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Columna
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Razones para no ir a La Rioja

Verano tras verano, los anuncios que nos incitan a ir de vacaciones a las distintas comunidades autónomas son tan modernos que, más que tener ganas de pasar una semana en el lugar ofertado, hasta te empadronarías allí de por vida. Que si "Cataluña le sienta bien a tu pelo", que si "Ven al País Vasco y cuéntalo"... Pero, este año, la campaña de La Rioja ha ido demasiado lejos y creo que puede provocar una catástrofe, sobre todo para los riojanos.

Consta de tres anuncios distintos, en cada uno de los cuales se explica una historia, como si fuese una película. La de una pareja que no se ama, la de una ejecutiva gritona y perfeccionista y la de una adolescente con padres poco comprensivos. Para que ustedes noten el alto nivel de los diálogos (una mezcla ideal entre Los hombres de Paco y Princesas), les diré, por ejemplo, que en la historia de la pareja, ella le chilla a él: "¡Estoy hasta las narices de que me mientas de esa forma!". Pero, al cabo de unas frases, el chico tira una moneda al aire y dice: "Cara, lo intentamos, cruz, lo dejamos". Y se van a intentarlo a La Rioja. (Que es una manera de arreglar lo nuestro mucho más madura que la de tener un hijo). En cuanto a la ejecutiva, sepan que duerme sola en su cama de diseño, que su madre la llama "doña perfecta", que le ponen multas porque conduce estresada en esa gran ciudad donde vive, y que cuando en el trabajo le dicen que coja vacaciones, contra todo pronóstico, va y exclama: "¿Vacaciones yo? Ni hablar, no las necesito. Además, ¿qué harían en la empresa sin mi?". Pero se va a La Rioja. Del tercer anuncio sólo destacaré que la hija adolescente musita esta frase innovadora: "Mis padres no son mala gente... Son padres...". Y también se van a La Rioja, que, como reza la voz en off, es "la tierra con nombre de vino".

Los anuncios están tan bien hechos que La Rioja se va a llenar de matrimonios infelices, ejecutivas chillonas y familias desestructuradas

Yo ya lo comprendo. Comprendo que los creativos del anuncio quieran hacer un llamamiento a las personas que se sientan representadas por las historias para que vayan a La Rioja. Pero es que eso es lo malo. Los anuncios están tan bien hechos que La Rioja se va a llenar de matrimonios infelices, de ejecutivas chillonas y de familias semidesestructuradas. En definitiva, se va a llenar de personas con muy mal beber.

Este agosto la tierra con nombre de vino se verá invadida por hordas de beodos depresivos. Imaginen a los grupos de doñas perfectas sueltas por San Millán de la Cogolla, mordiéndose las uñas y buscando un teléfono. Imaginen a las congregaciones de matrimonios infelices peleándose a gritos ante la columnata romana de Tricio, y luego reconciliándose ante las glosas Emilianenses. Imaginen, en fin, a las manadas de adolescentes problemáticos, arrastrando los pies, cabizbajos, entre las huellas de los saurópodos que abundan en el lugar. Sería más descansado estar en La isla de los famosos.

Lo único que me consuela es que los psicólogos que hayan visto los anuncios no dudarán en elegir también La Rioja como destino para sus vacaciones. Y, por supuesto, no lo dudo: el primero en irse para allá será el gran Josep Lluís Núñez. No porque su perfil se corresponda con el de los personajes de las historias, claro. Pero es que, cuando oiga lo de que La Rioja es "la tierra con nombre de vino", comprenderá que por fin se le hace el homenaje que merecía. Recordemos que él fue quien proclamó que estaba muy contento de estar en una ciudad, Barcelona, que llevaba el mismo nombre que su club de fútbol.

moliner.empar@gmail.com

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