De pinzas y trinzas
El fantasma de la pinza recorre Andalucía. La designación de Sánchez Gordillo como cabeza de lista de IU en Sevilla ha puesto sobre la mesa la posibilidad de lo que antiguamente se llamaba un pacto a la griega y luego se denominó pinza: la alianza entre la izquierda radical y la derecha política. El secretario de Organización del PSOE de Andalucía, Luis Pizarro, ha rescatado el recuerdo de aquella legislatura en la que los cuates Rejón y Arenas "gobernaban desde el Parlamento", a decir del retirado líder antaño izquierdista y hogaño en los alrededores de quien le dé salud, dinero y amor. Cuando en IU parecían vacunados contra el espectro de las dos orillas, el sorpasso y toda la quincalla anguitista, la resurrección del mal llamado líder jornalero ha traído a la actualidad aquella época , en un momento en el que el electorado de izquierdas puede sentirse preocupado por el ascenso al poder de la derecha y el voto a IU puede no garantizar de manera eficaz que se le impida el paso al PP. Decía el que fuera director de The Washington Post, Ben Bradlee, que si anda como un pato, grazna como un pato y tiene plumas como un pato, seguramente será un pato.
De la misma manera, un dicho popular recuerda que el que tiene un vicio o se mea en la esquina o se mea en el quicio. Así que Sánchez Gordillo nos ha recordado la pinza cuando ha dicho que es igual el PP y el PSOE o cuando ha reclamado para Andalucía el "derecho a decidir" (sic) al estilo Ibarretxe o Carod. En política, como en el fútbol, si te pasan un balón en el punto de penalti lo normal es que lo remates a puerta. Eso ha hecho Pizarro, con gran consternación en el PP, a quien no le agradan estos recuerdos porque tras la pinza llegaron más gobiernos socialistas, el último con mayoría absoluta.
El director de El Correo de Andalucía ha acuñado un neologismo, la trinza: una la Triple Alianza entre PP, IU y PA, la posibilidad de que se promueva un tripartito caso de que el PSOE pierda la mayoría absoluta. Es harto improbable, y no porque Javier Arenas no lo vea con buenos ojos, sino porque para IU sería su liquidación. No creo que ni por activa ni por pasiva IU permita un gobierno de este tipo, pero no es del todo descartable con la irrupción de personajes como el alcalde de Marinaleda. Creo que IU aprendió de aquella época que no puede permitir gobiernos de la derecha, aunque luego en Chiclana votan como alcalde a un empresario con múltiples irregularidades laborales, fiscales y urbanísticas. Ya se ha hecho un pacto de la izquierda tras las elecciones municipales y es seguro que se haría así en el Parlamento andaluz, con la excepción del señorito Gordillo, que iría a su aire en defensa de la revolución, el proletariado, la redención de los jornaleros, la independencia de Andalucía y los dos sueldos públicos. Como dijo Napoleón, cuando el enemigo se equivoca, conviene no distraerlo. Y si en IU han cometido el fallo garrafal de volver a colocar a Sánchez Gordillo con el único fin de que Martín Recio (que fuera alcalde de Carmona en coalición con el PP) vaya de candidato al Congreso, pues sería absurdo no usarlo por sus adversarios.
Es de entender que al PP no le haya venido bien este debate, después del éxito de Javier Arenas en Tengo una pregunta para usted, donde se le vio suelto y seguro, con don de gentes, casi como un encantador de serpientes. Ya nadie se acuerda de que fue ministro de Trabajo y vicepresidente del gobierno de Aznar, el mismo de la guerra de Irak, el que negó a Andalucía los recursos que le correspondían por el censo, el que recurrió el complemento de las pensiones acordado por la Junta. Arenas tiene una rara habilidad para que la gente se quede con la idea de que él representa el cambio, como si nunca hubiera gobernado. Todo el mundo sabe que Arenas cuenta muy bien los chistes e incluso se dice que podría llenarse el Sánchez Pizjuán con la gente con la que queda para comer. Es olvereño sin haber nacido en Olvera y sevillano que se presenta por Almería como si fuera almeriense de toda la vida. Un arte indiscutible.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.