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Unidad al pie de la mayor fosa

Todos los partidos recuerdan a los 4.177 fusilados del cementerio de San Rafael

Fernando J. Pérez

Los partidos políticos y la sociedad civil malagueña ofrecieron ayer una rara muestra de unidad y concordia en un asunto relacionado con la memoria histórica. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, del PP, y la consejera de Justicia de la Junta, Begoña Álvarez, del PSOE, presentaron juntos el informe definitivo sobre la exhumación de las fosas comunes del antiguo cementerio de San Rafael, donde entre febrero de 1937 y mayo de 1957 fueron ejecutados un total de 4.177 republicanos.

Entre el 16 de octubre de 2006 y la misma fecha de 2009, un equipo de arqueólogos de la Universidad de Málaga, apoyados por voluntarios y por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, ha recuperado y catalogado un total de 2.840 esqueletos, según el informe, que fue presentado en el auditorio del Museo Picasso. La mayoría de ellos, un 97%, corresponden a varones mayores de 15 años que fueron fusilados en los dos meses posteriores a la entrada en Málaga de las tropas sublevadas contra la República, comandadas por Gonzalo Queipo de Llano. Casi todos los esqueletos presentan balazos en las zonas torácica y abdominal y muchos de los cráneos tienen orificios causados por el tiro de gracia, explicó ayer Sebastián Fernández, profesor de Arqueología de la UMA y director del proyecto.

"Los caídos franquistas son también nuestros caídos", dijo Álvarez

Todos los cuerpos desenterrados han sido introducidos en urnas individuales, custodiadas actualmente en el Parque Cementerio de Málaga (Parcemasa). Cada caja tiene pegada una ficha en la que los arqueólogos han consignado las medidas de los huesos recuperados y otros aspectos, como los objetos que se han encontrado junto a cada esqueleto. Los investigadores han recuperado, entre otras cosas, monedas, hebillas de cinturón y un juego de dominó de caña que un preso labró para entretenerse en los días previos a su fusilamiento. El protocolo de exhumación puesto en marcha en San Rafael ha servido como base para el resto de excavaciones de fosas comunes de la Guerra Civil en España.

La diferencia entre la cifra de fusilados -obtenida tras años de cotejo de archivos civiles, militares y penitenciarios- y la de cuerpos recuperados tiene una explicación, al menos en parte. Antes de su clausura, a mediados de los 80, el cementerio, antiguamente a las afueras de la ciudad y hoy en pleno casco urbano, se quedó pequeño e hizo falta vaciar fosas para dejar espacio para nuevos enterramientos.

"No se trata de imitar la fastuosidad franquista de culto a sus caídos, que también son nuestros caídos (...) lo que es indiscutible es la diferencia entre la conmemoración que tuvieron unos y otros", afirmó la consejera de Justicia. Por su parte, el alcalde de Málaga destacó los trabajos de excavación como "una labor digna de ser resaltada (...) que permite cerrar heridas".

Francisco Espinosa, presidente de honor de la ARMH malagueña y verdadero artífice del proyecto de exhumación, recordó muy emocionado cómo "durante el franquismo era imposible saber el motivo y las circunstancias de los asesinatos. Los padres no hablaban de ello para proteger a sus hijos". Manuel Muñoz, familiar de un fusilado, pidió un aplauso para el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, imputado por prevaricación por tratar de investigar los crímenes de la dictadura franquista. La ovación, bien por convencimiento bien por simpatía hacia la víctima, fue secundado por todos, concejales del PP incluidos.

La consejera de Justicia, Begoña Álvarez, en la presentación del informe, junto al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.
La consejera de Justicia, Begoña Álvarez, en la presentación del informe, junto al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.JULIÁN ROJAS

Pendientes del ADN

De los miles de cuerpos recuperados sólo uno ha podido ser identificado utilizando técnicas de ADN. Se trata del padre de Francisca Córdoba, que, año tras año junto a su familia, se encargó de renovar la marca que fijaba exactamente el lugar del enterramiento. Otros 200 familiares se han apuntado hasta el momento para someterse a estas pruebas, aunque el deterioro de los huesos -los ejecutores arrojaron cal viva sobre los cadáveres para acelerar su descomposición- complica la extracción del material genético.

Los esqueletos volverán a San Rafael en el futuro. El escenario del horror se convertirá en un parque público presidido por un mausoleo en el que reposarán más dignamente los restos exhumados.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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