El eterno dilema de CiU
Duran juega a ser decisivo y mantiene la duda de su papel en el Gobierno
En el año 2012, cuando concluya la próxima legislatura española, Cataluña no estará más cerca de la independencia, como propone Esquerra; quizá se haya sumido en un estado anímico de pesimismo total, contra el rebosante optimismo que intenta insuflar el PSC; y no se le hayan aclarado las ideas, pese a la lucidez que pretende difundir el PP. Y quizá, también, Convergència i Unió se quede lejos de su objetivo: condicionar la política española.
Pese a ello, los nacionalistas insisten machaconamente en esta campaña en que sus diputados serán decisivos y que gracias a esta condición Cataluña obtendrá, por fin, "grandes réditos" y "será respetada". Pero como sostiene un dirigente de la federación: "Hay que motivar a los votantes de alguna manera y nada mejor que animarles fijándose una meta".
No es la primera vez que CiU exhibe un lema con este mensaje. En 1993, con Miquel Roca al frente, el eslogan fue Ahora decidiremos. Y en 1996, con Joaquim Molins, Plantaremos cara, que después se convirtió en Hagamos que Cataluña sea clave, precisamente antes del Pacto del Majestic con el PP. También Xavier Trias, en 2000, proclamaba que en la noche electoral esperaría en casa la llamada de José María Aznar para gobernar. El PP obtuvo mayoría absoluta.
Ahora, el democristiano Josep Antoni Duran Lleida lo fía todo a este propósito. Y Coalición Canaria apela también a su papel preeminente en la próxima legislatura, con el convencimiento de que la formación ganadora -PSOE o PP- lo será por la mínima.
Las encuestas confirman que ni socialistas ni populares obtendrán mayoría absoluta. Pero no otorgan a Duran esa posición de bisagra con la que sueña. En 2004, CiU sufrió un descalabro de cinco diputados y se quedó en 10, los mismos que obtendría ahora según los sondeos. En CiU se defienden apelando a las encuestas de las municipales en Barcelona. Éstas auguraban a Xavier Trias 10 concejales. Consiguió 12.
Los nacionalistas se conformarían el 9-M con sumar más diputados que el bloque que forman Esquerra Republicana e Iniciativa, junto con IU. La pasada legislatura éste sumaba 13 diputados frente a la decena de CiU.
Dirigentes de la federación aseguran que este objetivo es fácil de conseguir, pues confían en ganar dos diputados y que los republicanos no logren grupo parlamentario. Esto les permitiría reeditar el viejo papel de "interlocutor" catalán en Madrid.
Pero a la mañana siguiente del 9-M, si CiU es decisiva, sus dirigentes se toparán de nuevo con el eterno dilema: implicarse en el Gobierno o apoyarlo desde "la barrera". Esta última fue la opción preferida por Jordi Pujol y uno de los motivos de su divorcio con Miquel Roca, quien, como buen conocedor de los entresijos de la política española, apostó por integrarse en los gobiernos de Felipe González.
Pujol siempre hizo oídos sordos a estos cantos de sirena. A CiU no le faltaron ofertas, incluso con mayoría absoluta de PP. Siempre se resistió. Pero ahora Duran opina como Roca. Sobre todo ante la sequía de poder que sufre la federación.
El democristiano cree que, al final, José Luis Rodríguez Zapatero, aunque diga preferir a IU, optará por la "centralidad" de CiU. Y añade que Esquerra no contará. En cualquier caso, si los números no cuadran, Duran podrá repetir el mismo escenario de la pasada legislatura: apoyar al Gobierno externamente. De las 144 leyes aprobadas, CiU votó a favor de 94.
Ayudar a los autónomos
Josep Antoni Duran Lleida propuso ayer un paquete de rebajas fiscales para los trabajadores autónomos -"que aportan mucho con su fiscalidad pero reciben poco", afirmó- e incluir en la enseñanza obligatoria una asignatura que fomente entre los alumnos el "espíritu emprendedor" y la creación de empresas. CiU plantea un impuesto de sociedades reducido del 15%, cobrar el 100% del subsidio de paro para el inicio de una nueva actividad por cuenta propia y una cuota fiscal cero durante los dos primeros años de vida de la microempresa.
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