Arquitectura de vanguardia y debate
La Torre Pelli, la Biblioteca del Prado y el plan de la Encarnación dividen a los expertos
Tres nuevas edificaciones agitan el debate en Sevilla en los últimos tiempos. La Torre Pelli, la Biblioteca del Prado de San Sebastián y el proyecto Metropol Parasol de la plaza de la Encarnación han reavivado las diferencias en torno al modelo urbanístico de la ciudad. Los defensores de estas edificaciones aducen que cuando estén construidas, los vecinos las asumirán como algo propio, como un motivo de orgullo para Sevilla. Sin embargo, sus detractores creen que las ubicaciones de estos edificios no son las más adecuadas para preservar ese carácter de ciudad histórica y monumental por el que Sevilla es célebre.
La petición hecha por la Unesco, el pasado domingo, para que se paralice la construcción de la Torre Pelli ha destapado la caja de los truenos. El Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla (COAS) convocará una asamblea sobre la Torre Pelli en septiembre. Y el acto culminará con una votación en la que los arquitectos de Sevilla mostrarán su postura ante el impacto visual de este rascacielos de 178 metros sobre la ciudad.
"Sevilla gana con la nueva arquitectura", afirma el concejal de Urbanismo
Un grupo defensor del patrimonio critica la ubicación de los edificios
El COAS también ha manifestado sus reparos ante la construcción de la nueva Biblioteca Central de la Universidad de Sevilla, obra de la arquitecta iraquí Zaha Hadid, en el Prado de San Sebastián. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha anulado la construcción de la biblioteca.
Toda esta catarata de acontecimientos ha reactivado un viejo debate que parece consustancial a Sevilla. ¿Se puede conciliar la arquitectura de vanguardia con una ciudad llena de tesoros históricos y monumentales?
El concejal de Urbanismo, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis (PSOE), muestra su apoyo a la arquitectura de vanguardia. "Desde el Ayuntamiento tratamos de que todos los conceptos de ideas arquitectónicas sean enfocados hacia esa nueva arquitectura. Sevilla gana con esta orientación porque introduce valor. Sevilla es atractiva por sí misma. Y la nueva arquitectura puede provocar que a los que conozcan Sevilla les apetezca volver para observar esta monumentalidad imbricada con la vanguardia arquitectónica", comenta Gómez de Celis.
¿Cuál es la relación que estas tres edificaciones tendrán si, finalmente, son construidas con los edificios históricos de Sevilla, como la catedral, el Alcázar y todos los palacios y enclaves monumentales de la ciudad? "La misma que tienen el Pabellón de la Navegación, el puente del Alamillo o Torre Triana. Es nueva arquitectura en un ámbito donde se ha innovado mucho. La Cartuja ha sido un lugar de innovación y vanguardia. Las tres nuevas edificaciones añadirán valor a lo que existe. Cuando alguien pasee en el entorno de la catedral, no verá la Torre Pelli, sino que verá la catedral y la Giralda. Cuando los tres edificios estén construidos e integrados en la vida cotidiana, la ciudadanía los hará suyos. Integraremos esos edificios de vanguardia en el orgullo sevillano y los defenderemos a capa y espada como algo nuestro", concluye Gómez de Celis.
Santiago Cirugeda, un arquitecto sevillano que ha trascendido fronteras por la originalidad de sus creaciones y que apuesta por una ciudad cuyos barrios cuenten con los mismos servicios que el centro, opina que las tres construcciones obedecen a "una política de búsqueda de edificios singulares". "Es una política de iconos. En Sevilla no hace falta poner nuevos iconos. Volvemos a los nombres famosos, a los arquitectos singulares que no miran los problemas de los barrios, que no escuchan otras voces que hablan de necesidades sociales", señala Cirugeda, El arquitecto considera que estos edificios son "un despilfarro público enorme".
José Ramón Sierra, uno de los arquitectos más prestigiosos de Sevilla, opina que hay que analizar los tres proyectos por separado porque "son completamente distintos". "El proyecto de la Encarnación es completamente inútil y está basado en un empeño retórico, en una especie de capricho de alguien. Formalmente no le encuentro el más mínimo interés. Es un despropósito", dice Sierra. "La Torre Pelli es un edificio bastante especial por altura y densidad. Sus dos componentes fundamentales son la calidad arquitectónica del edificio y las infraestructuras que necesita una torre de esa envergadura para su correcto funcionamiento. No está dentro del centro histórico. Está justo en los límites. Será una cuestión de medir esa interferencia y tomar las medidas convenientes para que el impacto sea el mínimo", explica el arquitecto.
"La Biblioteca del Prado de San Sebastián es otra iniciativa de carácter contradictorio. Me da la impresión de que es un asunto que no se ha llevado bien desde el principio. La elección del sitio es parte muy importante del problema. Se elige el sitio de la biblioteca destruyendo una parte del parque. A Sevilla no le sobran las zonas verdes", recalca Sierra.
Andrés Joaquín Egea, presidente de la Asociación por la Defensa del Patrimonio Histórico de Andalucía (Adepa), opina que los tres edificios representan "una agresión contra la visión de la ciudad no tanto por lo que significan como arquitectura moderna, sino por el sitio donde están ubicados". Adepa cuenta con cerca de un centenar de miembros (abogados, arquitectos, historiadores, estudiantes).
"Tanto el edificio de Pelli como el de Zaha Hadid son interesantes. El problema fundamental es su ubicación. Si, por ejemplo, se trasladara la biblioteca a terrenos de la Expo sería algo extraordinario, ya que Hadid es una de las mejores arquitectas de las corrientes más vanguardistas. También sería extraordinario si se trasladara la Torre Pelli a Sevilla Este. Porque debe haber dos Sevillas. Debe, así, haber una Sevilla que sea capaz de conservar lo mejor y lo que le ha dado carácter propio. Y debe crearse una nueva Sevilla que engarce con el futuro", comenta Egea, que es director del Colegio Buen Pastor.
"Estamos a favor de renovar la arquitectura. Creemos que en una zona nueva no se puede repetir la casita del siglo XVIII. Pero tampoco tiene sentido destruir una casita del siglo XVIII para poner en su lugar algo que no se corresponde con la herencia del pasado", concluye Egea.
El debate es, pues, mucho más complejo que el de tradicionalistas frente a renovadores. La arquitectura de los tres edificios despierta opiniones favorables y contrarias. Y su ubicación está en el centro de esta marejada que agita la ciudad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.