Fomento del Trabajo. PIMEC cifró el seguimiento medio en el 16,5%. La vallesana Cecot habló de un 26,4%. La patronal del metal UPM la calculó en un 65% entre las grandes empresas y en un 35% entre las medianas y pequeñas. La Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED) señaló que solo un 4% de la plantilla de sus empresas dejó de ir a trabajar. La Confederación de Comercio puso el listón en el 10%. En el sector público faltó un 15%.
Si el consumo eléctrico es termómetro fiable de la actividad económica, los datos de Endesa, que controla el mercado catalán, arrojaron una caída del 24% del consumo en la comunidad a las 15.00 horas con relación al miércoles anterior. Este dato va cambiando a lo largo del día. A las ocho de la mañana, el desplome había sido del 27%, dijeron los sindicatos. En la última huelga general, en 2002, la caída media en Cataluña fue del 28%, con simas del 35%. El consumo de gas cayó un 22%.
En Lleida, la protesta sacó a la calle a cerca de 2.000 personas. En Tarragona, a unas 6.000, según cálculos de este diario (más de 8.000 según los organizadores). Coreando gritos del tipo "¡esta huelga la hemos ganado!" y "¡contra la reforma laboral!", más de 4.000 personas recorrieron ayer el centro de Girona.
Con información de Ariadna Trillas, Clara Blanchar, Miquel Noguer, Cristina Delgado, Ferran Balsells, Àngels Piñol y Rebeca Carranco.
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