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'Operación cazafantasmas'

Los Mossos cercan durante tres horas un piso vacío de la Diagonal en busca de un hombre armado - Desplegados decenas de agentes de élite y 24 vehículos"Se ha actuado pensando en la seguridad de los vecinos", defiende un mando

Rebeca Carranco

Un hombre armado atrincherado en un piso. Eso decían ayer las primeras informaciones policiales sobre lo que ocurría en el 2º 1ª del número 336 de la avenida de Diagonal. Otro hombre, de 27 años y de origen checo, con un tiro en una pierna acusaba a su compañero de piso de haberle disparado e insistía en que permanecía dentro de la vivienda.

Para reducirle, los Mossos d'Esquadra pusieron toda la carne en el asador, miembros de élite incluidos: 24 furgones (en cada uno caben ocho personas), agentes de Seguridad Ciudadana y de ARRO, el Grupo Especial de Intervención, mossos de paisano, los agentes de la comisaría del Eixample, más varios refuerzos de otras comisarías cercanas, sumados a agentes de la Guardia Urbana. En la práctica, un tropel de policías tomando un tramo de la Diagonal, que permaneció cortada tres horas, armados y con chalecos antibalas, y el grupo especial apostado en el edificio de enfrente, armados. La estampa hacía temer lo peor.

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"¿Hay rehenes?", asediaban los medios con sus preguntas a los portavoces policiales, que no lo confirmaban. Tras tres horas de tensión, se oyó una pequeña detonación. El grupo de curiosos y periodistas dio un saltito. ¿Qué era ese ruido? ¿Un disparo? Los agentes habían echado la puerta del piso abajo. Dentro no había nadie.Tras la puerta, no había nadie. Sólo un arma automática en el suelo. Los agentes sospechan que es la que el presunto agresor habría usado para disparar a su amigo y compañero ocasional de piso (se quedaba en su casa a dormir de vez en cuando), según el relato de la víctima.

Se ha actuado "pensando en garantizar la seguridad de los vecinos", defendió ayer la intendente de los Mossos d'Esquadra responsable del distrito del Eixample, Rocío Rubio. La policía dio credibilidad a la versión del hombre herido, según contó el mando policial. Y ante la posibilidad de que el agresor, armado, siguiese en la vivienda, optaron por el amplio despliegue policial.

El enredo del atrincheramiento empezó a las once y media, con la víctima entrando en calzoncillos y descalzo en el bar Brasilia, justo al lado de su casa. "Me lo encontré de frente, con sangre en la cabeza y en la mano, y un torniquete en la pierna", contó ayer Lucía Rolle, propietaria del bar.

A ella le pareció que pedía auxilio, aunque no lo acabó de entender bien. Hablaba en inglés. "Estaba en estado de shock. No me paré a pensar demasiado, llamé a la policía y a emergencias directamente", relató, enfadada por el retraso de los agentes. "¡Tardaron media hora!", repetía.

Rolle puso luego la oreja, y escuchó cómo el hombre le contaba a los agentes que le habían "robado y disparado" y que el agresor seguía dentro. "Preguntaba por su mujer todo el rato", explicó. Esa pista hizo temer a los agentes que la novia de la víctima (que tiene un antecedente por violencia doméstica) pudiese estar dentro del domicilio.

Se hicieron pruebas, mediciones, para comprobar si había alguien dentro. La policía logró el teléfono de la mujer, pero ella en un principio colgaba. No tenían llaves de la vivienda, porque la víctima aseguraba que había salido corriendo, con lo poco que llevaba puesto...

La confusión complicaba la situación. Los vecinos aseguraban que habían oído ruido. En algún momento se temió que en el domicilio hubiese un niño. Tres horas más tarde, los Mossos echaron la puerta abajo y vieron que en el piso (un domicilio de soltero normal y algo desordenado) no había nadie.

Entonces se reabrió el tráfico en la Diagonal. Parecía que todo había pasado. Faltaba la fotografía del presunto malo, esposado. Pero entonces llegaron más agentes, armados hasta los dientes. En hilera, entraron en el edificio. Una hora de subidas y bajadas. Los inquilinos del inmueble, asomados en las ventanas, curioseaban.

"No van a sacar a nadie", empezó a correr en la zona. Poco después llegó la confirmación: más de 40 mossos habían registrado el edificio de arriba abajo. Allí no había ningún agresor. La policía había montado una trinchera alrededor de un piso vacío.

Todas las hipótesis están abiertas, aseguró Rubio. Incluso que la víctima haya mentido (no aclaró los motivos de la pelea). Pero siguen creyendo en su versión. Posiblemente, el agresor se escapó cuando la víctima fue al bar. Los agentes han dictado una orden de busca y captura para el atrincherado, que nunca se atrincheró.

Tres agentes del Grupo Especial de Intervención de los Mossos se preparan para asaltar el piso vacío.
Tres agentes del Grupo Especial de Intervención de los Mossos se preparan para asaltar el piso vacío.CARLES RIBAS

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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