Cultura pospone la apertura de Santa María de Úbeda 32 meses
La iglesia de Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda (Jaén) es, sin duda, una de las principales joyas del Renacimiento andaluz. El templo, Monumento Nacional desde 1926, es uno de los atractivos monumentales de esta ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad, pero se da la paradoja de que toda una generación de ubetenses y los miles de turistas que llegan cada año todavía no la conocen. El edificio, de 3.000 metros cuadrados, se cerró al público en 1983 por su estado de ruina derivada de la situación de abandono en la que se encontraba. Más de un cuarto de siglo después la Junta -encargada de su restauración- aún no ha sido capaz de reabrirla, pese a haber invertido ya más de cinco millones de euros.
La consejera de Cultura, Rosa Torres, ha arrojado un nuevo jarro de agua fría a los ubetenses: los trabajos de la quinta y última fase no concluirán al menos hasta dentro de 32 meses. Es decir, la iglesia no volverá a ser visitable hasta 2012, a pesar de que la anterior consejera y ministra de Cultura, Carmen Calvo, llegó a anunciar en su día que abriría sus puertas en el verano de 2003.
El monumento, cuya fachada principal comparte protagonismo con el templo del Salvador de la majestuosa plaza Vázquez de Molina, se edificó tras la conquista de la ciudad por Fernando III el Santo, en 1234, sobre la antigua mezquita aljama. Desde 1259 a 1852 fue colegiata, y su valor estético se debe sobre todo a la superposición de estilos que presenta, "un compendio de la historia del arte" para la consejera de Cultura. La portada y fachada son del siglo XVII; la fachada norte, renacentista; el claustro, antiguo patio de la mezquita, es gótico tardío; dentro del claustro, los pilares y arcadas son gótico mudéjar y tiene numerosas capillas de todos los estilos de los siglos XV al XVIII. El insigne arquitecto Andrés de Vandelvira dejó su huella suprimiendo pilares y duplicando la anchura de la nave central.
Desde que la Junta realizó los primeros trabajos de emergencia en 1989, se ha recuperado el artesanado mudéjar. También se ha intervenido sobre los muros y bóvedas de las capillas, las solerías, los zócalos de mármol, la piedra arenisca y la madera, y se han eliminado añadidos de nulo valor histórico. Ahora, en la quinta y última fase, la Junta anuncia otros 2,2 millones para que "un bien del patrimonio andaluz que estaba a punto de perderse no sólo tenga unas condiciones de seguridad estructural muy importantes, sino para verlo brillar con su esplendor original", dice Torres.
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