La Generalitat abre la vía a que sea legal escolarizar a los hijos en casa
La educación al margen de la escuela se permitirá en casos "excepcionales"
Cataluña puede convertirse en la primera comunidad autónoma donde enseñar a los hijos en casa, sin necesidad de ir a la escuela, sea legal. La Generalitat ha abierto la puerta a esta modalidad educativa que no está prevista por la Ley Orgánica de Educación (LOE), pero que de hecho practican unos centenares de familias y que está permitida en algunos países de la UE y en Estados Unidos.
Los tres partidos que sostienen al Gobierno catalán (PSC, Esquerra Republicana e Iniciativa) han presentado una enmienda al proyecto de Ley de Educación de Cataluña para que los padres puedan optar, "excepcionalmente", a que sus hijos cursen la educación básica "en el ámbito familiar". En caso de aprobarse, la Generalitat redactará un reglamento para someter el proceso al máximo control. Así, se respetarán los derechos de los menores y se garantizará que el docente tenga la capacitación adecuada.
La propuesta prevé fijar un sistema de acreditación para que el menor obtenga el título de ESO. Las familias que ahora practican, por su cuenta y de forma alegal, la escolarización en casa -se calcula que son unas 500- se enfrentan a un problema: sus hijos tienen que esperar dos años (de los 16 a los 18) para presentarse al examen de secundaria.
El debate está sobre la mesa. Los críticos recuerdan que la escuela va más allá del contenido académico -relación con otros niños, educación en valores, etcétera- y argumentan que los padres no pueden sustituir a un profesor. Las familias que están por la formación en el hogar defienden lo contrario y aseguran que el niño aprende a leer y escribir, pero también a "vivir". Es lo que Silvia Ocaña, presidenta de la asociación Educar en Familia, ha expuesto en el Parlament durante la tramitación de la ley.
La LOE fija 10 años de escolaridad obligatoria para los alumnos, mientras que la Constitución señala como obligatoria la educación, no la escolarización. A ese extremo se aferran los padres para pedir la regulación. El Ministerio de Educación evitó pronunciarse ayer sobre la propuesta y la posible colisión con la ley estatal. El que fue secretario general de Educación en la anterior legislatura, Alejandro Tiana, consideró que el Gobierno catalán "tiene margen de maniobra" para impulsar el cambio, siempre y cuando éste se refiera a "casos excepcionales".
La presentación de la enmienda, una de las casi 200 impulsadas por los grupos del tripartito con relación al proyecto de ley -aprobado, por cierto, por el propio Gobierno-, topó ayer con reacciones diversas en los grupos de la oposición. "No estamos en contra, pero queremos que se reglamente con todas las garantías para la infancia y con una acreditación de calidad", dijo Rafael López, diputado del PP. López exigió controles para evitar el concurso de cualquier clase de secta y defendió que la escolarización en casa "puede ser válida para nuevos modelos educativos".
La diputada de CiU Irene Rigau expresó su "sorpresa" por la propuesta del tripartito, aunque se mostró dispuesta a "reflexionar y afrontar" el asunto. "Debemos asegurarnos de que tenemos competencias para regular esta materia", dijo Rigau.
La experiencia europea
Buena parte de los países de la Unión Europea permiten que los menores reciban las enseñanzas propias de la escuela en casa. Las familias se acogen a esta modalidad por razones pedagógicas, pero también religiosas e ideológicas. Se trata, en todo caso, de una opción muy minoritaria.
Uno de los países que permiten esta práctica es Portugal, donde los niños deben someterse a evaluaciones a los cuatro, a los seis y a los nueve años. En Francia, los padres que deseen hacerlo tienen que comunicarlo a la Administración, que facilita la obtención de los títulos. En el modelo italiano, los padres deben demostrar antes la capacidad técnica y económica para ejercer de profesores. También deben informar a las autoridades una vez al año. Aunque de forma más difusa, en el Reino Unido se prevé esa posibilidad. Uno de los casos más antiguos es el de Bélgica, donde las familias pueden educar a sus hijos en el domiclio desde hace 20 años.
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