_
_
_
_
Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Fetiches y reliquias de los exiliados

Hace unos años iba a la Biblioteca de Cataluña y siempre me encontraba allí a Julià Guillamon, primer historiador, si no me equivoco, de la época de la contracultura y de los inicios literarios de nuestra dislocada generación, que recreó en La ciutat interrompuda. Él manejaba publicaciones antiguas. Años más tarde, hojeando El dia revolt, su libro sobre el exilio de 40 intelectuales catalanes y sus familias, me entero del gran partido que le ha sacado a aquellos días de la biblioteca y de qué leía: el semanario de literatura, arte y política Mirador, que se publicó desde 1929 hasta 1936 y donde colaboraron muchos de los intelectuales cuyo periplo, y el de sus descendientes, ha reconstruido en El dia revolt. Palau i Fabre, en los años de la posguerra, "enfermo de añoranza", leía y releía esa revista, de modo que años después Guillamon al conocerle comprobó que se sabía prácticamente de memoria muchos artículos. También para Guillamon leer en esa sala de la Biblioteca de Cataluña Mirador fue una experiencia singular, que le hizo comprender "el alcance de la derrota de 1939 y las consecuencias que me implicaban directamente".

'El dia revolt' es un híbrido de reportaje, libro de viajes, de historia y álbum de fotos muy evocadoras

Escrito a partir de una docena de viajes a Buenos Aires, Santiago de Chile, México D. F., Santo Domingo y otras capitales a las que le llevó el comisariado y la itinerancia de la exposición, Literaturas del exili en el CCCB, El dia revolt es un híbrido de reportaje, libro de viajes, libro de historia, libro literario propiamente dicho y álbum de fotos con gran poder de evocación. Es también una máquina del tiempo que lleva adelante y atrás por las décadas y por las generaciones, no sólo por los países del peregrinaje.

Sobre el exilio, y concretamente sobre el exilio de los intelectuales catalanes, se ha escrito bastante, pero en general el ámbito temporal documentado abarca desde el momento dramático del paso de los Pirineos hasta que zarpaban los barcos hacia ultramar, hacia México sobre todo, y el imaginario suele ser desolador: tardes de frío, gente en la carretera, miseria, campos de concentración... Esa miseria también la cuenta, claro está, El dia revolt, que está trufado de anécdotas tremendas: así, la viuda de Joan Sales (Incerta glòria) recuerda, porque efectivamente "es de aquellas cosas que no se olvidan", la noche que ella y su marido pasaron, camino del exilio, en un vagón de tren en la estación de Cervera, al lado de Carles Riba y de Antonio Machado...

Pero Guillamon abre el ángulo de visión para que también entren en cuadro otros países, las siguientes generaciones, experiencias de otro color e imágenes de otros estados de ánimo: vida social, fiestas, buenos negocios, riquezas llevadas a cuestas, fortunas adquiridas en América: el exilio también era eso; y los sentimientos contradictorios al regresar en los años cincuenta, sesenta, de países liberales a una patria muy diferente y mucho peor de aquella que el recuerdo y los relatos familiares habían idealizado, etcétera.

Este documento denso de vidas y destinos desde luego no creo que vaya a pasar desapercibido; llamo la atención aquí sobre la extensa colección de fetiches y reliquias que acompañaron la vida en el exilio de aquellos literatos ya fallecidos y que el autor pidió prestados a sus herederos para fotografiarlos en Barcelona e incorporarlos al libro. A primera vista parecen viñetas alegres que animan las páginas, pero es la corbata a rayas que, en el momento de salir del campo de concentración de Adge, Pere Vives le dio a Agustí Bartra y que éste conservó toda la vida en memoria de su amigo, fallecido poco después en Mathausen; es el despertador averiado que César-August Jordana describe en El món de Joan Ferrer (1971), el mismo que Jordana se llevó al exilio en 1939 y que se ha conservado entre sus libros y papeles; son llaves, cámaras, juguetes, cositas: signos de una devoción o de una lealtad hondamente humanas y conmovedoras.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_