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El 28% de los inmigrantes que vive en Andalucía fue a la universidad

La alta formación de los extranjeros contrasta con sus trabajos

Tereixa Constenla

Trabajan en la construcción, en el cuidado de ancianos, en los invernaderos, en la limpieza doméstica y en la hostelería. Uno de cada dos inmigrantes empleados vive de trabajos no cualificados. Su presencia masiva en estos sectores impide ver más allá de las tareas de poca formación que desempeñan aquí. Pero alguien que les ha investigado distinguió ayer entre ocupaciones y perfiles. "Puede ocurrir que tengamos una maestra en el servicio doméstico o un ingeniero agrónomo trabajando de peón agrícola", aclaró ayer Sebastián Rinken, doctor en Ciencias Políticas e investigador del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA).

El 28% de los inmigrantes afincados en Andalucía tienen estudios universitarios. Un porcentaje que crece hasta el 36% si se analiza sólo a los procedentes de Europa del Este e Iberoamerica. "Hay un desajuste llamativo entre la formación y la ocupación", apreció Rinken, que contrastó la notable cualificación profesional de los extranjeros con la de los andaluces. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que reflejan cifras de 2006, sólo un 18% de los andaluces mayores de 16 años tienen estudios universitarios.

En opinión del investigador, la respuesta "debería pasar por aumentar el empleo de calidad y que éste se cubra en función de méritos profesionales y no por el lugar de nacimiento". Rinken presentó ayer el estudio La inmigración en Andalucía: una visión desde el siglo XXI, editado por el Centro de Estudios Andaluces, un organismo que depende de la Consejería de Presidencia.

El trabajo se sustenta sobre datos de anteriores investigaciones como el estudio Necesidades de la población inmigrante en Andalucía y Opiniones de la población andaluza ante la inmigración. A finales de 2006, según el INE, había 527.000 inmigrantes empadronados en Andalucía. Su distribución no es uniforme. Málaga y Almería acogen al 66% de estos extranjeros.

Este desigual asentamiento está justificado por las oportunidades laborales y no abundan los desplazamientos. "A excepción de una pequeña minoría, los inmigrantes tienden a instalarse de forma estable en el lugar elegido, sin inclinación alguna al nomadismo", recoge el estudio.

Sobre el perfil de extranjeros extracomunitarios -emigran con afán de trabajar frente a los comunitarios jubilados-, el estudio sostiene que "no suele tratarse de personas en situación social extremadamente precaria, sino sobre todo de personas cuyo nivel formativo les permite constatar una falta alarmante y estructural de oportunidades en su país de origen".

El auge de la inmigración está ligado a la bonanza económica. Rinken destacó ayer que casi todos los inmigrantes trabajan. La tasa de desempleo desciende además conforme aumenta el tiempo de residencia en Andalucía (ver gráfico). Y viceversa. El 80% de los que llevan menos de 15 meses en Andalucía no son cotizantes a la Seguridad Social.

El análisis de los ingresos muestra que el 75% cobran entre 250 y 1000 euros al mes. Sólo un 12% supera la barrera del mileurismo. El estudio también constata el bajo uso de los recursos sociales: alrededor del 3% percibe prestaciones sociales. Rinken hizo hincapié también en el papel de las administraciones públicas: "No existe ningún otro país del mundo que configura derechos sociales a partir del empadronamiento de los inmigrantes, es una posición muy abierta y generosa".

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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