Construir una tubería submarina del Ródano a Llançà llevaría ocho meses
Una ingeniería de Ciudad Real entrega a los partidos un proyecto de trasvase
El Ródano vuelve a estar en el horizonte del abastecimiento de agua a Cataluña. Y esta vez la que lo propone es una empresa española, de Ciudad Real. Alba Montecristo-UE, empresa dedicada a la investigación de proyectos de ingeniería, algunos relacionados con el agua, ha entregado esta semana a todos los partidos parlamentarios un proyecto de trasvase de agua del Ródano hasta Cataluña que, afirman, presenta varias ventajas sobre los proyectos conocidos hasta ahora. Es más barata y, supuestamente, no provoca agravios. Además, el tiempo para instalar una tubería sobre el lecho marino sería de ocho meses a partir del inicio de las obras.
El proyecto de Alba Montecristo, explica Antonio Ibáñez, director industrial de la firma, consiste en instalar una tubería sobre el fondo marino a menos de dos millas de la costa y en paralelo a ésta. La distancia no es casual. A menos de dos millas, las barcas de arrastre francesas no pueden faenar, de modo que así ni los pescadores afectan a la instalación ni se ven molestados por ella.
Una característica esencial del proyecto es el punto de la toma de agua. Por supuesto se puede hacer en el cauce del río. Pero también (se prevén las dos posibilidades) en medio del mar, 100 metros después del final de la línea de costa. Ahí el agua sigue siendo dulce, porque es la que entra del Ródano, y ni los campesinos ni quien tenga una concesión de uso puede aducir que está afectado.
La tubería es de polietileno, con un diámetro de dos metros, aunque los autores del proyecto preferirían que fuera de 2,40 metros. Se conecta, se lanza desde barcazas y se fija al fondo marino con elementos de hormigón.
El mapa del fondo señala que en este tramo la profundidad va de 15 a 25 metros. La empresa ha analizado la hipótesis de una tubería en línea recta desde la desembocadura del Ródano hasta Llançà (desde ahí, el agua se lleva al Ter para abastecer al sistema Ter-Llobregat). La ventaja es que se trata de un trazado más corto: 150 kilómetros, frente a los 190 si se sigue la línea de costa. Pero el fondo marino es más irregular (además del problema añadido de la pesca de arrastre).
La instalación submarina de la tubería se hace siguiendo el esquema de los llamados "arrecifes artificiales", adaptando cada tramo al entorno biológico de la zona. La alimentación de las bombas que impulsan el agua se hace con electricidad generada eólicamente o con conexiones a la red si el Gobierno francés opusiera reparos paisajísticos. Los generadores se instalarían en plataformas situadas a lo largo de trayecto y tendrían una altura de unos 35 metros (sobresaldrían unos 10 metros del agua). Estos puntos de bombeo se podrían situar a una distancia de entre 12 y 40 kilómetros uno de otro.
Además está el precio. El trasvase del Ródano por tierra cuesta unos 1.400 millones de euros y cinco años de obras, incluyendo el periodo de debate político. El precio del agua sale a 80 céntimos el metro cúbico. La tubería submarina rebaja el coste a 800 millones, el plazo de los trabajos a ocho meses (más el debate político) y el precio del agua sale, siempre según sus promotores, a 22 céntimos el metro cúbico.
Antonio Ibáñez y Antoni Puig, que trabaja con él en la dirección industrial, señalan que el trasvase del Ródano a Barcelona se puede hacer con dos tuberías, para garantizar el suministro si hay un problema en una de ellas. El caudal aportado es de un hectómetro cúbico diario, suficiente para abastecer toda la región metropolitana de Barcelona. Un hectómetro cúbico es apenas nada respecto a la media del Ródano en su desembocadura: 1.800 hectómetros cúbicos, 3.000 en primavera.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.