La Barceloneta que desaparece
El barrio de la Barceloneta es uno de los ejemplos más valiosos del urbanismo de la Ilustración europea. Creado de nueva planta en 1753 por Juan Martín Cermeño y otros ingenieros militares formados en la Academia de Matemáticas de Barcelona, el nuevo barrio se diseñó con un entramado ortogonal de calles que formaban unas manzanas con solares edificables del mismo tamaño. La primitiva urbanización de la Barceloneta durante la segunda mitad del siglo XVIII y primera mitad del XIX se realizó mediante la construcción de unas casas tipo de planta y piso diseñadas por los ingenieros militares, caracterizadas por su frontón triangular y las volutas de las claves de las puertas y ventanas.
El patrimonio histórico arquitectónico no puede conservarse si no se valora y se protege con la legislación
Con los progresivos permisos para aumentar el volumen edificado que se produjeron a lo largo de los siglos XIX y XX, las primitivas casas que definían la urbanización de la Barceloneta fueron desapareciendo bajo las remontas de las nuevas construcciones. Sólo algunas, muy pocas, las casas originales sobrevivieron casi intactas hasta finales del siglo XX. Desvanecido el modélico urbanismo que dio origen a la Barceloneta, estos ejemplos son, sin lugar a dudas, el mejor patrimonio histórico-arquitectónico que atesora el barrio.
El Plan Especial de Reforma Interior de la Barceloneta, aprobado en 1985, había contribuido a la salvaguarda de este patrimonio histórico al proponer la conservación de los ejemplos prototípicos de las casas originales del barrio. En cambio, en el nuevo catálogo del Patrimonio Arquitectónico Histórico Artístico de la Ciudad (2001) no se incluye ni uno solo de los ejemplos de la primitiva urbanización de la Barceloneta. Mientras que el Catálogo protege edificios seudomodernistas trasnochados de tercera o cuarta categoría y que en nada significan o singularizan la arquitectura histórica del barrio, cualquier resto de lo que fueron las casas originales diseñadas en el proyecto de urbanización del siglo XVIII queda desprotegido y, por consiguiente, puede desaparecer impunemente bajo la piqueta. No sabemos con qué criterio patrimonial, la verdadera arquitectura histórica de la Barceloneta no merece ser conservada.
Si los edificios originales que quedaban en el barrio -y que recogía y protegía el PERI- no se han catalogado ha sido por voluntad de no protegerlos, o lo que es lo mismo, con voluntad de que desaparecieran. Pueden derribarse completamente hasta dejar el barrio sin ningún ejemplo, sin ninguna seña de identidad de lo que fue su origen y su historia. El patrimonio histórico arquitectónico no puede conservarse si no se valora y se protege con los instrumentos que permite la legislación.
Y esto es precisamente lo que está pasando. El edificio de la calle de Sant Carles, número 26, es un ejemplo singular de la arquitectura original de la Barceloneta. Tanto sus visuales como su volumen -tres solares que daban a tres calles en el testero de una manzana- permitían entender la fisonomía de lo que fue el antiguo barrio. Además, su construcción durante el primer tercio del siglo XIX fue también singular, ya que allí se estableció la primera sede de lo que, con el tiempo, llegó a ser una de las empresas españolas más importantes de la metalurgia del cobre: la Fundición Lacambra.
Durante la última década, el edificio permaneció cerrado y abandonado mientras el PERI lo protegía. Como con el nuevo Catálogo de Patrimonio los edificios originales de la Barceloneta
no son ni patrimonio arquitectónico, ni histórico, ni nada, ya han empezado las obras de derribo de la cubierta y los forjados de esta casa singular. Quizá aguanten los muros periféricos y el edificio se remonte, y así podrán decir que no lo han tirado al suelo. Para el caso es lo mismo, pues la casa original desaparecerá irremediablemente, y con ella la fisonomía y los vestigios de lo que fue la urbanización originaria de la Barceloneta.
Iniciado el debate en favor de que no se destruya el patrimonio arqueológico descubierto en el subsuelo del Born, quizá sería éste el momento de reflexionar sobre la protección del patrimonio arquitectónico no subterráneo. Tal vez si nos refiriéramos a él como patrimonio arqueológico, su salvación tendría más suerte. Mientras se protegen restos de muros en el subsuelo, se permite la desaparición del patrimonio construido.
Seguro que si durante unas excavaciones apareciesen las estructuras y los cimientos de las casas originales de la Barceloneta se procedería a su documentación exhaustiva y se impediría su destrucción. Incluso quizá se firmarían manifiestos en defensa de la conservación de los restos de lo que en su día fue un hito en la historia urbana de la ciudad. Pero si las casas están en pie, no hace falta preocuparnos, no tienen más valor que el de la especulación inmobiliaria, y pueden desaparecer impunemente en aras de una mayor edificabilidad.
Es la política de la consentida desaparición del patrimonio arquitectónico histórico. En poco tiempo, la Barceloneta ya no tendrá ningún ejemplo vivo de su arquitectura original. Quizá podría haberse evitado, pero no se ha querido.
Mercè Tatjer, profesora de la Universidad de Barcelona, autora de una tesis sobre la Barceloneta y redactora del PERI de este barrio de 1985. Francesc Caballé, historiador y vecino del barrio.
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