En la vendimia de Francia se gana un 45% más y la jornada es menor
Las campañas locales demandan mano de obra, pese a los 172.000 temporeros
Más de 9.000 andaluces han partido en los últimos días hacia la vendimia francesa, pero los que aspiraban a un trabajo en el país vecino rozaban los 20.000 jornaleros, una cifra que no se recordaba desde la década de los años noventa. Mientras , los empresarios de la fresa en Huelva o de la aceituna en Jaén advierten de que, si se prohíbe la contratación en origen, no podrán recoger sus cosechas.
Más de 9.000 jornaleros han ido este año a la vendimia francesa
Las prestaciones sociales en Francia elevan entre 120 y 154 euros el salario
En el subsidio agrario y la renta agraria hay inscritos más de 172.000 jornaleros, muchos de los cuales dan la espalda a las tareas agrícolas por las "indecentes" condiciones salariales y sociales del campo andaluz, según los sindicatos. En el último año se destinaron más de 873 millones de euros para el pago de subsidios agrícolas.
La población de Andalucía que trabaja en el campo en 2007 sólo llega al 8%. Con todo, en la comunidad hay unos 450.000 trabajadores en el Régimen Agrario, una cifra que por sí sola haría innecesaria la llegada de trabajadores foráneos.
¿Qué está fallando entonces? ¿Por qué los jornaleros andaluces prefieren desplazarse a miles de kilómetros de sus domicilios antes de enrolarse en alguna campaña agrícola regional? Las diferencias salariales y sociales entre la vendimia francesa y el resto de campañas autóctonas aportan las respuestas.
El salario medio de un peón agrícola eventual en Andalucía es de 5,97 euros por hora (la horquilla fluctúa entre los 5,38 euros del convenio del campo de Huelva y los 6,81 en la provincia de Sevilla), todo ello para una jornada semanal media de 38,66 horas semanales. En la vendimia francesa, por su parte, el salario para esta campaña es de 8,71 euros la hora, con una jornada semanal de 35 horas semanales. Además, hay incrementos salariales del 25% y el 50% si se superan con las horas extraordinarias las 43 y más de 43 horas semanales. Por si fuera poco, existen unas prestaciones familiares de entre 120 y 154 euros euros mensuales cuando los vendimiadores tienen hijos menores de 16 años. En definitiva, los sindicatos estiman que hay unas diferencias salariales del 45% entre lo que percibe un jornalero en Andalucía y en la vendimia francesa.
"Es un problema de dignificación del trabajo agrario. No puede ser que los trabajadores del campo sigan siendo trabajadores de cuarta categoría, es preciso equipararlos con otros sectores productivos", analiza Pedro Marcos, responsable de la Federación Agroalimentaria de UGT. Los agravios no sólo se manifiestan con relación al salario en Francia. Los trabajadores del Régimen Especial Agrario (REASS) llevan años reivindicando la equiparación con los afiliados al Régimen General. Éstos, según Marcos, cobran un 55% más en prestaciones sociales que los trabajadores del campo, que tienen una base de cotización fija independiente del salario del trabajador (en este momento cada jornalero cotiza por 699,9 euros al mes, una cifra que el Ministerio de Trabajo ha propuesto elevar hasta los 817 euros). Un sistema que los sindicatos consideran injusto porque limita las prestaciones por desempleo y la futura pensión.
También en materia de alojamiento hay sensibles diferencias entre los jornaleros de uno u otro país. En la vendimia francesa, los jornaleros andaluces son alojados sin coste alguno en casas facilitadas por los empresarios, una situación que en Andalucía sólo se da en la campaña de la fresa de Huelva, pero que se incumple de manera generalizada en las fincas olivareras y en los invernaderos almerienses.
"Afortunadamente los trabajadores andaluces no quieren ir a vivir a sitios cochambrosos, que es lo que ofrecen en general las campañas agrícolas andaluzas", señala Francisco Carbonero, secretario general de CC OO en Andalcía.Las críticas sindicales han sorprendido a los empresarios agrícolas. "No deja de ser sorprendente que los sindicatos critiquen lo que ellos han negociado y aprobado en los convenios colectivos", replica Ricardo Serra, presidente de la patronal Asaja en Andalucía. En su opinión, a los empresarios andaluces les gustaría poder cubrir sus necesidades laborales con mano de obra autóctona, pero explican que si acuden a la contratación en origen es "por necesidad" y porque no tienen cubiertas sus necesidades.
