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Las pérdidas de Cajasur hasta agosto ascienden a 852,5 millones

La auditoría de Deloitte multiplica el agujero de la caja, que pasa a la BBK

Íñigo de Barrón

Los consejeros generales del Cabildo de la Catedral de Córdoba con representación en Cajasur comentaron ayer que fue un día "triste" para Córdoba y para su caja. Ellos lo decían porque desde ayer la entidad, con 132 años de historia, pasaba a ser propiedad de la BBK. Pero hay más elementos para la tristeza, como que Cajasur, tras la gestión de la Iglesia católica, pasa a ser propiedad de la BBK con unas pérdidas astronómicas que han superado las previsiones. Precisamente por esa mala administración se ha tenido que vender la entidad.

Según un informe de los auditores de Deloitte, Cajasur ha perdido 852,5 millones de euros hasta agosto. Estos datos fueron presentados ayer a los consejeros, en el transcurso de la asamblea que aprobó la cesión de la propiedad a BBK Bank. Con estas cifras, Cajasur ha logrado el triste primer puesto en pérdidas del sector, ya que Caja Castilla La Mancha (CCM) cerró el ejercicio 2009 con 830 millones de números rojos.

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Los 852,5 millones de Cajasur suponen multiplicar por 4,4 veces las pérdidas presentadas hasta junio, que alcanzaron los 191 millones. ¿Cómo se pueden perder 661 millones en solo dos meses? En realidad no es un problema de los últimos meses. El agujero que ha aparecido se debe a que se han aplicado criterios más estrictos en las tasaciones de activos, sobre todo inmobiliarios, y las mayores dotaciones exigidas por los auditores para cerrar el balance consolidado (incluido el grupo empresarial) de agosto. Lo que se desconoce es cuanto puede perder hasta el 31 de diciembre, momento exacto en el que la gestión quedará en manos de la BBK. Antes de su debacle, en junio de 2009, Cajasur ganaba, teóricamente, 6,6 millones.

Para hacer frente al desastre, la caja vasca cuenta con 392 millones de Esquema de Protección de Activos, un colchón dotado por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) para hacer frente a la morosidad futura. A simple vista, estos recursos van a ser escasos.

Estas pérdidas son consecuencias de la morosidad. Poco tiempo después de la intervención, los auditores revisaron la cartera de créditos y elevaron la tasa de dudosidad desde el 5% al 10%, a 31 de agosto. Si a los préstamos morosos se suman los fallidos, el saldo asciende a 1.828 millones.

El FROB inyectó 800 millones como capital a través de cuotas participativas. La BBK devolverá este dinero e inyectará alrededor de 900 millones en acciones de BBK Bank. Tras la intervención, el consejo de la caja está compuesto por tres personas del FROB. No obstante, a la asamblea celebrada ayer acudieron numerosos grupos representativos, como los del Cabildo, impositores, trabajadores, etcétera, aunque su presencia fue testimonial. La BBK colocará todos los activos en BBK Bank, una filial 100% de su propiedad. De esta manera, evita fusionarse con Cajasur, una entidad que es más grande que la BBK, por lo que la cordobesa hubiera tenido mayoría en los órganos de gestión de la entidad resultante.

El ex vicepresidente tercero, Juan Ojeda, criticó las explicaciones dadas por el Cabildo al dejar a la caja en esta situación. "Han tratado de justificar lo injustificable", dijo al terminar la asamblea, informa M. J. Albert. El Cabildo se escudó en la defensa del empleo para negarse a la fusión con Unicaja en mayo, que hubiese evitado la intervención. "Ya estamos acostumbrados a que no siempre se diga la verdad en estos casos", señaló Ojeda.

Imagen tomada al término de la asamblea de Cajasur. En primer término y de izquierda a derecha,   los interventores del FROB José Antonio Iturriaga y Francisco Orenes; el director general del FROB, Julián Atienza; y el también interventor Tomás González.
Imagen tomada al término de la asamblea de Cajasur. En primer término y de izquierda a derecha, los interventores del FROB José Antonio Iturriaga y Francisco Orenes; el director general del FROB, Julián Atienza; y el también interventor Tomás González.F. J. VARGAS

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.
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