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Reportaje:

Fin a la impunidad del comercio

Barcelona multará a las tiendas que abran en festivo tras tolerarlo desde 2006

Año nuevo, política nueva. El gobierno municipal de Barcelona pasará de enseñar la zanahoria a esgrimir el palo con relación a los comercios que se vienen saltando la normativa catalana de horarios, en vigor desde 2006. A una mayoría de establecimientos le está prohibido por ley abrir en domingos y en festivos que queden fuera de los ocho que marca el calendario pactado cada año. El Ayuntamiento tiene identificadas a las tiendas que incurren de forma reiterada en un incumplimiento y que siguen abriendo y cerrando a su antojo. "No llegan al millar", subraya Albert González, responsable de Comercio del Consistorio. Es una proporción pequeña, si se tiene en cuenta que Barcelona ciudad cuenta con cerca de 35.000 comercios, pero 10.000 de ellos operan en el sector de la alimentación y, en ese caso, los de pequeñas dimensiones tienen veda para abrir en festivos.

En los cuatro años transcurridos desde la entrada en vigor de la nueva normativa de horarios comerciales y pese a las actas levantadas, no se ha llegado a imponer ni una sola multa, confiesa González. La estrategia ha consistido en practicar la tolerancia en materia sancionadora mientras los esfuerzos se centraban en formar e informar de las nuevas reglas, y también en advertir a quienes las ignoraran. "Ahora consideramos que ya hemos dado tiempo suficiente a todo el mundo", asegura. El abanico potencial de sanciones se abre desde los 600 hasta los 60.000 euros.Buena parte de las tiendas que abren a su aire son regentadas por inmigrantes. De ahí que el Ayuntamiento haya decidido publicar extractos de la normativa comercial en distintos idiomas (urdu, mandarín, árabe, francés, inglés, además de catalán y castellano) para que los comerciantes puedan darse por bien informados y no tengan excusa para los incumplimientos.

El pasado miércoles, día de Reyes, era un festivo de apertura prohibida, pero decenas de tiendas en zonas céntricas de Barcelona abrieron sin reparo. Y en vísperas de rebajas, algunas las anunciaban sin problema. En ese caso, un inspector puede abrir dos expedientes a un mismo establecimiento, uno por la ley de horarios y otro por la normativa de rebajas. La Confederación Catalana de Comercio (CCC) ha pedido más inspecciones ante unas prácticas "no razonables que suponen no respetar las reglas de juego con los competidores".

Pillar in fraganti a una pequeña y céntrica tienda de ropa con la persiana subida en un domingo de apertura prohibida se penaliza por la mínima, con cerca de 600 euros. Que la multa vaya subiendo hasta los temidos 60.000 euros depende de si la práctica ilegal es más o menos reiterada y, sobre todo, de la incidencia que pueda tener determinada apertura con carácter ilegal, ya que el impacto no es el mismo si un domingo normal unos grandes almacenes amanecen con las puertas abiertas de par en par que si abre un pequeño establecimiento de complementos que intenta pescar como cliente a algún paseante o turista que deambula por una zona céntrica.

"Una multa de 60.000 euros a un pequeño comercio, así, de entrada, parece impensable", razona Gemma Puig, directora de Comercio de la Generalitat. Comercio, bajo la órbita del Departamento de Innovación, Universidad y Empresa, en manos de ERC, mima al pequeño comercio urbano con especial esmero dentro del tripartito. "Cada ayuntamiento aplica su propia política frente a los incumplimientos", añade Puig, porque "unos prefieren dar tiempo a las campañas informativas y otros aplican la multa a la primera". La Generalitat tiene competencias en la aplicación de la ley de horarios a partir de las sanciones de 60.000 euros, pensadas para infracciones ya graves. "En lo que llevo en el cargo, no ha pasado ninguna por mis manos en Cataluña", explica Puig, designada hace casi tres años.

La directora de Comercio elude entrar en polémicas con el Ayuntamiento de Barcelona sobre su tolerancia y se muestra comprensiva: "Barcelona, por sus dimensiones, es mucho más difícil de controlar que cualquier otra localidad catalana. Los medios de inspección no son infinitos". Pero insiste en que, aunque los comercios que en Cataluña se saltan por sistema la ley de horarios constituyen "una proporción muy pequeña, que no llega al 3%, casi insignificante, la ley está para cumplirla". "Por supuesto, debemos multar y multaremos al infractor", añade.

Uno de los temores de la Generalitat es que a algunas empresas con fortaleza financiera suficiente les traiga cuenta abrir, pagar una multa y seguir abriendo en festivos prohibidos; pero, de poner nombre y apellidos al temor, ni hablar.

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