"No queremos que el paro que hay en la agricultura sirva de pretexto para evitar los contingentes de trabajadores de fuera", recalca Serra, que aboga por la profesionalización del campo y no porque se convierta en un sector refugio de otros gremios en crisis.
Los empresarios de Huelva necesitarán más de 6.000 extranjeros para completar los 20.000 puestos de trabajo que requiere la siembra de la fresa. En Jaén, cada año son unos 7.000 los inmigrantes que se desplazan a recoger la aceituna, pero esta campaña el Foro de la Inmigración advirtió de que apenas harán falta el 10% de esos inmigrantes.
Jornaleros cualificados
Tras verse obligado a rectificar, el ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, ha garantizado a la Coordinadora de Organizaciones Agrícolas y Ganaderas (COAG) que se mantendrá la contratación en origen para el campo. No obstante, esta organización entiende que también es preciso incentivar la contratación de los trabajadores que han quedado en el paro en los últimos meses. "Pensamos incluso que la mayor parte de los inmigrantes en paro han trabajado en el sector agrario, por lo que estaríamos hablando de una mano de obra más cualificada. Además, contribuiríamos a mejorar el bienestar social", señala Miguel López, secretario general de COAG.
Precisamente, las asociaciones de extranjeros tampoco quieren ser convidados de piedra en el debate abierto sobre la regulación de las contrataciones en origen. "Que no se olvide que los inmigrantes han creado riqueza en Andalucía, y ahora no se puede prescindir de ellos", subraya Miguel López, de la Asociación de Suramericanos en Jaén. López no oculta lo que a otros muchos les cuesta admitir en público: "Muchos empresarios prefieren la mano de obra de extranjeros porque les resulta más barata y no tienen los mismos derechos que los españoles".
"En 18 días ganamos como en un mes aquí"
Jorge Roldán y su esposa, Toni Ruiz, de Pinos Puente (Granada) son unos asiduos de la vendimia francesa, a la que acuden de modo ininterrumpido desde hace 18 años. Lo hacen por tradición familiar, pero también porque a lo largo de todo este tiempo no han encontrado en su tierra una alternativa laboral que les ahorre un desplazamiento de más de 1.000 kilómetros. "Si es que no hay color, en 18 días de trabajo en Francia ganamos como un mes en Andalucía, tenemos que aprovechar", comentaban Jorge y Toni el pasado jueves en Bailén (Jaén), donde se subieron al autobús que les transportó hasta el sur de Francia.
En algo menos de tres semanas, que es la estimación media de esta campaña de la uva en Francia, este matrimonio granadino prevé ganar unos 2.500 euros, que son casi netos porque el patrón les ofrece el alojamiento y parte de la manutención. Un dinero que difícilmente pueden obtener en esta época del año en su pueblo (no les queda más opción que cobrar el subsidio agrario), máxime después de que el marido se quedara parado hace unos meses de la empresa de riegos donde trabajaba como eventual.
Mecanización
Peor suerte ha corrido su cuñado José, víctima de la crisis del ladrillo y que se ha quedado sin empleo en la empresa granadina donde trabajaba hasta hace un mes. José ha intentado acompañarles a la vendimia, pero no ha podido ser: "Ahora hay menos trabajo porque hay mucha mecanización en los viñedos", explica, resignado, este jornalero, que acude a despedir a sus familiares. Otro coste que se ven obligados a pagar los vendimiadores es el tener que dejar a sus hijos en el pueblo con los familiares más cercanos, como le ocurre al matrimonio de Pinos Puente, con dos hijos de 18 y 15 años.
En el mismo autobús que Jorge y Toni viajan dos parejas jóvenes de Fuentes de Andalucía (Sevilla). Lo hacen porque también el paro les castiga, pero sobre todo atraídos por unas condiciones salariales mucho más atractivas en el país galo: "Hemos estado en la campaña de la aceituna en Jaén ganando 42 euros al día, y en Francia podemos llegar a los 90 euros cada día, y encima nos pagan la estancia y el billete de ida y vuelta", comenta Juan Manuel Zaya. ¿Y después de la vendimia? "Cuando tengamos 35 jornales, tenemos seis meses de subsidio agrario".
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