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Columna
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Sanidad 'business friendly'

No era un bulo. Ayer este periódico, con la firma de Lluís Pellicer y Ferran Balsells, dio a conocer un documento interno de trabajo titulado La gobernanza del ICS. Para eso están los periódicos todavía: el texto confirma que, además de un cambio de valores humanos de consideración, el futuro de la sanidad catalana será privado, en buena parte. La sanidad pública -la que todos pagamos, hemos construido con esfuerzo para que abarcara a una mayoría de personas y nos llena de orgullo a varias generaciones de catalanes-, se dice, está obsoleta: modernicemos, pues, catalanes. A ver si de una vez nos enteramos: la salud es el mejor negocio. Los mercados esperan. ¿No anunció hace tiempo el Gobierno de Arturas una política business friendly? ¿Hay mayor gesto de amistad a los negocios que poner la salud y la enfermedad a su disposición?

Cuando vayamos al ambulatorio en busca de un médico que nos mitigue el dolor nos encontraremos con un MBA

En tiempos de crisis parece que todos los gatos son pardos. Incluso el de la sanidad: dejemos a los que saben organizar empresas -¿es la sanidad una empresa? ¿No es cierto que el ICS tiene más de 41.000 trabajadores?- que tomen el mando. Copio: "El modelo (sanitario catalán) debe modificarse (legislativamente) para incorporar la participación del personal directivo y de mando en la selección final de los profesionales". ¡Ajá!: serán los gerentes -formados en excelsas escuelas de negocios, todo queda en casa- quienes elegirán a médicos, enfermeras y tutti quanti. Se quiere acabar con el actual sistema de oposiciones: "Un punto clave de motivación de este cambio es modificar el modelo contractual para flexibilizar la gestión de los recursos humanos". ¡Ah!

En consecuencia, cuando vayamos al ambulatorio o a urgencias en busca de un médico que nos mitigue el dolor, nos encontraremos con un MBA -o un aspirante a millonario- que nos acogerá pidiéndonos el talonario. Sin esa contraseña, acaso acabemos rabiando de dolor en la calle, como pasaba en Estados Unidos antes de que el pobre presidente Obama intentara copiar el obsoleto modelo de la sanidad europea. Y si al fin, tras haber abonado el oro de Moscú, damos con el médico, nos encontraremos, también, con un señor de negocios. El hospital y el ambulatorio será un lugar donde lo que motivará a los trabajadores no será curar nuestros padecimientos, sino el (su) beneficio. El plan es incentivar al personal para que se reinventen en empresarios. Imagino que no están hablando de una cooperativa, precisamente.

No está mal como cambio de valores. ¿Es esto lo que avala el actual Gobierno de la Generalitat? ¿Tenía otro sentido el nombramiento del consejero Boi Ruiz, experto en patronales sanitarias? ¿No es el Gobierno catalán un nido de profesores empresarios que consideran al ser humano un producto y la vida una carrera para sacar beneficios? ¿No justifica la actual crisis este ultraeconomicismo? ¿Es que podemos salir de la crisis sin este tipo de innovaciones de economistas a los que Florence Noiville (imprescindible: Soy economista y os pido disculpas, Ed. Deusto) llama "golden borregos"?

Nos llega ahora a Cataluña lo que en otros sitios es ya una oleada caduca y fracasada. Todos sabemos que hospitales y ambulatorios necesitan una buena, extraordinaria, organización. Buena organización es aquella en la que cada uno tiene su lugar y nunca sobra tiempo, por lo cual se ahorra, por principio. Quienes hemos sido pacientes hemos admirado el trabajo de nuestros médicos, enfermeras y auxiliares. Estamos agradecidos a ellos y orgullosos de haber contribuido a que haya gente en nuestro país que sepa ayudar a sufrir menos. Sabemos de su responsabilidad y de que trabajan muchas veces hasta el agotamiento. Suelen ser admirables tal como son.

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¿No se ponen enfermos los alumnos de estas nefastas business schools que pretenden que los médicos hagan negocio con el sufrimiento? ¿Qué insinuaba el consejero Boi Ruiz cuando dijo que a los médicos se les iban a pedir "resultados"? ¿Se cuentan estos "resultados" por muertos, por visitas...? ¿Cómo se mide la productividad de un médico o de una enfermera?

La puntilla es que el documento hasta planea realizar un plan de comunicación "para controlar el mensaje" y "reclutar líderes de opinión". Este es el estilo.

Margarita Rivière es periodista.

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