La mujer que acusa al juez Serrano dice que sintió "terror"
La madre del menor alega que se le informó con un día de retraso
La madre del menor a la que el juez de Familia de Sevilla Francisco Serrano modificó el régimen de visitas prolongando un día la estancia con el padre para garantizar que el niño saliera en una procesión de la Madrugá de 2010 dijo ayer que sintió "terror" al no saber dónde estaba su hijo. Según declaró, conoció por la prensa y un día después de que le tuviera que haber sido entregado el niño, la resolución del juez. "Fueron horas de muchísima angustia", relató la mujer, que se siente "indignada, atemorizada e indefensa" por lo ocurrido.
Su declaración como testigo se produjo en la segunda sesión de la vista oral que se celebra en el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) contra el juez Serrano acusado de un delito de prevaricación dolosa. La Fiscalía pide 10 años de inhabilitación para el juez y una multa de 5.400 euros. El juicio acaba hoy.
El juez esgrimió el interés del menor por participar en una procesión
La mujer aseguró que se sintió "muerta civilmente" tras conocer la resolución unilateral del juez -que no consultó a los progenitores- y pese a las medidas que sobre la custodia ya había adoptado el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 4 de Sevilla que seguía el procedimiento de divorcio. "Él no me conocía a mí, ni mi divorcio. Se jactaba de que no hacía falta ni escucharme. ¿Por qué? ¿Porque soy mujer, porque soy víctima de violencia de género?", se preguntó.
La madre del menor, que aunque estaba citado no declaró tras renunciar la defensa, mostró su indignación por no haber sido consultada y defendió que había preguntado por correo electrónico a través de su abogada información sobre la procesión para saber quién se iba a responsabilizar de su hijo de 11 años durante esas horas, ya que entonces no estaba permitido a las mujeres participar en la cofradía de El Silencio. "No era pedir la luna", abundó.
El juez esgrime el "interés del menor" para justificar su decisión, adoptada por su juzgado dadas las "fechas anómalas", en Semana Santa, y la "urgencia" de la resolución para garantizar que el menor cumpliera su deseo. Escuchó lo que le tenía que decir el menor, que la mañana del Martes Santo llegó acompañado de su abuelo a su juzgado, y después le dijo que tenía que dirigir un escrito al decanato, algo que se encargó de elaborar un letrado que no era el que había llevado el divorcio del padre.
La secretaria del juzgado y varios funcionarios declararon también ayer y achacaron a un error, como dijo el juez, el número de registro que recibió el caso en un primer momento. Ya en el decanato, al que se dirigió el escrito, una funcionaria aseguró que fue el letrado Joaquín Moeckel -que no es el abogado que acompañó al abuelo pero sí era el que llevaba el divorcio del padre- el que lo entregó y dijo que el asunto "tenía que ir al Juzgado de Familia número 7". Y contó que ya se había hablado ese tema con el juez decano, al que de hecho admitió haber llamado el propio Serrano.
Ante esas circunstancias y puesto que había habido una declaración antes, la funcionaria le pidió a Moeckel que él mismo apuntara en el escrito el número de identificación y escribió también el número 7 (del juzgado). El caso regresó al despacho de Serrano quien adoptó la medida.
Tanto el acusado como Moeckel, que declaró como testigo el primer día, negaron la existencia de una amistad entre ambos. El letrado asistió en un caso al juez, aunque ahora su defensa la ejerce Miguel García-Diéguez. El acusado aseguró que no tenía conocimiento previo del proceso y justificó que llegara a él por tener fama su juzgado de "puertas abiertas". La madre, por su parte, mantiene que Moeckel es "amigo" del juez y que ella sufre la "maquinaria" que su marido puso en marcha para "dejarla aplastada e indefensa" valiéndose de las gestiones de su abogado y las de éste con el juez Serrano.
También declaró una fiscal que recomendó a Serrano atender la demanda del menor si lo así lo manifestaba, si bien ella no intervino en la decisión. En la sesión de ayer, el presidente del tribunal, Lorenzo del Río, llamó insistentemente la atención al letrado de la acusación particular y en alguna ocasión a la defensa, cuando ambos protagonizaron una discusión en la sala.
La madre ha lamentado el trato "vejatorio" que, según ella, sufrió en los medios de comunicación cuando ocurrieron los hechos.
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