Políticas de la UAB suspende las clases dos días tras ser ocupada por 50 estudiantes
La 'acampada' en la facultad es un adelanto de la huelga convocada el jueves
Salvador Cardús, decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), se paseaba a última hora de la tarde de ayer por el edificio. Cabizbajo y con gesto preocupado saludaba a los estudiantes que deambulaban colgando carteles que animan a ir la huelga el 17 de noviembre. "Ahora se ha calmado. Esta mañana estaba más tenso", contaba uno de esos jóvenes a espaldas del decano. Medio centenar de estudiantes lograron que Cardús vaciara las aulas por la mañana. El decano decretó el cierre de la facultad dos días, porque acamparon en el edificio, al estilo del 15-M, para organizar actividades contra los recortes. "Había demasiada tensión", justifica Cardús.
"La noche del lunes unos 40 estudiantes ocuparon seis aulas. Por la mañana les ofrecí salas para actividades y asambleas. No cedieron. A las nueve de la mañana empezó la tensión, porque organizaron piquetes para que otros estudiantes no entraran a clase", asegura el decano. "No tenía seguridad ni medios para enfrentarme a un conflicto", zanja.En un gran cartel a la entrada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UAB había un horario con todas las actividades del día: charla, cinefórum, clase alternativa, asamblea... El medio centenar de alumnos acampados en la facultad que han logrado paralizar dos días las clases habían organizado un dormitorio con sacos de dormir en un aula y una cocina en otra. También hay ocupaciones en la Universidad Pompeu Fabra y la Universidad de Barcelona. Son solo algunas de las muchas asambleas que funcionan en diferentes facultades catalanas, al amparo de la Plataforma Unitaria en Defensa de la Universidad Pública (PUDUP).
Esta plataforma es la que ha convocado la manifestación del próximo día 17 de noviembre. Funciona al estilo de los indignados del 15-M: es en realidad la suma de muchas agrupaciones formadas en facultades y con grandes dosis de redes sociales para organizarse. Pero la huelga, gestada al calor de reuniones en las que se mezclaban alumnos, administrativos y profesores, llegó finalmente a los comités de empresa sindicales de las universidades. Algunos colectivos profesionales se han sumado y otros se han desmarcado.
"Ya veremos qué pasa el jueves. Pero sea como sea, será otra historia. Los trabajadores tienen derecho a la huelga si quieren. Lo que no puede ser es que 50 estudiantes paren una facultad entera dos días, porque están pasando por encima del derecho de sus compañeros a decidir si quieren ir a clase", decía enfadado ayer Cardús, el decano de Políticas. Los estudiantes que ocupan la UAB no lo veían así. "Solo defendemos la universidad pública. Se está degradando. Queremos poner el debate encima de la mesa", explicaba un estudiante de letras. Ambos bandos del conflicto reconocen que las protestas por el plan Bolonia de hace tres años siguen en la memoria de todos. "Suponemos que el decano ha decidido anular las clases porque tiene miedo a que se líe igual que entonces. Aquello fue muy gordo. Al suspender las clases, esto se ha quedado vacío y se ha unido menos gente. Es una estrategia", razonaba un estudiante.
La plataforma PUDUP explicó ayer los motivos que les han llevado a convocar la manifestación del jueves. La Generalitat ha recortado ya este año su aportación a las universidades un 16%. Aunque el próximo curso no hubiera más recortes (cosa poco probable), según uno de los portavoces de la plataforma, el profesor de la UAB Ermengol Gassiot, los recortes se traducirán en la destrucción de entre 2.000 y 3.000 plazas entre el profesorado y los investigadores, y otras 1.000 plazas entre el personal administrativo y de servicios. Además, subirán las tasas universitarias. "Los profesores despedidos y los no renovados serán los más jóvenes. La destrucción de estos puestos supondrá la eliminación del capital joven de docencia e investigación, lo que empobrecerá las aulas", señaló Gassiot.
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