Barcelona se despide de los plátanos
Los árboles que se identifican con el Eixample sólo se conservarán en las avenidas
Barcelona se va despidiendo poco a poco de los plátanos de sus calles. No hay un solo motivo: la vejez, las enfermedades y las malas condiciones de vida están haciendo mella en el plátano, una de las señas de identidad del Eixample. El área de Medio Ambiente del Ayuntamiento puntualiza que los plátanos de las grandes avenidas serán sustituidos por la misma especie. Eso pasará en la Gran Via, la Diagonal, el paseo de Gràcia, el paseo de Sant Joan y La Rambla. En esta última, el ritmo de sustitución será de una decena al año.
El proceso de sustitución del plátano ya empezó hace años: en 1994 había casi 60.000 ejemplares y ahora quedan 40.000. Muchos plátanos del paseo de Gràcia y de La Rambla barcelonesa están enfermos. "Eso se sabe desde hace tres décadas y ahora no es que estén enfermos, es que están muy enfermos y se tienen que sustituir", apunta el ecólogo Ramon Folch.
En 15 años se han eliminado 20.000 plátanos del Eixample barcelonés
2.000 cotorras han hecho sus nidos en las copas de las palmeras datileras
"Una sustitución de árboles se tiene que planificar con años de anticipación para que los ejemplares nuevos tengan cierta envergadura", añade. Y eso es lo que, de momento, no ocurre. Un ejemplo reciente son los plátanos que se han plantado en la Gran Via en sustitución de otros que se han visto afectados por obras. No tienen nada que ver con los que les rodean. De ahí no pocas de las quejas vecinales cuando se tocan árboles. "Al cabo de unos años, cuando han crecido, ya nadie se acuerda. Pero es un proceso que necesita su tiempo", apuntan en Medio Ambiente.
Uno de los técnicos que participan en los trabajos del proyecto de la reforma del tronco central de la Diagonal también subraya la importancia de la planificación. "Si se prevé sustituir los plátanos y las palmeras que se sabe que están mal, ya deberían estar encargados a los viveros", dice.
Los plátanos de alineación viaria más antiguos de la ciudad están en la calle de Wellington -corrieron peligro cuando se discutía el trazado del tranvía, pero consiguieron salir indemnes- y en el paseo de Sant Joan. Fue en las grandes avenidas de Barcelona donde se empezaron a plantar plátanos alineados en las calles al tiempo que nacía el Eixample. Pero se plantaron en tierra, no sobre asfalto, con un buen sistema de drenaje y sin contaminación. Es decir, sus condiciones de vida nada tienen que ver con las actuales. Son una especie muy sensible a los hongos y al estrés del medio urbano. Ambas cosas son las que propician su delibitamiento y la caída de hojas de forma prematura. Crecen mucho y rápido, y sus copas necesitan un espacio que sólo tienen las grandes avenidas. "Hay copas de plátanos que literalmente se meten en ventanas y balcones de las calles del Eixample. De ahí las podas", apunta Jordi Santiago, técnico municipal.
Explican en Medio Ambiente que muchas veces al trasplantar un árbol se encuentran con un verdadero lío de raíces enredadas en conducciones y cañerías. Con los ejemplares que se plantan ahora se utiliza algo parecido a un cajón para evitar ese problema.
Las calles de Barcelona tienen actualmente 154.000 árboles. De ellos, la gran mayoría, unos 100.000, se plantaron a partir de la segunda mitad del siglo pasado. Dicen técnicos municipales que la expresión de "árbol centenario" en el caso del arbolado alineado es más bien un mito que una realidad.
No sólo el plátano da problemas. Otras especies, como el olmo y la palmera datilera, también se están sustituyendo en los últimos años. En el caso de la palmera datilera, lo que ha propiciado su sustitución por la Washingtonia es que se han convertido en nido de unas 2.000 cotorras. Los nidos pesan y pueden hacer caer ramas, con el consecuente peligro que ello supone, según Medio Ambiente.
La salud del arbolado viario es bastante satisfactoria, según un chequeo realizado en 2008 por el Ayuntamiento. El 94% de los árboles estaban bien o tenían alguna alteración sin riesgo, el 3% requerían ser podados o derribados, y el 2% estaban muertos.
Árboles estresados por las obras
Lo de tocar árboles es algo delicado en Barcelona y propicia protestas de los vecinos y de entidades ecologistas que discrepan de la política municipal. Tal vez por eso, Medio Ambiente insiste una y otra vez en que se reponen más árboles de los que que se eliminan por urbanizaciones de calles o por obras de infraestructuras. Éstas son algunas de las cifras con que defienden su tesis: en 2008 se eliminaron 1.338 y se plantaron 3.149, y este año se prevé plantar 3.580 frente a los 2.206 que han desaparecido.
Gran parte de los árboles afectados lo son por obras de infraestructura, especialmente el trazado de la línea 9 del metro, la ampliación de la 5 y el túnel del AVE. Sostiene el Ayuntamiento que la mayoría se trasplantan en viveros para después replantarlos. Pero de la teoría a la práctica va un trecho y más de un especialista dice que de cada 10 árboles que se trasplantan cinco o seis mueren. "Se habla de los árboles como si fueran sillas y se pudieran mover de un sitio a otro sin que pase nada", afirman.
Además, no pocas de las infraestructuras hacen imposible que después se planten según qué tipo de árboles porque debajo hay una estación o un túnel. Eso ha pasado en la urbanización de la plaza de Lesseps, donde los árboles que se han plantado nada tienen que ver con el bosquecillo anterior. Y seguramente se repetirá en la plaza de André Malraux, de donde salieron cuatro grandes ejemplares conocidos como pata de elefante que han sido trasplantados en el cercano parque de la estación del Norte.
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