La chatarra invade el delta del Ebro
Basura de todo tipo se acumula en las 7.800 hectáreas de zona protegida - Las políticas de ahorro han reducido el personal que cuida el parque
La basura y las máquinas abandonadas se cuelan en las postales idílicas del paisaje del delta del Ebro. La basura se amontona en algunas zonas, como la Punta del Fangar (Deltebre), donde hay esparcidos en la arena los más diversos objetos: tractores y caravanas abandonadas, plásticos, ropa y hasta trozos de váteres rotos. Esta contaminación amenaza a las especies autóctonas, y las entidades ecologistas reclaman más partidas presupuestarias para limpiar las zonas más afectadas.
El delta del Ebro tiene 320 kilómetros cuadrados de superficie, y el parque natural, considerado uno de los enclaves biológicos más importantes de Cataluña, 7.800 hectáreas. La Generalitat constituyó el parque natural del Delta del Ebro en 1983 y lo amplió tres años más tarde.
Especies invasoras y desperdicios, grandes peligros para el delta del Ebro
Pero su director, Francesc Vidal, dice que los recortes han ido calando en la institución. "Íbamos justos y aun así hemos ido perdiendo trabajadores por las prejubilaciones y las políticas de ahorro de la Generalitat. Ahora somos unos 30, nos dedicamos a la mejora y conservación de la vegetación, y también a la preservación de las especies de animales autóctonas", explica.
El delta es la zona húmeda más grande de Cataluña y una de las más importantes de Europa. En sus terrenos coexisten fauna salvaje, zonas de vegetación de ribera, lagunas, estanques y campos de arroz. Pero también hay playas y bahías turísticas, que en ocasiones forman parte de la zona declarada parque natural por la Generalitat. La playa del Trabucador (Sant Carles de la Ràpita), la playa de la Marquesa, Riumar y el faro del Fangar, en Deltebre, son algunos de los enclave afectados.
El delta recibe al año 750.000 turistas, muchos en caravanas, y en las playas turísticas no hay ninguna restricción, solo carteles que explican el valor ambiental de la zona. "La brigada municipal intenta limpiar las playas. Algunos tractores que hay en la Punta del Fangar son mariscadoras viejas", explica Clara Franch, técnica de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Deltebre.Las entidades ecologistas reclaman más medios: "No damos abasto con la limpieza de basuras, no tenemos una fuente de financiación para poder asumirlo. Los Ayuntamientos ponen contenedores, pero muchas playas están prácticamente desiertas y es muy difícil mantenerlo todo limpio", explica Ignasi Ripoll, biólogo y representante de la organización SEO Birdlife. Él y voluntarios llegados de todo el mundo participan en algunas labores de limpieza. "La contaminación también llega del mar, desde plantas invasoras y algas hasta basura que llega del delta. La contaminación es humana, pero también tenemos que hacer frente a los desechos que crea la propia naturaleza", dice Ripoll.
Cada año despliegan dos dispositivos para limpiar a fondo playas como la de Riumar. "Muchos visitantes tiran desechos, se crea mucha porquería, baja del río y vuelve a la playa", afirma el biólogo. Una de las especies más afectadas es la tortuga marina, ya que puede confundir los plásticos con comida y morir atragantada. Con el paso de los años algunas de las especies más emblemáticas del paraje natural también han sufrido un retroceso. Es el caso del fartet, un pez muy pequeño que antiguamente vivía en los arrozales y que ahora ha quedado relegado a las salinas, y del caracol autóctono, que solo está en los afloramientos de agua dulce.
La contaminación acústica amenaza a otras especies. Ripoll explica que aves como el bitó, de los que hay 30 parejas en toda España, no nidifiquen en el delta por falta de tranquilidad. "Además, se ha construido un puente en la Encanyissada (Amposta) y se han destruido nidos de perdices de mar. Solo hay 100 especies registradas en Cataluña. Nidifican en el delta y después migran a África", dice el biólogo de SEO Birdlife.
Aun así, Ripoll cree que el panorama es algo mejor que hace 20 años. "Cuando llegué al delta, la gente que quería desechar trastos viejos cogía una furgoneta, se iba al delta y allí lo tiraba todo, hasta lavadoras en medio del campo", sostiene el representante de SEO Birlife. Los ecologistas no solo reclaman más ayudas para retirar la basura que se acumula, sino también políticas más restrictivas, incluso "multas cuando sea necesario", concluye Ripoll.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.