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Tres jugadores juveniles dan una paliza a un árbitro

El colegiado ingresó en el hospital

De lunes a viernes, Manuel Montané trabaja de comercial en una empresa de alimentación. Los fines de semana reparte el tiempo entre sus dos hijos pequeños y su afición: árbitro de fútbol. Ayer, sentado en el salón de su casa de Castilleja de Guzmán (Sevilla), revivía la agresión que sufrió el pasado domingo mientras arbitraba un partido entre los equipos de juveniles del Betis y del Cerro del Águila disputado en la localidad sevillana de Benacazón.

Sabía que tarde o temprano podía correr esa suerte. "Pasa cada fin de semana", dice. A él se le pasó por la cabeza el domingo, cuando vio al equipo del Cerro del Águila. Hace un mes, les arbitró ante el Coria. De aquel encuentro salió con una denuncia por parte de la madre de uno de los jugadores del Cerro, al que supuestamente agredió. Él lo niega. Pero cree que de aquellos lodos, estos barros. "Fui a sacar una tarjeta amarilla a un jugador, cuando me di cuenta de que era la segunda. Le mostré la tarjeta roja, se abalanzó sobre mí y empezó a pegarme", cuenta. A partir de ese momento sólo recuerda estar tumbado en el césped y "20 pares de botas" sobre su cuerpo.

Los asistentes médicos del Betis tuvieron que atender a Montané, de 34 años, en uno de los vestuarios del estadio. Tenía contusiones por todo el cuerpo, una brecha en el ojo derecho y llegó a vomitar. Hasta perdió la consciencia durante cerca de media hora.

Tras las primeras atenciones, el árbitro fue trasladado al hospital. Él mismo solicitó el alta a los médicos para poder pasar la noche en su domicilio. Una noche en la que "apenas he dormido porque me dolía todo. Tengo moratones hasta debajo de las uñas", cuenta mientras se queja de las molestias que le produce el collarín que debe llevar para proteger las lesiones en el cuello.

Los representantes de ambos equipos aseguran que en la agresión sólo estuvieron implicados tres jugadores, identificados posteriormente por la Policía Local de Benacazón. Y que el resto de los futbolistas y cuerpo técnico trataron de detener a los agresores. "Ahora mismo no salimos del asombro. Jamás en la vida pudimos pensar que unos chavales se pudieran cargar la labor de 15 años con más de 200 niños y diez categorías", declaró el presidente de la Asociación Deportiva Cerro del Águila, Francisco Chimeno. Los tres jugadores que atacaron al árbitro han sido expulsados por su club. Mientras, el entrenador ha dimitido y se siente impotente para solucionar el conflicto generado y el ambiente enquistado del equipo. La ministra de Educación, Mercedes Cabrera, expresó ayer su solidaridad con el árbitro agredido. "Violencia y deporte son incompatibles", afirmó.

La Guardia Civil visitó ayer al árbitro y tras su próxima declaración decidirá si es procedente realizar detenciones. Un portavoz del cuerpo informó de que ayer aún no se les había tomado declaración a los atacantes. Mientras, el árbitro expresó de manera gráfica su deseo de justicia: "Espero que el próximo partido que jueguen sea en el patio de la cárcel"

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